domingo, 31 de diciembre de 2017

EL SUEÑO DE DIOS ES UN PESEBRE SIEMPRE VACÍO



Me he detenido muchas veces ante el belén recién montado, atraído por los colores de las figuras, por las luces, por los ruidos, por las varias escenas de vida cotidiana de la pequeña aldea de Belén. Sin embargo, este año sólo he tenido ojos para el pesebre. No para el pesebre en cuanto tal, sino por ese “estar vacío” pronto para acoger a alguien. Aquel pesebre acogió al Señor: no hay lugar para Él en la posada. Los hombres no lo acogieron y el Hijo del Hombre encontró calor allí donde las bestias comen su heno. Únicamente los pañales en los que María lo había envuelto, a duras penas nacido, para calentarlo. ¡Qué extraña es la Navidad! Es la fiesta del rechazo de Dios y de la acogida que Éste, por su parte, hace del hombre.
Más me fijo en aquel pesebre más me doy cuenta que allí se encuentra todo el sentido de ese nacimiento, de la misión de Jesús: es el cumplimiento de las promesas de Dios, es la salvación hecha carne, es el Amor hecho hombre. El pesebre es el sueño de Dios, de Aquel Padre que desea devolver dignidad a la criatura que traiciona, mata, viola, genera injusticias y sufrimientos. Es el sueño de Dios que por nuestro amor se hace hombre en nosotros para recordarnos que nuestra verdadera identidad es la de ser como Él.
Es a aquel pesebre que hemos de volver para reencontrarnos a nosotros mismos, para ser verdaderos hombres. Es aquel sencillo y pobre pesebre que hemos de contemplar para recuperar nuestra autentica humanidad. Navidad es el sueño que Dios tiene de querer ver aquel pesebre siempre vacío, siempre libre, porque para cada hombre que nace, que viene a la luz, debería haber siempre un lugar cálido y acogedor en el que reposar. Y con pañales que lo envuelvan como un abrazo, venciendo así el frio de la indiferencia que mata. 

Si para el Niño de Belén, el Hijo de Dios, no había lugar entre los hombres, para nosotros en cambio siempre habrá un lugar en el corazón de Dios, de aquel Dios que restituye dignidad y belleza a toda carne. Sin amor, sin Dios, el hombre experimenta el infierno en la tierra porque “infierno es allí donde no está Cristo”(Paul Claudel)
Hoy Jesús nace en el pesebre de tantas vidas destrozadas, de tantos corazones incomprendidos, rechazados, maltratados, endurecidos y embrutecidos por el pecado y el egoísmo, y a todos devuelve la luz, la paz, la fuerza, la valentía, el gozo, la libertad…
Jesús quiere nacer cada día en nosotros para envolvernos en los pañales de su amor, en el calor de su abrazo. ¡Pero el sueño de Dios no concluye aquí, no puede acabar así! Su sueño continúa y espera que todo hombre, toda criatura se haga pesebre, cuna, casa para sus hermanos.
Es verdad que cada año nos llenamos la boca de estas palabras altisonantes. Por Navidad parecen letanía de la obligada cantilena de “buenismos”, casi un antídoto a nuestras Navidades fiesteras y consumistas, mientras nuestro egoísmo nos vuelve cada vez más obesos e indiferentes. A menudo, también en nosotros, no hay lugar para el amor, para la acogida de aquellos últimos, en los que tú mismo a veces te has colocado. Libéranos, Señor, del fardo pesado de todo cuanto nos impide amar y ser libres. Devuélvenos, en esta Navidad, el gusto de las cosas simples que demasiadas veces damos por hechas, el gozo de lo esencial. Sorpréndenos una vez más y haznos descubrir que es bueno que Tú estés aquí, entre nosotros, débil e indefenso Niño, radiante y perturbador Misterio. Y susurra a mi corazón, a nuestro corazón en esta noche: es un regalo que estés aquí.
Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 1 al 7 de enero



Dena

Intenciones de las Eucaristías.
Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: Solemnidad de Santa María Madre de Dios. Misa a las 12:30 por Manuela Regueiro Otero, esposo Julio y difuntos de la familia.
Martes: Por María victoria Pérez Domínguez, Josefina Fernández Dopazo y difuntos de la familia.
Miércoles: Por Alejandro Camaño Pérez, esposa y nieta María del Carmen. Herminia Arosa Fernández y Manuel Seijas Lastres.
Jueves: Por Nai; Luisa Padín Cacabelos y esposo.
Viernes: No habrá Misa.
Sábado: Solemnidad de la Epifanía del Señor. Misa a las 9:00 por Aurora Insua Camaño, Lolita Camaño y difuntos de la familia. Segunda a las 12:30 por Divina Arosa Lobato, Eladia Rey Mosquera, Manuel Jamardo Ortigueira y difuntos de la familia. Al Santísimo Sacramento y a San Antonio a intención de Josefa Jamardo Rey.
Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Ángel Dopazo Castro y esposa Dolores; A Santa Lucia a intención de un devoto.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Jueves día 4: A las 18:00 funeral de seis años por María Esther Lores Blanco, de Piñeiros y sus abuelos. A las 19:00 Misa por Francisco González da Capilla, hija María del Rosario; Josefina Méndez Vidal y esposo; Inocente Otero Fernández, esposa Elisa, hijos: Manuel, José y Pedro.
Sábado, día 6: Solemnidad de la Epifanía del Señor. Misa a las 11:00 por Dorinda Gondar Uzal, esposo Alfonso, hijos Celso y Arturo, Rosa Carballa Padín; Eulogio Blanco Chan.

Domingo, día 7: Misa a las 11:00 por Juan Torres Dopazo, das Pedreiras; José Manuel Martínez Carballa y José Martínez Troncoso, da Vichona.

domingo, 24 de diciembre de 2017

LA FIDELIDAD DE DIOS Y DE MARÍA


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La liturgia de este domingo se abre con la oración colecta de la Iglesia que invoca sobre sí misma la fecundidad del Espíritu concedida a la Virgen María. Esta fecundidad se fundamenta en el presupuesto de la humildad, ya que Dios escoge a sus colaboradores entre los humildes, y produce gozo, porque la maternidad que se deriva es fuente de novedad y de vida. 

La maternidad espiritual es presentada como una fuerza extraordinaria que si bien es don de Dios, es también el resultado de una elección especial de la gracia. Es esta la razón por la que la Virgen en este domingo, es el centro de la celebración, tanto como ejemplo práctico a seguir, como referencia contemplativa, simbólica y real, del poder de Dios, capaz de hacer cosas grandes a partir de nuestro “sí”.

La figura de David que traslada el arca de la Alianza para construir una digna morada, una casa, un Templo, una estancia para Dios como cumplimiento de su promesa es potentísima. David querrá construir una casa para Dios y será Dios quien construirá una casa para David: un linaje de salvación a partir del más humilde y pequeño hijo de Jesé. Es la promesa de un Dios siempre fiel a sí mismo. El hecho que en Cristo Jesús nos vendrá comunicado todo el misterio de Dios es un ulterior testimonio de su iniciativa fiel respecto al hombre. Nada cae en saco roto o en el olvido. Dios mantiene lo que promete y su palabra es siempre eficaz. 

Correlativamente a este mensaje, la página de la Anunciación en el evangelio de este 4º domingo. Seguramente es la página más leída, amada y contemplada de la tradición católica. La aman los teólogos, los santos, losa artistas, pero también los simples fieles que reencuentran siempre en ella un misterio profundo. Es el anuncio de la Redención, como cumplimiento de las promesas de Dios, pero también como inicio de una nueva esperanza que supera el pasado y apunta hacia la eternidad. En ella encontramos el perfume de la salvación, toda su ternura y su potencia, escondida en las cosas sencillas. 


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El Arcángel con sus palabras expresará ante todo la continuidad con el pasado (…le dará el trono de David su padre) La Redención nace como un vástago del tronco de Jesé. Pero las palabras de Gabriel contienen una novedad inesperada: el Espíritu Santo que bajará sobre María y extenderá con su sombra en ella el poder del Altísimo. Es una cita que retoma la imagen de una las manifestaciones más importantes de Dios: la nube que acompaña al Arca (experiencia luminosa y oscura al mismo tiempo). En una palabra: Dios tomará posesión de María convirtiéndola en su morada entre los hombres. Esta imagen subraya al mismo tiempo la sacralidad de la naturaleza del Mesías que está por nacer e ilumina el papel de la Madre de Dios, el título ganado en la Tradición antes que el dogma propio, gracias a esta página de San Lucas. En las entrañas de María y en la humanidad de Cristo, Dios ha obrado y ha establecido su morada entre nosotros. 

Muchas veces en la predicación a partir de esta página de la Anunciación damos preponderancia a la dimensión activa de la respuesta de María o evidenciamos ese apelativo de “llena de gracia”, con la intención de demostrar la importancia de la Virgen en el plan de Dios. Este domingo nos ofrece la oportunidad de enfocar diversamente, poniendo el acento en la coherencia de la acción de Dios, el único sujeto que nos regala a David, a María y las promesas que unen a ambos hasta llegar a nosotros a través del anuncio de la Iglesia. En otras palabras, este domingo de Adviento podría dedicarse a la fidelidad de Dios, a su constante presencia de Padre, que a veces parece esconderse, pero que en realidad obra siempre con el fin de corregir y guiar a sus hijos hacia el camino de la libertad y la verdad. Dios salva siempre. Esta es la razón por la que Jesús viene a nosotros. 

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 25 al 31 de diciembre.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas

Lunes: Natividad del Nuestro Señor Jesucristo. Misa a las 12:30 por Ricardo Moldes Alfonso, abuelos y tío.
Martes: Por Pedro Blanco Velázquez; Julia Méndez Padín, Susana; José Luis Álvarez Salgueiro.
Miércoles: No habrá Misa.
Jueves: A Santa Lucía a intención de un devoto; por Manuel Torres Touriño, esposa e hijo.
Viernes: Por Gonzalo Méndez Salgueiro; José Casal Padín, esposa Dolores, hija Carmen y Modesta Dopazo.
Sábado: A las 11:30 Primer Aniversario de María Elisa Álvarez Salgueiro, conocida como Maruja de Ventura. A las 20:00 Misa a Nuestra Señora de la Esperanza a intención de una devota; José de Loyca; José Carlos Feijoó Ruel; Rosa Santiago Barros.
Domingo: Primera a las 9:00 por las intenciones de la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Antonio González Rial, esposa Sofía, hija y Luis.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. A las 19:00 horas durante la semana.

Lunes, día 25: Natividad del Nuestro Señor Jesucristo. Misa a las 11:00 por las intenciones de la Parroquia.
Jueves, día 28: Por Celso González Galán; Encarnación Moldes Méndez y esposo José Manuel, do Freixo; Inocente Otero Fernández, esposa Elisa, hijos Manuel, José y Pedro.
Viernes, día 29: A las 17:30 primer Aniversario de Raúl Garrido Pérez.
Sábado, día 30: Por Ramón González Caneda, do Carballal, Carmen Vázquez Torres y sus padres, de Piñeiros, Manuel Domínguez Otero, da Bouza de Gondar; Rosa Torres Bouzada y Antonio Outón Cacabelos, de Piñeiros.

Domingo, día 31: Misa a las 11:00 por la Parroquia.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Glosa dominical

ESPERAMOS Y NOS GOZAMOS DE SU VENIDA

La última frase del fragmento del evangelio de este domingo  nos indica que Juan desarrolla su ministerio en «Betania, en la otra orilla del Jordán». El significado mismo del nombre del lugar -«casa del testimonio»- puede tener valor simbólico, porque indica exactamente lo que Juan Bautista es y lo que va ser hasta el final de su vida así lo que debe llegar a ser toda comunidad: una verdadera casa del testimonio.

Esta página del evangelio ilustra en qué consiste concretamente el testimonio. A una “comisión de encuesta” enviada desde Jerusalén para identificar su identidad, el Bautista responde remitiendo a Jesús: «No era él la luz, sino testigo de la luz» (v. 6); y luego: «No lo soy, yo soy la voz» (vv. 21-22). El Bautista, según el evangelio de Juan, no es un predicador o un asceta, sino exactamente el modelo por excelencia del testigo: en la casa de la comunidad cristiana, el comportamiento que debe distinguir a todos es precisamente el suyo. Nadie puede decir: «Yo soy», pero cada uno debe remitir más allá de sí mismo, a Jesucristo. Cada uno puede y debe ser “signo” de Jesús para el otro, manteniendo la capacidad de desaparecer, exactamente como el Bautista.


Cada uno es un signo útil, incluso necesario, pero precisamente por ser signo no es algo definitivo. Para ser testigos es preciso ser antes oyentes. Poniendo en escena a Juan Bautista que señala a Jesús, el evangelista quiere decir que la verdad está ya presente: «En medio de vosotros hay uno que no conocéis». Esta expresión recuerda el tema veterotestamentario de la sabiduría escondida, que no puede conocerse si ella misma no se manifiesta. Jesús es esta sabiduría que se manifiesta al hombre.

Betania (Casa del Testimonio) lugar del ministerio de Juan Bautista

Cristo se aplicó a sí mismo el pasaje de Isaías, según nos cuenta Lucas, en el discurso habido en la sinagoga de Nazaret: «Hoy se cumple esto en Mí». Él es el «Profeta» de que habla Juan. Él está lleno del Espíritu Santo; Él es el Ungido; Él es el Enviado; Él es el Prometido; Él es el Esperado de las naciones. Y ahí están sus dones: para el encarcelado, para el esclavo, para el oprimido injustamente, para el sujeto a poderes despóticos, la liberación; para el agobiado, para el triste, para el angustiado, para el que sufre, para el que llora, Gozo y Consuelo; Fuerza y Salud para el enfermo, para el débil: Luz para el ciego, para el ignorante, para el que yerra; para el pusilánime, para el apocado, para el paralítico e inmóvil, Vida y Espíritu.

El tema del gozo invade este domingo. El gozo es un fruto del Espíritu. ¿Hasta dónde llega nuestro gozo? Debemos gozarnos en el Señor. Él es nuestro Padre; Él habita en nosotros. Somos hermanos de Cristo; esperamos y nos gozamos de su Venida. Un gozo así se hace comunitario. ¿Dónde está nuestra alegría; dónde nuestro gozo de ser cristianos? ¿No damos la sensación muchas veces de que caminamos agobiados por el peso de nuestra religión? Probablemente el Espíritu de Dios no actúa considerablemente en nosotros; no le damos facilidades.

La unión con Dios, la oración, la acción de gracias. Son también fruto del Espíritu. El trato afectuoso con Dios ¿dónde está? La oración será una buena preparación para la Venida del Mesías. Así mismo la práctica de las buenas obras.

Cercana la Navidad hemos de preguntarnos: ¿Somos luz, somos consuelo, somos alegría y fuerza para los demás? Nuestra conducta será la voz que clame, será la antorcha que ilumine, el dedo que indique: ¡Aquí está Cristo! Hay que hacer vivir al Espíritu. Pidamos al Señor nos llene de su Espíritu. Sería una buena petición, al mismo tiempo que preparación para la Venida del Mesías.


La primera agraciada con la salvación es la Virgen. Llena de gracia y de alegría, es la primera en proclamar la grandeza de Dios y en comunicar la salvación divina, llena del Espíritu.

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 18 al 24 de diciembre.

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: No habrá Misa.
Martes: Por Esther Pérez García. Amparo Ares Regueiro y difuntos de la familia.
Miércoles: Por Victoria Agraso Vázquez y esposo. Baldomero Padín Vázquez, Manuel García y Peregrina Amador.
Jueves: Por José Vázquez Meis y difuntos de la familia.
Viernes: Por Maruja Seijas Castro; Pastora Pombo Padín, padre José Manuel y Hortensia, hermano Amador.
Sábado: Por Emilia López Piñeiro; Modesto Dovalo, esposa e hijos; José Otero, Aurora Álvarez, e hijo Manuel; Lola Méndez y sus padres Joaquín y Clara.
Domingo: Primera a las 9:00 por las Intenciones de la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Rafael Basdedios García y Alicia Gándara Radío.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00.

Martes, día 19: Por Manuel Amador Padín Castro y Ramón Ramiro Castro Vila; Tomás Cacabelos Méndez; Luis Méndez Muñiz; Francisco Camiña Torres y esposa.
Jueves, día 21: Por Manuel Casas García; Manuel Andrade González y su padre, de Lagarey; José Valladares Lores y Virginia Touriño.
Sábado, día 23: Por Lidia Seijas Dovalo; José Garrido Caneda; Francisco Vilar Moldes, de Rouxique; Arturo Estevez Chan, esposa e hija; José González; Juana Míguez y difuntos de la familia; Miguel Garrido Carames y abuelos; Antonio Pérez Otero, su padre José Manuel y abuelos; a todos los Santos a intención de Elisa Carballa Piñeiro, da Arnosa.

Domingo, día 24: Misa a las 11:00 por Manuel Fandiño Conde, de Rouxique y Celia González Dadín, da Arnosa; Lita Dovalo Méndez, da Arnosa; Victoriano Otero Uzal, padres y abuelos.

domingo, 10 de diciembre de 2017

Glosa Dominical


https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0BjArpwzq7TPUKGg5Cqj4dNR-cRwya9tMnPUmEuSKFe1TuEbTZsNyE10sYUMKRAH4b3-mvIKcWnoDTDlYJS7N6cYhbRIRYO84wgnFCTUSuLfFGFtoszFdnRSI-GASoguPpgIQcUseF6jI/s1600/Fraytomas.jpgCOMPORTARNOS SANTA Y PIADOSAMENTE EN LA ESPERA

El anuncio de la Buena Noticia es el de la venida del Redentor. Sin embargo San Marcos no se limita a anunciar un acontecimiento tan extraordinario, sino que citando el Antiguo Testamento, exhorta a prepararnos interiormente para recibir al Señor, que por su parte, nos concede una ayuda: “Mirad que mando a mi mensajero delante de mí, para que prepare el camino”. Este camino está señalizado por un “bautismo de penitencia en remisión de los pecados”. No obstante es solo un signo porque Juan bautiza con agua, mientras el Salvador “bautizará con el Espíritu Santo”. El anuncio es pues una renovación completa del hombre que para acogerlo ha de olvidarse de recorrer los viejos caminos. En una palabra: es necesario que se convierta. 

“Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos”. Ese aplanar denota un confiarse a la voluntad del Padre, un evitar construirse sobre las propias presunciones y fundarse sobre los propios lucros. Evidencia una paz interior que únicamente puede llegar a partir del seguimiento de la voluntad del Señor. Al parecer sólo las enseñanzas de Dios pueden saciar completamente al hombre. Por ello “acudían a Él desde toda Judea”. Hay un consuelo en esta petición de sacrificio y de conversión de la que tiene necesidad el corazón humano. Es una invitación, como dice Isaías, que habla al corazón de Jerusalén y hace posible que todo aquello que es accidentado se convierta en uniforme, que se allane todo lo escabroso.

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Y de aquí la invitación a anunciar al Señor sin temor: “alza la voz con fuerza…alza la voz y no temas” Este anuncio es para todos y será beneficioso para todos. El Salvador, como si de un pastor se tratase, viene para cuidar a su rebaño. Viene y nosotros lo esperamos confiadamente. Vino y volverá. Esto es lo que nos recuerda san Pedro en la epístola de hoy. En primer lugar exhortándonos a no pensar que la palabra del Señor sea una palabra vana: “Él no retarda el cumplimiento de su promesa”. Más tarde nos invita a tener presente que las promesas se realizan según los tiempos de Dios: un día a sus ojos son como mil años y mil años como un solo día.

Su concepción del tiempo es sinónimo de su paciencia, no queriendo que nadie perezca sino que todos hagan penitencia. Por esta razón más allá de este Adviento litúrgico existe un Adviento final, escatológico, que vendrá inesperadamente, como los tiempos del Señor. Vendrá como un ladrón, inesperadamente. Entonces los elementos se disolverán, es decir, los horizontes y perspectivas del mundo se volverán vanos, porque todo esto es necesario que se disuelva. 

En esta espera hemos de esforzarnos en ser “hallados en paz” sin afanes mayores de los debidos. Realmente esperamos unos cielos nuevos y una nueva tierra. San Pedro nos recuerda que todo esto no es un sueño y por ello él también nos habla de la necesidad de conversión: el Señor es paciente con nosotros. De aquí su lentitud. Nos exhorta de todas las maneras posibles a la conversión de nuestras obras de maldad porque estas no tienen cabida en su diseño de salvación y hemos de dejarlas de lado de manera inexorable. De ahí la invitación a la santidad de la conducta y de la piedad que debe ser la característica de nuestra espera. 

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 11 al 17 de diciembre.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: A Santa Eulalia y Santa Lucia por la Santificación de la Parroquia.
Martes: Por María Caneda García, esposo Álvaro y Difuntos de la familia.
Miércoles: Festividad de Santa Lucia. Horario de Misas: 8:00, 9:00, 10:00, 11:00, 12:00. A la 13:00 Misa Solemne y procesión. Por la tarde a las 18:00 y 19:00.
Jueves: Festividad de Santa Eulalia. Misa a las 9:30 y Misa Solemne a las 20:00
Viernes: Por Pilar Martínez García, hija y padre.
Sábado: A las 11:30 primer aniversario de Manuel Agis Blanco. A las 20:00 Misa por Delvina Outón Tarela; Ángela Rey Méndez, hermanos: Manuel, Matilde y Maximino.
Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por los matrimonios que celebran las bodas de oro y plata.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Jueves día 14: Por Victoria Chan Padín; Carmen Alfonso Sineiro, hija Isabel y suegra, de Piñeiros. Manuel Pardo Graña.
Sábado día 16: A las 10:30 primer Aniversario de Carmen Pastora Lores Padín. A las 16:00 festival de los niños de la catequesis. A las 19:00 Misa por Amelia Carballa Padín y esposo; Antonio Rodríguez Fuentes; Hermosinda González Torres; Carmen y Delvina Méndez Camiña.

Domingo día 17: Primera a las 10:30 por Francisco González, da Capilla y difuntos de la familia; Julián y su hija Carina; Benita Torres, Manuel Souto, hijos Maruja y Samuel y difuntos de la familia Bouzada, de Piñeiros. Segunda a las 11:30 por las intenciones de la Parroquia.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Glosa Dominical


EL MOHO Y EL VIENTO CONTRARIO: ¡VIVA LAS COMETAS!
¡Feliz inicio de año litúrgico, amigos! Empezamos bien: la memoria de Dios hace aguas por todas partes. Se parece a la de las madres: tienen siempre poca, olvidan fácilmente los errores y los fallos de sus hijos, se agachan y se arremangan buscando por los rincones aquellos amores que dan sentido a sus vidas. Se despojan de todo para cubrirse sólo de premura. Se confían demasiado: siempre, a pesar de todo, descaradamente ingenuas frente a la malicia. Madres, es decir, entrañas, embarazos, nacimientos. Dios se arriesga, como las madres terrenas. Parte y confía: su miedo nacerá después, hechas las cuentas, cuando ya no volverán más. En el principio existía la confianza. La confianza y su hermana gemela: la atención, que al fin y al cabo es de la misma familia gramatical que la espera.

La atención: la palabra que se escribe en los bultos que contienen cosas frágiles, en las señales de tráfico que advierten de un posible peligro, en los avisos que quieren capturar la atención de los viandantes de paso. Atención no pertenece al campo semántico de la amenaza, al contrario: pertenece al de la premura, al de la maternidad, al de la lógica íntima y frágil del corazón. En los evangelios la palabra atención va por delante de los pasos de cebra: “Tened cuidado. Cruce. Paso. Disminuid la velocidad. Abrid bien los ojos” En el evangelio los caminos son cuadros de pinturas casi obras maestras: cuando los caminos se tocan se convierten en cruces. Nuevas posibilidades: de ir hacia la derecha o hacia la izquierda. De cambiar de sentido, que es el pseudónimo de la conversión. Quien invierte la ruta toma la dirección opuesta, decide volver atrás. Volver hacía Él.

El pasado es cuestión de memoria, el futuro de esperanza, el presente es sencillamente una cuestión de atención: la señal de tráfico por antonomasia. En los evangelios está por todos lados, en las cercanías de cualquier pequeño cruce de caminos. Atención, nunca se sabe, porque llegando improvisadamente, quizás os encuentre dormidos. El evangelio conoce lo humano. Sabe que distrayéndonos podemos faltar a la cita con la Belleza.

En Adviento se espera: el Adviento es el tiempo de la espera. Y pues el tiempo de la atención. La espera sin atención es perder el tiempo, la atención sin la espera es el sueño, justo lo contrario de quien atiende. El sueño favorece los accidentes y las excusas.

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Poderlo encontrar no está reservado a los santos: es un regalo para aquellos que están atentos. Para los no distraídos: para los amantes, es decir para la gente que comprende las lógicas del amor y la loca espera. Que es plenamente consciente de que los signos son siempre pequeños signos, como las revelaciones son siempre pequeñas revelaciones. Sin embargo a cada cruce vuelven: para sosegarnos, animarnos, indicarnos. Para rememorar lo que Dios un día deseará convertir en historia jugándose la última carta. La de un Hijo enviado a plantar su tienda entre la conmoción de lo humano: si dejamos los sueños en el cajón se enmohecen. Y que la cometa, para levantar el vuelo, tiene la extrema necesidad del viento contrario. Atención pues al moho y al viento contrario. Esperar es rechazar todo moho, estar atento es decir gracias al viento contrario. Todo el resto es diablura: papel pintado y sueño. ¡Buen Adviento!

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 4 al 10 de diciembre.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Hasta el jueves continuamos con la novena a la Inmaculada Concepción. A las 19:30 Rosario, Novena y Misa.

Lunes: Al Sagrado Corazón de Jesús y a San Antonio a intención de una devota.
Martes: Obligaciones del Celebrante.
Miércoles: Por Camelia Blanco Velázquez y esposo. Parisina Vidal Domínguez, esposo Juan, hija Maruja y esposo Pepe. Diamar Domínguez Varela y esposo.
Jueves: Por los Participantes en la novena. A las 20:30 Reunión de Catequistas.
Viernes: Inmaculada Concepción de María. Primera a las 9:00 por las hijas de María fallecidas. Segunda a las 12:30 por las Vocaciones Sacerdotales y religiosas.
Sábado: Por Luisa García Conde; Luis Limeres Outón; Carmen Gómez González, fallecida recientemente en Francia, esposo José Varela Méndez y Carmen Pérez, fallecida recientemente en Argentina. Elvira Touriño Pombo y esposo.
Domingo: Primera a las 9:00 a la Virgen del Corpiño, una devota; Aurora Camaño Pérez e hijos fallecidos. Segunda a las 12:30 por la Parroquia.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías.

Martes, día 5: Por María Esther Lores Blanco, de Piñeiros; Josefina Méndez y esposo; Chicha Estévez González.
Sábado, día 9: Por Samuel Souto Torres; Carmen Esperón Fernández; Pedro Vida Prieto; Leonor Domínguez Portela y difuntos de la familia; Delfina Torres Souto, da Bouza de Gondar.

Domingo, día 10: Primera a las 10:30 por Juan Torres Dopazo, das Pedreiras; Manuel Prego Trigo; Claudia Camiña García y esposo Manuel, da Salgueira, Elisa Méndez Touriño, esposo e hijos, da Bruñeira; Víctor Fernández Fernández y Rosa Salgueiro, de Gondar. Segunda a las 11:30: Por la Parroquia.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Glosa Dominical


C:\Users\SISTACH\Desktop\arton1087.jpgEsta fiesta de Cristo Rey se sitúa en el corazón mismo de nuestra vida cristiana y en el centro de la misión evangelizadora de la Iglesia. Hemos pues de estar decididos a llevar a cabo el combate cristiano del que en sus Ejercicios Espirituales habla San Ignacio, resistiendo a todas las presiones que incluso dentro de la misma Iglesia recibimos, para alejarnos del Reino de Nuestro Señor Jesucristo, por esa casi apostasía que en la práctica constatamos entre no pocos creyentes. El objeto de nuestra fe es que Nuestro Señor Jesucristo reine en nosotros, en nuestra familias, en nuestra ciudades: “Oportet illum regnare” dice San Pablo. Es necesario que Él reine. 

¿Por qué el papa Pío XI creyó necesario añadir al calendario litúrgico una festividad particular en honor de Cristo Rey? ¿Era necesaria? ¿Acaso la realeza de Nuestro Señor Jesucristo no estaba suficientemente significada y expresada en todas las fiestas del año litúrgico? En efecto, si leemos los textos litúrgicos de Navidad, de la Epifanía, de las grandes ceremonias de la Semana Santa, y aún si cabe con mayor razón las de Pascua y la Ascensión, veremos que la realeza de Cristo se encuentra constantemente subrayada. Todas esas fiestas, y cómo no la de Corpus Christi, no hacen otra cosa que manifestar el reino de Jesucristo y su reinado. ¿Por qué entonces instituir esta fiesta de Cristo Rey?

Cuando el 11 de diciembre de 1925, al final del Año Santo, el Papa Pío XI instituyó la Solemnidad de Cristo Rey, la colocó en un contexto global en el que se alzaban -sobre todo en Europa- formas peligrosas de totalitarismo político: del nazismo al comunismo, por citar sólo los dos bloques opuestos y más absolutistas. La idea de gobierno que parecía emerger en ese momento, no era sino un deseo de dominio absoluto.

Era evidente que estos modelos, en consecuencia, estaban también alimentados por una ola de violencia que conduciría al estallido de la Segunda Guerra Mundial, y que representaban a los ojos del Papa, una seria amenaza no sólo para la humanidad, sino también de la dimensión espiritual de un mundo, el cristiano, que apenas podía reconocerse a sí mismo, en uno u otro modelo, y vio que todo era un intento de cuestionar la supremacía de Dios sobre el mundo y la historia, tal como la fe cristiana enseña. ¡Los hombres queriendo destruir el reino de Jesucristo!

Durante siglos, al mismo tiempo que las sociedades y los gobernantes iban reconociendo la realeza de Jesucristo, los que perseguían con odio al Evangelio y a la Iglesia de Jesucristo decidieron acabar con la Cristiandad, con el orden cristiano, con el reino de Jesucristo sobre las sociedades: fomentando disturbios para erradicar toda huella de Jesucristo y de su Iglesia en la sociedad. Tal como dijo el papa León XIII en su encíclica “Humanum genus” refiriéndose a la masonería: “su fin es destruir todas las instituciones cristianas”. Ese es su fin. Y no han claudicado en ello, tomando como primer objetivo destruir todo gobierno e institución que plantease una visión cristiana de la historia y la sociedad. Y no solamente eso. Para este fin han usado como instrumento destruir el reino de Jesucristo en las almas, creando un clima de apostasía general, un clima de ateísmo. Y el medio es arruinar la fe de las familias cristianas. Que las familias renuncien a Jesucristo. Si en ellas ya no reina su ley y su gracia, las vocaciones desaparecerán. Es lo que esperan. Esperan destruir la Iglesia por medio de la destrucción de la familia cristiana, llegando por este camino a los seminarios, los noviciados y las congregaciones religiosas.

Y ciertamente en la actualidad hemos de constatar que en principio están consiguiendo sus objetivos. E incluso una porción nada desdeñable de la Iglesia les presta ayuda y los secunda en esta apostasía. Lo constatamos por doquier. Son muchos los que afirman que el reino de Cristo en las almas y por consiguiente el reinado social de Nuestro Señor Jesucristo es cosa de otros tiempos. Increíble pero cierto.



Y no sólo, según dicen, es imposible, como siempre afirmaron los agnósticos y ateos, sino inoportuno. Eso era cosa de la Edad Media, no de nuestros tiempos modernos. Y eso no les basta: admiten como principio que Jesucristo no debe reinar en la sociedad, pues eso es contrario a la dignidad humana. Ese concepto de la dignidad humana según el cual cada hombre debe tener la religión de su conciencia. Imponer en la sociedad el reino de Cristo sería violar la conciencia y la libertad y por consecuencia la dignidad humana. Es por esa razón que reclaman que los estados sean, no aconfesionales, sino laicistas. Tal como sucede actualmente en España. Lo malo es que ante todo esto los católicos no reaccionamos porque han sembrado en nosotros toda clase de complejos. Es por ello que esta fiesta de Cristo Rey les parece inútil. Y así lo escuchamos en boca de muchos sacerdotes e incluso obispos. Sin embargo escuchamos en el himno de esta fiesta: “Scelesta turba clamitat: Regnare Christum nolumus” (La muchedumbre impía clama: No queremos que Cristo reine”) “Te nos ovantes ómnium Regem supremum dicimus” (Nosotros, entre ovaciones, te  proclamamos supremo Rey de todos”.

Nosotros pues, nos oponemos al grito de la muchedumbre impía que no quiere que Cristo reine. Antes al contrario queremos y deseamos proclamarlo Rey. Anhelamos que Cristo reine no sólo en nuestras almas, sino en nuestras familias y en la sociedad.

Es la negación de pecado original lo que está en la raíz de esta apostasía. Si Nuestro Señor Jesucristo ha venido a la tierra y quiere reinar en todas las almas, en todas las familias, en todas nuestras ciudades, es precisamente para destruir tanto el pecado original como sus consecuencias: consecuencias abominables que conducen al infierno, que llevan a la muerte eterna. Él ha venido para otorgarnos la vida eterna. Si se niega el pecado original, Jesucristo no es necesario. ¿Y qué ha venido a hacer? Ha venido a alterar el orden de la libertad humana.

Pero si creemos que realmente hubo un pecado original y que todos los hombres están manchados por él con todas las consecuencias que conlleva el pecado original y que únicamente Nuestro Señor Jesucristo es capaz de curarnos de él, de darnos la vida, de purificarnos en su Sangre y darnos su gracia, de darnos su Ley, entonces hemos de girarnos hacia nuestro Salvador. Que Él sea nuestro Rey, que su Ley reine por doquier, que su gracia impere en todas las almas.

Si no existe el pecado original, los hombres nacen buenos y pueden desear lo que quieran, según su libertad y su conciencia. En otro himno de esta fiesta rezamos: “Gens et regnum quod non servierit tibi, peribit” (La nación y el reino que no te sirva, perecerá).


¿Qué tenemos pues qué hacer ante esta situación? Desear el reino de Jesucristo, rezar con todo nuestro corazón, con toda el alma, especialmente en esta fiesta, pedir a Nuestro Señor que reine, que nos ayude, que venga en nuestro socorro. Dios sabe que nos ha dado todos los medios para salvarnos. Pero ante esta situación aparentemente insoluble ¿qué más podemos hacer? Pues lo que Jesucristo quiere que hagamos: sacrificarnos, es decir, santificarnos, resucitar la gracia que un día recibimos en nuestro bautismo para borrar el pecado original y todas sus secuelas. Bien sabemos que aún tenemos en nosotros esas heridas que el pecado original infligió en nosotros, que las llevamos en nosotros: y que hemos de luchar constantemente por la gracia de Jesucristo, a través de la oración, recibiendo digna y frecuentemente los sacramentos a través de la asistencia y participación en la Santa Misa. Sabemos que así purificaremos nuestras almas y éstas se santificarán y que nuestras almas harán reinar en ellas la ley y la gracia de Jesucristo. Y no hemos de hacerlo sólo por nosotros. Tenemos una misión, una vocación aquí en la tierra. No vivimos solos, aislados. Tenemos que hacer que Él reine en nuestras familias, en nuestros ambientes de trabajo, en nuestros barrios y ciudades. A través de nuestras buenas obras haremos ya presente su Reino en todo lo que hagamos por el bien de nuestra ciudad y de nuestro país. 
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Cruces de Matagalls y de Pedralbes. (Izquierda y centro) y Calvario en Bretaña (derecha)

Ha llegado el momento en el que los verdaderos católicos nos demos cuenta de la situación actual, de nuestro entorno que cada día se degrada más y más, año tras año. Nuestro pueblo aún no ha perdido del todo su fe católica. Aún hay mucha gente que cree, gente que aún tiene la verdadera fe católica. Hay que reunirlos, hay que despertarlos. Tenemos que hacer que entre nosotros reine la unidad, que todos los que tienen profundas convicciones católicas asuman responsabilidades. Es asombroso ver cómo en países de honda tradición cristiana, sus gobernantes  o atacan los valores cristianos o se avergüenzan de ellos, queriendo instaurar leyes anticristianas que pretenden socavar los fundamentos de nuestra civilización. Atacan la enseñanza católica, instauran proyectos legislativos abominables que atentan contra la juventud: aborto, permisividad sexual, droga, leyes educativas malsanas.Lobbys anticristianos minoritarios que consiguen marcar la marcha de la sociedad, dominando por completo el mundo. 

Y todo ello es posible porque los católicos están convencidos de que no deben entrar en el ámbito público. Tienen miedo de hacerse presentes en el mundo de la política. Bien al contrario, deben comprometerse en ese sentido para impedir que todo lo malo se instaure; deben manifestarse públicamente, asumir responsabilidades por el bien de las almas, para instaurar el reino de Cristo en el orden social a través del compromiso social y político. 

En este orden hay un enorme déficit de los católicos fieles a su fe. En aquellos pueblos en que los católicos son creyentes convencidos, deben tomar las riendas de la política, asumir responsabilidades municipales. Y lo mismo en los estados. No hay que tener miedo a asumir responsabilidades. Y eso no es hacer política de partido, colaborar con la mala política; eso es simplemente buscar el reinado social de Jesucristo. ¿De qué otro modo esperan estos católicos impregnar a la sociedad del bien de que son portadores?

 Y es por ello que hemos de rezar y animar a todos nuestros amigos y conocidos, a todos aquellos que están capacitados para asumir responsabilidades políticas, a participar en la vida pública. En la vecina Francia mucho ha cambiado en los últimos decenios en este sentido. No podemos imaginarnos cómo ha cambiado la vida en cientos de pequeños municipios e incluso en ciudades de una cierta importancia. Y enseñar a los fieles a votar con conciencia católica. Creo que es una de las enseñanzas en esta fiesta de Cristo Rey. Como decía santa Juana de Arco: « Combatamos, recemos y Dios nos dará la victoria” Si creemos  que es imposible, que no se podrá, que es demasiado difícil, que no podremos cambiar nada, entonces sí que no podremos invertir esta realidad. Pero si contamos con la gracia de Dios, Dios estará con nosotros. Dios quiere reinar, Él quiere el bien de las almas. Y si en consecuencia los católicos se unen, rezan, hacen sacrificios y militan en favor del reinado de Jesucristo, podemos contar con el auxilio de su gracia. Con la ayuda de la Santísima Virgen que es poderosa como un ejército en orden de batalla, con la ayuda de los santos, del arcángel San Miguel, de los santos patronos de nuestros pueblos y ciudades. Invoquémosles y pidámosles que Cristo reine en nuestros países, para salvar las almas de las generaciones futuras, salvar las nuestras y reconstruir desde sus fundamentos la civilización cristiana y el dulce reinado de Nuestro Señor Jesucristo.


Mn. Francesc M. Espinar Comas