domingo, 27 de marzo de 2022

EL CABRITO Y LAS PROSTITUTAS: SUCEDÁNEOS DE DIOS

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Con el patrimonio en el bolsillo prematuramente. Aquel hijo está hasta la coronilla del ambiente de casa: mejor los cerdos, las bellotas y las mujeres. Historia bien conocida y bien común, desgraciadamente. Historia que más que implicarnos nos conmueve, historia de un hombre y de un Dios que se buscan mutuamente. El hijo marcha porque Dios le deja libre, porque sin libertad no son posibles aquellos movimientos del corazón que Él busca. Dios te deja marchar. Siempre. Aunque el riesgo de no volver a verte sea grande. Te deja marchar: después se asoma a la ventana. ¡Y cuando te ve en el fondo del callejón sin salida, te transforma!
Seis verbos para saborear: “Lo vio”. El hijo aún está lejos. Quizás el hijo aún no vislumbra al Padre. El hijo va cabizbajo. No importa: el padre lo ve. Ojos que se abren. Ojos que buscan. Ojos que lloran. 
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Y después derrama su humanidad. Lo ha visto de lejos, ha sentido el corazón que le explota, se ha puesto a correr y ahora “se le tira al cuello”. Se tira. No se apoya, ni lo abraza, ni se posa. No: se le tira encima. ¿Sabes por qué? Porque Dios sabe que en el fondo, en el fondo del fondo, todos estamos enfermos de “mimitis”: todos necesitamos a alguien que nos abrace, que nos apriete fuerte hasta el amanecer, que nos mire y nos diga: te quiero mucho. Pequeños o grandes, no importa: basta ser humano para tener necesidad de amor. Dios lo sabe. Y te clava un abrazo. Te hace llorar, porque abrazándote, impide que te arrodilles, impide que tengas que pedir perdón. ¡Delicadeza, sorpresa, amor! Dios te lleva en brazos. Te lleva así para poder besarte. 
 
“Y el Padre -sintetiza la pluma de Lucas- lo besó” Abrazar es tanto. Besar es más. Dios apunta al máximo. Indignarse, ¿pero qué dices? Reprocharle. ¡Anda ya! Venga, vete, bésale. Cristo besa al hombre: es decir, le mira a la cara, apoya sus labios en los suyos, le hace sentir su aliento y el aliento se convierte en su voz. Lo besa porque el beso lo es todo. El beso encierra todo. El beso lo dice todo: estoy bien contigo, te amo, estoy muy cerca de ti. Atención: a una persona que besas no puedes tratarle de usted, debes tutearle. A una persona que te besa no le puedes hablar con miedo. Se dice que Dios mantiene a cada persona con un alambre. Bien, cuando uno comete un error, un pecado, el alambre se rompe. Entonces Dios repara de nuevo el alambre anudándolo. Y es así como Dios termina acercándonos aún más cuanto más uno se aleja. Hasta besarle. Le ha besado. Y pensar que aquel vagabundo estaba convencido que el padre ya no querría saber más de él. Que después de aquella estúpida aventura, el padre estaría ya más que harto de sus bobadas. En cambio se da cuenta de que el Padre no resiste su ausencia, ya no soporta su lejanía. “Pronto, traed el vestido más hermoso y vestidle”. El único resarcimiento de “daños y perjuicios” exigido por el patrimonio dilapidado de aquella manera, es no rechazar los signos de un amor que ya no podía esperar. 
 
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El padre espera; pero para el hermano, aquel hijo no se merece nada. Como si hubiese muerto. No se da cuenta de que él tendría que regresar admitiendo, finalmente, que tiene muchas e iguales cosas que hacerse perdonar. Ciertamente: hacerse perdonar aquella regularidad sin arrebatos, aquella respetabilidad gruñona, aquella adulación descarada, la pretensión de ser el hijo ejemplar sin aceptar al otro hijo de su padre. Hacerse perdonar la obediencia sin alegría, el trabajo interesado (interés por un mísero cabrito) la atmósfera gélida que con su presencia crea en casa. Hacerse perdonar la alergia a la fiesta y al perdón. Hacerse perdonar también  que no le ha preocupado lo más mínimo la suerte del hermano. Que por la angustia del padre -que cada día se asomaba a la verja a ver qué- no ha sentido ternura. “Hijo, todo lo que es mío es tuyo”. Justamente esto es lo que le da miedo. Tiene miedo de acabar teniendo el corazón de papá, su amor sin medida. Si se tratase de administrar justicia y castigar, no tendría la más mínima dificultad. Pero aquí se trata de prodigar. Y se queda allí, de pie en el umbral de casa. Condenado a envejecer soñando cabritos y alimentándose de quejas. No ha podido disfrutar de unos corazones (el de su padre y el de su hermano) a los que se les ha devuelto la vida. 

Semana del 28 de marzo al 3 de abril.

 


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Obligaciones de los presentes.

Martes: Por Clotilde García Fariña, esposo, hija y nieta.

Miércoles: Pidiendo la Paz para Ucrania y por los fallecidos en esta guerra.

Jueves: Por María Camaño, Carmen Camaño y Feliciano.

Viernes: Por Dionisio Castro Minguillo. Después de la Misa ejercicio del Santo Vía Crucis.

Sábado: Por José Fernández Gondar.

Domingo: Primera a las 9:00 por Aurora Insua Camaño; Lolita Camaño y difuntos de la familia; Isabel Martínez Acuña. Segunda a las 12:30 por Ovidio, Celia y difuntos de la familia. Dolores Seijas y esposo Ramón Limeres.

 

Villalonga

Intenciones de las celebraciones Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: Por Antonio Estévez González; María del Carmen López Novas.

Jueves: Por Manuel José Gómez Torres, de Lagarey, Elisa Buezas Bouzada, esposo Antonio, hijas María del Carmen y Elvira, da Arnosa.

Viernes: A las 18:00 Aniversario de José Manuel Chan Padín.

Sábado: A las 11:30 Aniversario de María Montserrat Méndez Lores. A las 20:00 por Severino Padín, da Salgueira; Juan López Piñeiro y esposa Rosa; Carmen Domínguez Portela, Juan Pita Souto y esposa Gloria Chan Padín a intención de su hijo Andrés.

Domingo: Primera a las 10:30 pidiendo la par por Ucrania y los caídos en esa guerra. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 20 de marzo de 2022

AL ESPEJO: ¡QUÉ GUAPO QUE SOY!


Una cena de trabajo entre amigos. Se celebran sus treinta años de carrera política (si hubiera sido eclesial no cambiaría nada). Él un poco estirado, un poco chulesco, ante el pastel con treinta velitas fanfarronea diciendo: “Yo me he hecho a mí mismo. Ni mi madre se lo creía”. El problema es la convicción. Tan convencido, que lo pronuncia con una buena dosis de orgullo, engreimiento y altivez. “Estoy contento” -comenta uno de los presentes mirándolo con una mezcla de ternura y compasión-. ¿Por qué? -inquiere  un tanto sorprendido el hombretón, símbolo del fracaso de cierta política-. “Porque esto descarga a Dios de cualquier responsabilidad” -replica decididamente el invitado. 
 
Un chulería infructuosa, un maestro decidido, una lección de impagable claridad. Y hoy el evangelio te coloca en el suelo, te hace sentir un don nadie. Puñado de tierra cerrado en las manos de Dios.
 
 Y sí que parece una fábula: “Un tal plantó una higuera en su viña y vino a buscar sus frutos…”  Parece una fábula, en cambio es la historia espeluznante de un Dios que se pone a la búsqueda del hombre. Apenas había clareado el alba de la Creación cuando Dios, arquitecto de maestría insuperable, diseñó los primeros pasos en el jardín del Edén, escondiendo su Amor en una pregunta: “Adán, ¿dónde estás?” Pregunta porque preguntar significa cuidarse, crear lazos, urdir relaciones. Pregunta porque para Dios la felicidad es estar con sus propios hijos; por ello (y no por obsesión de protagonismo) ha mandado a sus profetas para deshilachar la historia. Enviados para recordar al pueblo que ha de dar frutos. Pero Dios ciertamente es un padre desafortunado. A pesar de su solicitud, de su ternura, de su paciente sabiduría, no consigue que el hijo crezca bien. Es el tercer año que viene para recoger frutos de aquella higuera, pero no los encuentra. 
 
Entiende la amargura escondida en sus palabras de decepción. “Córtalo” porque tres años no es un trienio cualquiera, son los tres años que Jesús ha invertido en los caminos de la humanidad, tres años en los que el pueblo no ha sabido descubrir la novedad que suavemente soplaba sobre su historia, tres años en los que el Amor buscaba abrazar historias, rostros que enjugar, misterios para trazar. Tres años en los que se respiraba un mensaje para todos: tanto para el hombre de la calle como para la persona culta, tanto para el campesino como para el escriba, para el pastor de rebaños como para el doctor de la Ley, para el creyente como para el que anhela creer. Y el amo manda cortarlo. Es el juicio justo: cortarlo. Porque la higuera se apropia de los dones de la tierra hinchándose de hojas son dar fruto. No sólo no produce, sino que vuelve improductiva la tierra. 
 
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Pero el viñador, misterioso intérprete de la ley escondida en los surcos del terreno, pide un año más de tiempo al amo: “déjalo aún un año más, hasta que cave alrededor y lo abone”. “Déjalo”. Es decir: usa misericordia. “Este año es la duración de nuestra historia”, que dura siempre un año de más: siempre por la intercesión del Hijo. Todos somos precarios a los que se renueva cada año el contrato. Quizá para los demás, nosotros -higueras improductivas por profesión- somos ya leña para echar al fuego. Nuestros semejantes pedirían la extirpación. Como cuando en el evangelio todos piden arrancar la cizaña. Todos, menos Uno que dice: “Dejadlos crecer juntos”. Es decir, te deja vivo, te deja por ti mismo, te da confianza porque ve en ti los frutos que tú no sabes dónde están. Te deja vivo porque es paciente, porque cada año su voz resuena para excusarte frente al amo de la viña. ¡Un año aún! ¿Y después? Quizá permitirá al amo que te corte. O tal vez repetirá el mismo discurso el año próximo, después el otro y el otro, como un desmemoriado viñador que finge envejecer. Aún un año porque Él, a pesar de todo, no te avergonzaría jamás ante la historia. Un año porque a sus ojos, ¡anda que no eres valioso!
 
Eres tierra estéril si te conviertes en esclavo de las costumbres, si repites cada día el mismo recorrido, si no encuentras el valor para inventar nuevos caminos, si no arriesgas las certezas para capturar un sueño. Tierra estéril si no viajas, no lees, no escuchas música, si eres triste. No produces frutos cuando abandonas un proyecto antes de iniciarlo, cuando pasas los días lamentándote, cuando no haces preguntas por miedo a ruborizarte, cuando no abres la mente. “Déjalo aún un año más” para evitar morir poco a poco, para recordarte que estar vivo es algo más que respirar. Es música, son pasos, es sudor. 
 
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“Me he hecho a mí mismo” ¿De qué, moreno? También tú eres como la higuera del evangelio: vives únicamente porque el viñador es paciente, porque continúa cavando a tu alrededor, porque no se cansa de abonar soñando siempre con el mañana. Precario yo, precario tú. Precarios pero inmerecidamente recomendados porque el Amo nos regala aún un año de vida. Un mes. Un día. Una hora. Un segundo. ¡Ríete! Es siempre tiempo añadido, no descontado. Claro el mensaje, transparente la belleza. Que no es la búsqueda de los frutos (todo campesino espera que el árbol produzca) ni la voluntad de cortarlo después de tres años sin fruto (cualquier campesino haría lo mismo), ni siquiera la decisión de cortarlo si después de un año no diese fruto (faltaría más…) La novedad yace en el hecho de que a una higuera tan estéril y desahuciada se le regale aún una posibilidad. Hay quien piensa: Dios es paciente, siempre hay tiempo. La parábola nos sugiere más bien otra actitud: el cambio, la conversión es aún posible, pero no se puede programar ni podemos aprovecharnos de la paciencia de Dios. 
 

De vez en cuando me enfado y digo a Dios: “no es justo, te equivocas, no  aproveches el hecho de que eres Dios” Hay días en los que soy como Jonás: no quiero que al pecador se le conceda otra posibilidad. Él me deja desahogarme, incluso me deja insultarle, incluso crucificarle. Para después mostrarte que el hombre es sin duda la criatura más rara: debes aprender a amarla cuando menos se lo merece. Porque entonces es cuando más lo necesita. Que es como decirle a la higuera: “tú hace tres años que no das frutos, pero también este año apuesto por ti”. ¡Por mí! En verdad, conmigo siempre finges ser un viñador desmemoriado. 

Semana del 21 al 27 de marzo.

 


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: Por Juana Esperon Camiña, esposo Pepe, padres y difuntos de la familia; Juan  Carlos Feijóo Ruel y a la Virgen de la Esperanza

Martes: Por Amparo Ares Regueiro, padres, hermanos y difuntos de la familia.

Miércoles: Por Valentín Padín Camaño; Dolores Arosa Méndez; Victoria Padín Camaño e hijos fallecidos; José Cacabelos Gondar.

Jueves: Por José María Blanco Velázquez y difuntos de la familia.

Sábado: A las 11:30 primer Aniversario de Ramiro Varela Castro. A las 20:00 Misa por Carmen Padín Vázquez; Luisa Padín y esposo Luis; Lola Méndez Arosa; Dolores Seijas y esposo Ramón Limeres.

Domingo: Primera a las 9:00 por Elisa Padín Carballa. Segunda a las 12:30 por Benedicta Vidal Domínguez; Edelmiro Piñeiro Arosa; Luis, Elisa, Concha do Rey y Benito.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes: Por Claudio Torres Troncoso y Amalia Camiña Torres. Manuel Fernández Casal, Cándida Garrido Limeres y Manuel Fernández Garrido.

Jueves: A las 19:00 primer Aniversario de Amelia Fernández Afonso.

Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de Ángela Meis Lorenzo. A las 19:00 Misa por José do Novello; Ramona González Pillado, Emilio González Pérez y hermanos; Antonio Camilo Otero Rodríguez, de Rouxique; Mercedes y esposo Julio; Carmen a Marquesa; Vidalina Aguín Crespo y esposo; a Santa Rita una devota; Luis García Vidal, padres y hermano.

Domingo: Primera a las 10:30 por Daría Méndez Fernández, esposo e hijo; Manuel Fandiño Conde, de Rouxique, Cielo Puente y Regina González; Manuel Torres Torres, Lola de Camiña; Manuel Salgueiro Álvarez; Cándido Carballa y difuntos de la familia. Enrique Guiance Esperón, Avelina Martínez Carballa, Manuel Guiance, Otilia Fernández, Dolores Souto. A las 11:30 Misa por la Parroquia.

domingo, 13 de marzo de 2022

EL COCIENTE DE ABSURDIDAD DE DIOS

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La llamada de Dios es siempre un signo de partida. Para Pedro la vida no había sido fácil desde los días en los que había abandonado la barca para seguirle. Que ahora el Maestro tuviera que “sufrir mucho” hasta “ser llevado a la muerte”  no debió digerirlo con facilidad. Pero, allá arriba, en la cima del monte, es sobre eso sobre lo que Él vuelve a hablar con dos ancianos, Moisés y Elías. Lo que pasa en aquel monte es una anticipación de aquel mundo transfigurado que esperamos. Algunos momentos de luminosa plenitud en los que exclamamos: “qué bien se está aquí”, pueden acontecer ya hoy. Quisiéramos detener el tiempo, plantar tiendas que resistan al viento. Pero son sólo momentos, en los cuales podemos quedar petrificados. Porque es necesario bajar del monte. Es una orden. Una exigencia de amor. 
 
Y una tentación para nosotros, que hemos sido hechos para los embrujos, detenernos donde uno es feliz, olvidar las tribulaciones de allí abajo y el destino de los demás. Como Pedro y su primer descuido: él, pescador de un mar estrecho entre olas, allí él quisiera transformar en morada definitiva aquella alegría, en un abrigo protector contra la cruz. No quiere volver al valle, ni bajar aquellas tres tiendas de campaña hasta allí, aquel dulce vivir de unos pocos, sin afanes, sin nunca jamás morir. Y resuena el eco de aquella espléndida declaración de ternura que el Nazareno dedica a Pedro: “cuando eras más joven, te ceñías el vestido e ibas donde querías, cuando seas viejo extenderás tus manos, otro te ceñirá el vestido y te llevará donde tú no quieres ir”. Como sobre el monte, la invitación a llevar a tus amigos hacia lo alto, lejos del ruido, y hacerles ver tu rostro, patentizar cómo es hermoso para nosotros estarnos aquí. Tocarles y darles fuerza, quitándoles el miedo. Después, sin levantar tiendas, volver a vivir en el propio espacio cotidiano. Es verdad: tú sabes cuál es la meta. Pero a la que hoy llegas no es definitiva. Al alba uno parte sin saber dónde en la noche plantarás la tienda. Se reirán de ti, te ultrajarán, pensarán que eres un imbécil porque no construyes casa, no inviertes en muebles, no levantas barricadas ni verjas con mando a distancia. Se reirán porque para ellos no tienes los papeles en regla.
 
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Uno acepta el partir, pero al menos le gustaría soñar con la dirección. Abrahán era pastor: husmear los pastos era su pasión, su profesión. Setenta y cinco primaveras (y otros tantos inviernos): tiempo de testamentos a firmar y recuerdos para custodiar, tiempo de pasados y de nostalgias y de añoranzas. Dios irrumpe en su mundo cotidiano y le hace vivir la experiencia del absurdo. Setenta y cinco años es la edad buena para empezar a vivir. “Vete de tu tierra” Es decir: sé un apátrida, un gitano, hacia el país que yo te indicaré. ¿Entenderías algo? Estamos acostumbrados a que los periódicos nos mantengan sentados. Los grandes -a través de ellos- para cada problema nos dan por adelantado la respuesta que tenemos que dar: la papeleta para votar, el partido al que adherirse, la película para ir a ver y la que no tenemos que ver, el diario que hemos de leer, las noticias que hemos de escuchar, el agua que es bueno beber, los alimentos que debemos comer, el camino para recorrer, el traje que ponernos, las palabras que hemos de usar. Les gusta que estemos sentados, porque todo movimiento es un atentado a la autoridad. El evangelio, en cambio, te lanza a la palestra, con una Palabra como equipamiento.  El único recurso, el único apoyo: ¡qué consolador!
 
Y no obstante, Abrahán cree. Pero el tiempo pasa y, sin embargo, cree. Dios parece no mantener las promesas y a pesar de ello Abrahán cree. Parece haberse olvidado de las promesas y él continúa creyendo. Cree. No se lamenta. No arrincona el sueño. No le asustan las burlas. Cree porque ha intuido la técnica de Dios: interviene únicamente cuando el hombre ha quemado todas las posibilidades. Mantiene con puntualidad la Palabra cuando ya ha pasado el tiempo, cuando ya no hay nada que esperar. Es como decir: “Ahora o sujetas mi mano o sujetas mi mano”. Ésta es la paradoja increíble y lacerante de la fe. Si la aceptas, descubres a un Dios magnífico: un Dios que te levanta, que te despierta, provoca, hace nacer, interpela, escuece, despierta la creatividad, abre horizontes, discierne los pasos. Te libera. Tiene, sin embargo, un defecto: siempre va por delante. La tierra prometida está por delante: prohibida la nostalgia, el volver la cabeza atrás. Ellos te adoctrinan, Él te vacía para encender la libertad. El hombre es estático y repetitivo, Dios es dinámico y sorprendente. Tal vez por eso aún hoy en día sigue estando un poco más allá. 


Semana del 14 al 20 de marzo

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas. Hasta el viernes continuamos con la novena de San José. Sobre las 19:45 Rosario, Novena y Misa.

Lunes: Por Marcelina Domínguez Varela.

Martes: Rosario, novena y Vía Crucis.

Miércoles: Obligaciones del Celebrante.

Jueves: Por Elvira Camiña Padín.

Viernes: Por Sebastiana Pérez Lamelas. María Esther Soutullo Limeres y difuntos de la familia.

Sábado: Solemnidad de San José. Celebramos el día del seminario. Misa solemne a las 13:00, por la Parroquia. Habrá procesión si el tiempo lo permite.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Manuel García Conde; Enrique Melón Outón; José Martínez Lamelas; María del Carmen López González y esposo.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes: Por José Oubiña Radío.

Jueves: Ejercicio del Santo vía Crucis.

Viernes: A las 17:00 primer Aniversario de Luis Chan Padín.

Sábado: Solemnidad de San José. Misa a las 11:00 por José Manuel Martínez Carballa, hijo José Martínez Troncoso, da Vichona; Julio César Estévez Dadín; Manuel Múñiz González; Manuel Prieto Tacón y esposa Josefa, das Pedreiras; Maruja de Caneda y esposo.

Domingo: Primera a las 10:30 por Pacita López Piñeiro, esposo Jacinto Miniño; Servando Cacabelos Domínguez. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 6 de marzo de 2022

Los sobornos del honorable Lucifer

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Nos parece asistir a una discusión entre teólogos. En la confrontación, textos de la Sagrada Escritura. Ninguno de los dos habla con las propias palabras sino que participan en el concurso tomándolas prestadas de los Libros Sagrados. Lucifer ha venido al desierto convencido de que al final el Nazareno caerá. Jesús de Nazaret ha venido al desierto convencido de que Satanás tienta sólo a los grandes y puros: el mediocre nunca será tentado por el Demonio, porque es suyo desde los albores de una historia personal. Quizás muchos piensen que Lucifer no existe. Se han creído pues aquel epígrafe que Satanás ha escrito sobre sí mismo: “El demonio está muerto”. Un epígrafe que se ha convertido en su más poderoso secreto. Él únicamente puede ensuciar aquello que está limpio. Tienta a aquellos que lo conocen y no lo siguen.
 
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Segundo round. El golpe: “Te daré todo este poder y su gloria (…) si te postras en adoración ante mí”. La respuesta: “Adorarás al Señor tu Dios y sólo a Él darás culto”. De José, el padre putativo, aún conserva la humilde figura del artesano silencioso: tras la escena, lo cotidiano, la juventud de espíritu. Lucifer lo tienta porque con todos los demás funciona de maravilla: al hombre le gusta lo sensacional. También la fe cuando únicamente es sensación y emoción, convierte a las iglesias en vagones abarrotados. El Nazareno no cede: todos son capaces de seducir con cosas maravillosas, encantar con la seducción cotidiana; y la más humilde pertenencia será su atrevida apuesta. Un día incluso le pedirán que haga milagros: serán los días en que no habrá explosión de milagros. Lucifer le invita a saltar hacia abajo, Él dentro de poco subirá arriba, al Monte, para gritar vigorosamente que justamente dichosos serán los que el mundo señala como fracasados. 
 
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Tercer round. El golpe: “Tírate (…) dará orden a sus ángeles para que te custodien”. La respuesta: “no tentarás al Señor tu Dios”. Satanás suda y quizás ahoga su presunción de omnipotencia: ¿Por qué tentar a Dios por el solo gusto de ponerle a prueba? O quizás ya no se busque únicamente a Dios sino sólo los beneficios que asegura a aquellos que lo aman. El Nazareno huele de lejos a Lucifer y Lucifer huele de lejos al Nazareno: en lo que se refiere a las Escrituras, ambos aprueban. Con una única diferencia: allí donde Satanás se organiza chapuceramente para comprar al hombre, el Hijo de Dios deja libre al hombre para estar con Él. O ir contra Él: no hay alegría sin libertad. Ni siquiera en casa de Lucifer. Este se ceba justamente contra aquellos que lo conocen y no le hacen caso. Seduce la inocencia de los primeros padres, remueve a David el Fuerte, corrompe a Salomón el Sabio, desprestigia a Dios ante el justo Job. Todos los santos que se esconden en el desierto, todos los amantes de Dios, serán tentados por Satanás. Cuanto más se aleja uno de él, él más se acerca. Más alto estamos, más se emplea en derribarnos, bajo el cálido aliento de la voluptuosidad. Ser tentados por Satanás es indicio de pureza, signo de grandeza, una nueva prueba de la elevación.
 
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A duras penas había salido del agua del Jordán, en medio de la multitud, que entra en el desierto de la soledad. No escapa de los hombres: así como salió de ellos, volverá entre ellos. Sin embargo a menudo se retirará a un lugar tranquilo, lejos de todos, también del cariño de sus discípulos: necesita estar solo. Además sabe que para amar a los hombres y avivar su amor, de vez en cuando hay que abandonarles. Abandonarles por amor, hasta desafiar al desierto en su nombre. 
 
Con el rabo entre las piernas, Satanás sale derrotado. Con la humilde belleza de su rostro, Jesús sale del desierto después de haber derrotado a Satanás en sí mismo. Inicia ahora el desafío: derrotar a Satanás entre los hombres. Allí donde hoy campa a sus anchas, con la complicidad de aquella primera colosal derrota. 

Semana del 7 al 13 de marzo

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: No habrá Misa.

Martes: Por la paz en el mundo, sobre todo en Ucrania. Al finalizar Vía Crucis.

Miércoles: Por Pastora Pombo Padín y su padre Manuel.

Jueves: Comienza la Novena a San José. A las 19:45 Rosario, Novena y Misa por Fernando Meis Álvarez.

Viernes: Rosario, Novena y Misa por Dolores Seijas y esposo Ramón Limeres.

Sábado: Rosario, Novena y Misa por Juan Santiago Valladares y difuntos de la familia.

Domingo: Primera a las 9:00; Rosario, Novena y Misa. Por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Dolores Seijas y Ramón Limeres.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes: Por Serafín Torres Troncoso y esposa María Parisina, de Piñeiros.

Jueves: A las 18:00 funeral de seis meses por Alfredo Lores Lores, de Piñeiros, hija María Esther y sus padres.

Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de Celia Padín Castro. A las 11:30 Aniversario de Serafín Torres Troncoso, de Piñeiros. A las 20:00 por Carmen Casal Lamelas y sus padres. Aniversario de seis meses. Apolinar Rodríguez Vidal, de Piñeiros; Carmen González Cacabelos; Carmen Moldes Carrera; Victorino Garrido, do Carballo; Manuel Garrido y esposa Eulalia.

Domingo: Primera a las 10:30 por Carmen Padín, esposo José, madre Juana Míguez; Eladio Otero Rodríguez; Eladio Dadín Dopazo; Manuel Leiro Méndez y difuntos de la familia, da Arnosa. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.