domingo, 29 de mayo de 2022

JESÚS DE REPOSO: EL DESEMBARCO DE LA CATEQUISTA

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Ella, pobre, lo había intentado. Pero cuando ahora lo recuerdo me parece  ridículo lo que decía. Nos hablaba de la Ascensión -a nosotros, niños que íbamos a catequesis con la pelota o el patinete- aferrándose a un sentimentalismo azucarado, caduco y cansino, a imágenes en desuso, mal encajadas: “Jesús, después de haber trabajado tanto, tenía el derecho de irse a descansar al Paraíso, donde también nosotros iremos cuando acabemos nuestro camino por este valle de lágrimas…”. Sólo faltaba que nos hiciera cantar a coro: “Dale, Señor, el descanso eterno. Que la luz perpetua le ilumine. Descanse en paz. Amén” y el funeral hubiera concluido. Quizás con algún caramelito para festejar el fin de curso de la catequesis. Es decir que para la catequista, la Ascensión era un periodo de reposo y convalecencia en las altas cotas, donde el aire es sano, los enfermeros simpáticos y el hospital de lujo. Jesús en versión “paciente”. Y nosotros, chavales, obligados a escucharla bajo pena de no ser admitidos a la primera comunión.
 
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Sin embargo yo, me quedaba lleno de dudas, creo que igual que los apóstoles que agachados sobre la cima de aquel monte, asistieron en directo a la escalada hacia el cielo de su Maestro. San Mateo, uno de los que la presenciaron con sus ojos, sintetiza todo con un verbo muy duro: “Sin embargo ellos dudaron”. Es decir, no creían. Quizás empujados por las lejanas olas de aquel mar amigo, postrados en el suelo oían decir: “Recuerda, Pedro, el Maestro te ama y apacentarás sus ovejas. Recuerda, Juan, que reclinaste la cabeza en Su pecho y escuchaste el latido de un corazón ajeno. Recuerda, Tomás, que has dudado porque querías verle. Y ahora que lo has visto ya no puedes perderlo nunca más. Recuerda, Santiago, aquella improvisada empresa constructora en el Tabor: montar tres tiendas en un abrir y cerrar de ojos. Recuerda, Mateo, aquel mostrador de los impuestos que abandonaste por Amor…”
 
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Es como decir: “Recordad y marchaos” Recuerdos tristes, gravosos, improvisadas imágenes sobre los hombros demasiado débiles para aguantar. Quizás era mejor la Cruz: al menos la podías mirar y tocar, embalsamar y ungir, adorarle y hablarle. Llorar, esperar y desear. O el pesebre navideño: estrellitas y alfombras de musgo en torno al Niño, aprisionándolo en una fiesta que nos recuerda la infancia, los recuerdos contados junto a un camino de luces. Hoy lo piensas y te preguntas: ¿Dónde están y para qué sirvieron aquellos pesebres? Aquel Niño al hacerse mayor, dejó su casa y su pueblo. Inútil esconderlo: también nosotros hubiéramos preferido un Dios de barro como los viejos ídolos, ante el cual rezar, bailar, imprecar, soñar, volver a empezar. Un Dios para exponerlo en la iglesia para la colecta de los donativos, con el que dar un nombre a un equipo de fútbol, o sacar a relucir en toda ocasión: política, religiosa, pastoral. Un Dios versión “huevo Kinder”, magdalena “La bella Easo” o miel “de la Granja San Francisco”.
 
Me parece verlos: con la imagen fija de aquel cielo, vuelven a Jerusalén y están siempre en el templo. Parecen atontados, dormidos en una fábula prolongada poco más de 36 meses y pocas horas. ¡Qué hermoso! Sería la Iglesia que tantos soñarían: una Iglesia que contempla las nubes, que no molesta a nadie, que se ocupa de las cosas del alma. Una Iglesia recluida en la sacristía, que cultiva las flores en el jardín. Una Iglesia que te ayuda a dormir, que te da seguridades, que atonta, que duerme en el centro del barrio. La tentación de los apóstoles es la de empantanarse en los recuerdos, en las nostalgias, en la añoranza por lo que fue, por lo que hubiera podido ser, por lo que nunca fue. Vivir melancólicamente, comer los recuerdos del pasado hasta explotar, beber el agua de la morriña hasta sentir la panza llena, coleccionar los cromos de un pasado en que todo era más fácil, más fascinante, menos complicado. Cristo es tajante: volved en seguida a la ciudad. A Jerusalén: entre las risas, las burlas, las maldades de quien está pasándoselo bien. Quedaos allí, hasta que irrumpa el Espíritu Santo y os empuje a salir, a anunciar, a predicar al precio de una muerte segura, prometida, cierta
 
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Y ellos, discípulos atemorizados, dispuestos a una pregunta directa: ¿Cuándo sucederá todo esto? ¡Avísanos con tiempo! ¡Tenemos miedo! El hombre es siempre el mismo. De entrada, prisa, impaciencia, orgullo de estar entre los que asisten al estreno de la solución final. Ansia de ver resultados, manía por los primeros puestos, instinto de éxito inmediato. Como en casa: rápido, “sí señor”. ¿Quieres una contrapartida? El domingo sucede eso: Cristo te lleva a un lugar a solas, te da instrucciones, después te invita a salir “escoltado” por el Espíritu Santo. Pero te das cuenta: tendremos un día entero para estar con Él: el domingo. No es únicamente la misa. Reposar la mente, dilatar el tiempo, respetar el descanso dominical es ley divina. Hasta el punto que pagarás aquí todo el tiempo que no has usado para descansar. Dios no bromea: te obliga a reposar para poder hacer aquello que entre semana no puedes hacer. El domingo es hacer gratis las cosas que nadie te pide, te impone, te paga: estar con los amigos, visitar un enfermo, estar con la familia sin reloj, organizar una partida de cartas, un paseo. ¿Y en cambio? Todos al mar en verano, a la montaña en invierno. Al futbol, por la autopista, al torneo, de rebajas. Y la  cosa más absurda: juventud que duerme hasta las 5 de la tarde porque volvieron a las 9 de la mañana de la discoteca, como zombis, idiotizados por el ruido, las luces, el sueño, las drogas, el cansancio. 
 
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De esta manera lo perdieron de vista: ayer ellos, hoy nosotros. Porque no comprendieron que lo suyo fue una broma: subir a los cielos para esconderse en cualquier lado aquí en la tierra. Bastaba bajar, abandonar la capillita construida en el monte y arriesgar. Bastaba eso y lo habrían encontrado en los brezos barridos por el viento, en los graneros desconocidos convertidos en improvisadas posadas, en las crestas de las montañas, debajo de la cama o sobre los tejados de la ciudad, en la inmundicia de una cárcel. En los ojos de la gente. Y fue así que entre los hombres la Ascensión se convirtió en tristeza.
 
Y la catequista pudo dormir sueños tranquilos porque tantos la creyeron.

Semana del 30 de mayo al 5 de junio

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: No habrá Misa.

Martes: Por Dionisia Morgade Pérez y esposo.

Miércoles: Por Dionisio Castro Minguillo.

Jueves: Por Elisa Portela

Viernes: Al Sagrado Corazón de Jesús, un devoto.

Sábado: Por José Fernández Gondar. A la Virgen de las Cabezas, una devota.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:00 por las obligaciones del Celebrante.

Se necesita un matrimonio que quiera tener la entrada del Santísimo Sacramento y la cofradía para 2023.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: Por Fernando Otero Lores y difuntos de la familia.

Jueves: Por Paco González Méndez, da Arnosa.

Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de Antonio Fernández Tacón. A las 20:00 Misa por Cielo Basdedios Míguez, de Peai; Wenceslao Méndez Múñiz y esposa María Méndez Torres, de Lagarey; Ana Sampedro Magdalena; Severino Padín, da Salgueira; Carmen Domínguez Portela; Juan López Piñeiro y esposa Rosa.

Domingo: Primera a las 10:30 por Pastora Touriño Blanco y esposo. Segunda a las 13:00 por los niños que reciben la primera Comunión.

domingo, 22 de mayo de 2022

PITIDOS Y FIASCOS: ¡SON UNA DECEPCIÓN!

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Una historia que resulta imposible no comprender. Aunque sucedida hace casi veinte siglos, conserva una sorprendente actualidad. 
 
Hubo algunos que venían de Judea que daban a entender que habían recibido un encargo preciso, que sin embargo nadie les había confiado. Un encargo para hacer aceptar las propias ideas más bien mezquinas. Un encargo que pretendía imponer como necesarias algunas prácticas de las que el Evangelio no se había jamás ocupado. Debió representar una ingente tarea para aquellos dos embajadores, Pablo de Tarso y Bernabé, el poder contrarrestar aquellas maniobras retorcidas. Pensad que el cristianismo estaba dando los primeros pasos y ya la pequeñísima comunidad cristiana demuestra una enorme capacidad de elegancia y precisión al tratar las cuestiones. Es un momento dramático. Si entre ellos no florece la armonía, si deciden rendirse, la Iglesia no empezará la singladura. Quizás resonó en sus mentes el eco de aquella pregunta inquietante de Jesús: “¿También vosotros queréis marcharos?
 
Y Pedro, el discípulo canalla de la increíble intuición, fijó los ojos en Jesús y le susurró: ¿Señor, a quién iremos? ¡Sólo Tú tienes palabras de vida eterna!” Señor, tus palabras dan una vida que te llena para siempre, no tenemos que seguir a ninguno más allá de Ti. Los otros discípulos notan el sudor bajar por la frente. Pedro ha interpretado bien el sentir común. Y hoy no se apela a los tribunales competentes, sino que en la ciudad de Antioquía y de Jerusalén se compara, se escucha, se decide entre todos: “se decidió que Pablo y Bernabé y algunos otros entre ellos fuesen a Jerusalén” ¿Te imaginas a Santiago, obispo de la Iglesia Madre de Jerusalén, iniciando el primer concilio para ayudar al cristianismo a empezar a caminar? ¿Te imaginas la dulzura, la dimensión de autoridad, la preocupación de aquellos primeros enamorados de Cristo que intentan todos que en el camino nadie se pierda? ¿Te imaginas los primeros dimes y diretes, las primeras envidias, los primeros celos entre los apóstoles en las tierras a evangelizar, sobre la diversidad de los carismas, sobre la modalidad con la que enamorar a la gente hablando del Señor Jesús?  Sin embargo es importante que den en el blanco.
 
Iglesia envuelta en los vendajes del Espíritu Santo, acariciada por el soplo de la eternidad, llamada a jugar como titular y protagonista el partido de la historia humana. No tiene que haber miedo en el corazón de Felipe y de sus compañeros de aventura que sobrepasan los confines de Samaria, tierra de infieles, cismáticos y traidores. Aquella mujer de Samaria, conquistada espléndidamente por el Hombre de Nazaret en el brocal de un pozo en un caluroso mediodía todo hebreo, es la esperanza de un futuro rico de siembra por la palabra de su Maestro. ¡Basta dibujar confines, plantar vallas, trazar fronteras! 
 
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¡Tendréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá a vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria hasta los confines del orbe! He aquí el poder del Espíritu Santo que la Escritura compara con el viento. Porque el viento evita que el agua se estanque y se pudra. El viento modela la montaña, la roca, el mármol, los rostros. El viento que transporta en su brisa el polen, colabora llevando adelante la vida. El viento bate, eleva las cosas. Al viento no lo puedes agarrar ni modelar. Así es el Espíritu: es misterio, profundo e insondable misterio, que se deja anudar en el manto del silencio. “Si me amáis, observaréis mis mandamientos”. Aquel Maestro tan exigente no pide signos extraordinarios a los discípulos, les suplica elegancia en sus vidas, refinamiento en sus miradas, finura en sus gestos. Sólo así lograrán responder a los desafíos de un mundo que les interroga, les atormenta, los empuja a exponerse, les invita a salir de sus propias iglesias para vivir en los senderos del hombre. Una primera Iglesia de frontera, aquella primitiva.
 
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Conocí a un sacerdote, párroco en el sur de Italia, que fue asesinado cuando se disponía a celebrar la santa misa, porque había osado denunciar la corrupción y las ilegalidades en su tierra. Quien disparó lo hizo en la sacristía para recordarle que una Iglesia que no molesta no tiene nada por lo que preocuparse. Pero se convierte en una Iglesia que no exhala el perfume de aquel fascinante misterio que circunda a su Maestro.
 
¡Es bien raro tu Evangelio, Señor! Un libro completamente diferente a los otros. Guarda sorpresas brutales. Y cuanto más lo leemos, más intranquilos nos sentimos. Un estudiante que haya profundizado en un determinado tratado, va seguro al examen. En cambio quien conoce el Evangelio, acaba perdiendo las seguridades. Sólo quine lo ignora puede mostrar una cierta seguridad. El estudio de los libros humanos te procura el aprobado. El estudio del Evangelio te regala el suspenso. Como hoy, Señor. Me sentía en paz y descubro que estoy en paz. Pero en la paz de Satanás. Es decir: me he equivocado en todo. Señor, perdóname. ¡Perdona a mi cabeza que no se entera ni entiende nada!

Semana del 23 al 29 de mayo.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por José María Blanco Velázquez.

Martes: A las Benditas Ánimas a intención del cepillo de Ánimas.

Miércoles: Por José Dopazo; Modesto Domínguez y esposa. Herminio Pazos e hija.

Jueves: Por la conversión y santificación de la Parroquia.

Viernes: A las 20:00 confesiones de los niños que reciben la primera comunión.

Sábado: A las 11:30 primer Aniversario de Carmen Padín Vázquez. A las 21:00 Misa por Clotilde García Fariña, esposo, hija y nieta.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por los niños que reciben la primera comunión.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: Por Antonio Estévez y esposa María Dolores. Aurora Buezas Pérez y esposo José Antonio.

Viernes: A las 19:00 horas primer Aniversario de Manuel Torres Torres.

Sábado: Por Juan Valladares Lores, da Costiña; Mercedes y esposo Julio.

Domingo: Primera a las 10:30 a las Benditas Ánimas a intención del Párroco. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.


domingo, 15 de mayo de 2022

¡SE MARCHARON! Y AHORA AGÁRRALOS SI PUEDES…

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Aún recuerdo un anuncio televisivo en la RAI de finales de los años 80, cuando estaba estudiando en Roma: un fontanero entra en una habitación y ve un agujero del que sale agua. Coloca un grifo para taponarlo. Entre tanto se abre otro. Y coloca otro grifo. Pero una grieta se abre en el suelo. Tapada. Después otro en la pared, en el techo, en la esquina. Y ves a ese fontanero empapado de agua que corre, tapa agujeros pero no da abasto.
 
¿Y que tendrá que ver esto? Míralos. Parten de Antioquía: los toman por locos. Pasan por Antalia, Perge, Antioquía de Pisidia, Frigia, Iconio: latigazos, palizas, piel ensangrentada. No se rinden: sandalias en los pies y a la conquista de Listra, caminando por tierras de Derbe. Sobrepasan los confines de Galacia, entran en Triade, reúnen multitud en Samotracia, hablan de Cristo en Neápolis. Insultos y escupitajos, algún tímido aplauso; pero éxito cero. No se rinden: llegan a Filipos y Anfípolis, desembarcan en Tesalónica, Corinto y Atenas. Prometido: otra vez les escucharán, hoy no. Céncreas, Samos, Mileto, Patos, Clivia y Rodas. Son la ruina de los sumos sacerdotes, la pesadilla de las plazas, la angustia de los gobernadores. Allí donde van, crean confusión hablando del Hombre de Nazaret. Y tú te preguntas: ¿qué ha sucedido? Simple: se han tropezado con el Hombre. Aún más sencillo. Pedro ha pensado que si él tiene un euro y otro tiene otro euro y se lo intercambian, siguen teniendo un euro. Pero si él tiene una idea y el otro tiene otra idea y se la intercambian, al final se van con dos ideas cada uno.
 
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Un Hombre que los ha amado, buscado, encontrado, seducido y enviado al mundo. Y yo les agradezco la generosidad. Si yo soy cristiano hoy, en cierto modo es gracias a ellos, que a pesar de las amenazas han escogido no obedecer, sino que dejando de lado los miedos han contado una historia prohibida. Se han dejado la piel por Cristo. Y han señalado el inicio de una historia que alguien quería que fuese olvidada. No han pedido el aplauso, la lagrimita emocionada, unos sentimientos edulcorados. Hubiera sido poco: pidieron la conversión. Todos pretenden tu asentimiento. Y después la publicidad, las modas, los gurús que pasan, los vendedores de las últimas novedades. Si quieres tener éxito, has de decir “sí”. Si quieres hacer carrera, si quieres hacerte paso, si deseas una posición privilegiada, si quieres aquella chica, aquel futuro prometedor, debes decir que “sí”. Por suerte, los primeros cristianos eran como trovadores en las esquinas de las plazas, impertérritos; sin calcular el número de espectadores, reprenden su poesía y su canto, siempre nuevo, siempre antiguo. No esperan unas monedas, sólo que transmitas la historia a otros, que la guardes en el fondo del corazón. Y si los desalojan, reclutan a un grupo de niños y retoman la historia, entonan de nuevo el canto. Se sientan en medio de la gente, sienten el sabor y el perfume del pueblo, se emborrachan con una canción. Y esto es espléndido porque es el significado de la vida. Es así: el Señor es capaz de darte la felicidad hasta el punto que sientes la necesidad de trasmitirla a otros. De contarla a todos los que se te acercan por el camino de la vida. Pueden prohibirte el relato que habla del Amor. Pero no podrán destruir la poesía que nace de un Amor.  
 
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¿Acaso no lo veis? Intentamos todo para ser felices. Lo intentamos también nosotros. En realidad es con Jesús con el que soñamos al soñar la felicidad. Nos avergonzamos de decirlo, pero en realidad aquel Hombre nos encanta. Nos embruja la profundidad de aquella mirada, la ternura de sus manos, la belleza de su boca, la hondura de aquella mente. Nos enloquece su ser niño, ese esconderse bajo los ropajes de aquel Caminante curioso hacia Emaús, aquella capacidad de amar sin aprisionar, aquella sonrisa que custodia semillas de esperanza. Nos desconcierta que aquel Hombre sin un móvil, sin ver la última película de moda, sin haber salido nunca en la televisión, enganche a millones de personas. Un Hombre que murió exactamente por aquello por lo que vivió: para enseñarnos a mirar y ver a lo grande.

Semana del 16 al 22 de mayo.

 

Dena

Intenciones de las Celebraciones Eucarísticas. Durante la semana a las 21:00 horas

Lunes: Por Marcos Vidal da Silva y difuntos de la familia; Benjamín Castro Minguillo, Alejandro Camaño Pérez, esposa y difuntos de la familia.

Martes: No habrá Misa.

Miércoles: Por Sebastiana Pérez Lamelas; Purificación Domínguez Lastres, esposo y Encarnación Lastres.

Jueves: Por María Esther Soutullo Limeres y difuntos de la familia.

Viernes: No habrá Misa.

Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de Elvira Camiña Padín. A las 21:00 Misa por Manuel García Conde. A la Virgen de Fátima, una devota.

Domingo: Primera a las 9:00 por Balbina Chaves Prado y Josefina Domínguez Varela; Elisa Padín Carballa. Segunda a las 12:30 por la Parroquia.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: Al Santísimo Sacramento y a Santa Rita a intención de una devota.

Jueves: Por María Lucinda González Suárez. Tito y esposa Águeda.

Sábado: Por Manuel Múñiz González. Manuel Ciuro, María y Laureana Agraso.

Domingo: Misa a las 11:00 por Carmen a marquesa; Charo Pérez de Ansorena, esposo Luis e hijos fallecidos; Manuel Salgueiro Álvarez; Remigia Troncoso y esposo Jacinto; Cándido Carballa y difuntos de la familia.

domingo, 8 de mayo de 2022

SU VOZ TIENE ALGO DE SEDUCTOR

 

 

 
Entre un tazón de leche y una madeja de lana se da el caso de que un día el profeta de Nazaret expone un cuadro en el intento de hacer escuela: un rebaño, un pastor, el eco de una voz. Si la imagen es familiar, el concepto se adentrará fácilmente, piensa Él. ¡Una pedagogía astuta y acertada! “Mis ovejas escuchan mi voz, no irán errantes ni se perderán, nadie las secuestrará” La voz de Cristo: el hombre de la voz extraordinaria, suscitaba la sed de quien lo escuchaba, conseguía crear gotas de emoción sólo con el timbre de su voz. Potencia de aquel Hombre. En treinta años de silencio ha aprendido la diferencia entre hablar y charlar: hablar es llenar el silencio de ideas y pensamientos, charlar es llenar el sonido de bla-bla-bla. A sus discípulos les enseñó que las palabras son como el agua: la más buena, apaga la sed; es límpida: viene de las profundidades de la tierra o de la altura de los montes. ¿Entiendes por qué Él encantaba a la gente?
Sus palabras hacían olor a perfume de lavandería, no se paraban ante el sonido, las firmaba con la vida. Sí, te conmovías. En el camino de Emaús, dos discípulos tristes, después de descubrir quién estaba bajo el semblante de aquel Caminante anónimo y aparentemente distraído, se obsequiaron una pregunta: ¿acaso no nos ardía el corazón mientras conversaba con nosotros a la largo del camino?
 

Personalidad garbosa, estimulante, incandescente. Piensa que un día los fariseos, enemigos declarados de Jesús, dijeron molestos: “Todo el mundo se ha ido tras Él” (Jn. 12,19) Tienen razón: aquel Hombre era un imán, un encantador. Manso pero no débil, pobre pero no pordiosero, calmado y cimbreño, franco y humilde, denso y sencillo, desenvuelto y sabio. Hombre de fuego y lágrimas, de adoración y de acción, hombre de panes, de peces y de vertiginosos pensamientos. Ha usado sabiamente la voz. Pero existía una razón: porque aun cuando hayamos hecho desaparecer el hambre del mundo, habremos hecho poco. Demasiado poco. El hombre no es únicamente un ser que alimentar, vestir, alojar, defender, curar y asegurar. Es también una criatura que iluminar, guiar, aconsejar, confortar, animar y elevar. El hombre es un ser que necesita palabras. El evangelio te da la razón: el Pastor ha de saber hablar. Con las palabras, con la vida. Pero ¿y el rebaño?

El rebaño escucha y sigue. En el evangelio. ¿Y entre nosotros qué? Mis ovejas, como párroco, se rompen el espinazo por Jesucristo. Saben que caminan hacia la Tierra Prometida. Quieren que yo sea positivo: me piden coherencia porque colaboran, porque en el día a día son puntuales. Han aprendido a sugerirme caminos nuevos, pasos hacia adelante. Me piden que vea el vaso medio lleno, que sea feliz, que rece, llore y sonría con ellos. En el evangelio una oveja que escucha es una oveja que se despierta, se sacude la pereza, alarga el paso. Yo no quiero cabizbajos, ciegos, descerebrados. Intentamos unir muchas manos para tener encendida la belleza de un rostro: el de Jesucristo. 
 
Yo y mi rebaño creemos que todo depende de las manos en las que los objetos se encuentren. Dos peces y cinco panes en mis manos son una buena merienda. En las manos de Dios alimentan multitudes. Entonces piensa: si mis razonamientos, mis miedos, mis esperanzas, mis sueños, mi familia, mis relaciones con los demás, los llevo en la mano, me pongo nervioso y nada más. Yo intento y enseño a cambiarlos de sitio y ponerlos en las manos de Dios. ¡Tantas veces dependen las responsabilidades y los proyectos de las manos en las que se encuentren! ¡Y cambia todo!

Escucha palabras verdaderas cuando las cosas no vayan bien y verás que todo irá mejor. Porque en tiempos de crisis hemos de aprender a distinguir la voz de un pastor de la de un mercenario. O de un vendedor de humo, que es su hermano gemelo. 

Semana del 9 al 15 de mayo

 


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Palmira Dozo Fontán a intención de una amiga.

Martes: Comienza un triduo a la Virgen de Fátima. A las 20:30 Rosario y oración a la Virgen de Fátima. Misa por Emilio García Meis, Manuel Valladares Rial y Josefina Fernández Dopazo.

Miércoles: Obligaciones del Celebrante.

Jueves: A las 19:00 primer Aniversario de Marcelina Domínguez Varela. A las 20:30 Triduo y Misa.

Viernes: A las 21:00 Misa solemne a la Virgen de Fátima, una devota.

Sábado: Obligaciones del Celebrante.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por las obligaciones del celebrante.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00.

Martes: Por Alfredo Lores e hija María Esther; María Parisina Otero Rodríguez y esposo Serafín, todos de Piñeiros.

Jueves: Por Apolinar Rodríguez Vidal, de Piñeiros; Carmen Fernández Otero e hijo Guillermo Tacón Fernández; José Camiña Fernández, fallecido en las Palmas de Gran Canaria. A las 18:00 primer Aniversario de Victorino Garrido Basdedios.

Sábado: Por José Oubiña Radío; Carmen Moldes Carrera; Carmen González Cacabelos; Eladio Dadín Dopazo; Manuel Garrido Caneda y esposa Eulalia; Julio César Estévez Dadín; María del Carmen García Carballa, esposo Juan y difuntos de la familia, da Rozabella; Jesús Fernández Otero y esposa Carmen; Albino Mayán Buezas y sus padres.

Domingo: Primera a las 10:30 por Pacita López Piñeiro, esposo Dorado e hijos; Antonio Fernández Dopazo y esposa Amalia. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 1 de mayo de 2022

¿ME QUIERE O NO ME QUIERE? ¡CLARO QUE TE AMA!

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La última merienda. Porque para convencer al hombre, primero tienes que llenarle la panza. Y esto hasta Cristo lo sabe: Hijitos, ¿no tenéis nada para comer? Estos no lo reconocen, han oído hablar de la Resurrección, lo toman por un fantasma. Quién sabe por quién lo han tomado: un mendigo, un pescador rival, un viejo amigo. Hoy no es tiempo para cordialidades en las orillas del Mar de Galilea. En dos ocasiones ya, después de los hechos de Pascua, se lo habían encontrado. En la última agradecieron la testarudez de Tomás que la propició. Y sin embargo hoy no lo reconocen. Pesa en el corazón la noche apenas transcurrida: nada de pescado, poco pan y tanta hambre. Tres años antes trabajaban de pescadores, tres años después siguen siendo pescadores: redes que llenar, diálogos vespertinos entre remendar y tejer, fortuna y mala suerte. Lo miran y le echan en cara toda su rabia como respuesta a su pregunta: ¡No! Quizás el no más pesado de los evangelios. La negación más oscura de la esperanza, la desolación de un corazón de pescador: ¡no y después no, vete!
 
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Sin embargo las redes pesan: las mallas repletas de peces. ¿Milagro? Quizá sí, quizá no: es que hambrientos han lanzado las redes por segunda vez. Aquel viandante los había provocado y ellos no se han echado para atrás: “Tirad la red por la parte derecha y encontraréis”. Peces, tantos peces, demasiados peces: mira, Pedro, mira cómo pesa esta red. Es Él.” -es la voz del vigía Juan. El tiempo para captar aquellas simples palabras y Pedro vuelve al agua, esta vez sin red: se lanza. La exageración de la sorpresa: las cosas hermosas ya hablan de Él, de su viejo Maestro renegado por miedo a los rumores de una criada en torno al fuego. Después todos en la playa, esta vez también Él tiene hambre: “Traed un poco del pescado que habéis cogido ahora”. Llevan remendada una serena conciencia. La que es presagio de las grandes empresas, también en el amor. Pero nadie osa preguntarle “¿quién eres? Con todo lo que tienen que contarle y decirle y que descargar en sus espaldas. Empieza Él: distribuye el pan, ellos toman el pescado a la brasa.
 
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Es un amanecer extraño: nadie habla. Prefieren masticar y mirarle: ¡qué espectáculo se contempla bajo el cielo de Galilea! De aquel día quedó el perfume. El perfume es una pedrada celeste: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? No le basta el amor, el pescador pide la prueba de amor. Quiere oír de sus propios labios, tantas veces mentirosos y cobardes, si su corazón late más fuerte que el de Bartolomé o Simón Tadeo: si supera al de Juan. Él piensa, con el bocado aún en la boca: enlaza los recuerdos de aquel día de tanta pesca con Andrés, de las llaves de allí arriba, de las alabanzas que le valieron el título de bienaventurado en la tierra. Los mil días y otras tantas noches con Él, los enfados y los milagros, aquellos pies lavados y su redomada testarudez. Pedro tiene un nudo enorme en la garganta: “Claro, Señor, tú sabes que te quiero”. Esta mañana el Maestro es un desmemoriado, como las abuelas: tres veces se lo pregunta. Y por tres veces, Pedro  reabre el corazón; la tercera, incluso exagera: “Tú lo sabes todo, sabes que te amo”. No es un bien de hombre, lo de Pedro es amor. Quizá Cristo lo sabía, pero ha querido sentírselo decir. No una, tres veces. Unas noches atrás un gallo contó hasta tres antes de cantar y hacer llorar al viejo pescador. Hoy el Resucitado vuelve a contar hasta tres para borrar aquellas tristes palabras. Todo en orden: “Apacienta mis ovejas… sígueme”.
 
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El pescado a la brasa se lo repartirán los otros que se quedaron alrededor del fuego. Pedro, quizás aún mojado tras aquella zambullida exagerada, debe partir: hay corderos que apacentar, rebaños que guardar, apriscos que proteger. Porque están preparando un premio para el nuevamente acreditado pescador: dos troncos y cuatro clavos, como el Amigo. No hay aún martillo, pero ya han decidido la posición: lo clavarán con la cabeza hacia abajo, al revés. El pescador en la cruz: esta vez es verdadero amor