domingo, 30 de noviembre de 2014

Semana del 1 al 7 de diciembre.



Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas. Hasta el sábado continuamos con la novena a la Inmaculada Concepción.

Lunes: Marina Insua Camaño y Jorge Vidal Camiña.

Martes: Por José Estévez González; Dolores Domínguez Camiña, esposo y yerno Ramiro Padín.

Miércoles: Por Consuelo Viñas Arosa; Matilde Barros, esposo e hija María del Carmen.

Jueves: Por Juana Míguez y sus hijas Julia y Justa; Ramón Fontán, esposa y difuntos de la familia.

Viernes: Al Sagrado Corazón de Jesús a intención de una devota y a la Virgen del Carmen a intención de una devota.

Sábado: Por Lolita Camaño y difuntos de la familia; Manuel Santamaria Castro; Carmela Roa Corral; Diamar Domínguez Varela y esposo; Natalia Gómez y esposo Justo Dovalo.

Domingo: Primera a las 9:00 por las intenciones de la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Antonio Otero Carballa; Ángel Dopazo Castro y Dolores Dadín Garrido.


Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes día 2: Por Serafín Filgueira, padre y esposa, de Lagarey; Delfina Méndez Radío y esposo Manuel, de Roxique; José Buezas Padín y esposa Elisa Besada, de Lagarey; Carmen Méndez Radío y Casimiro González Suárez, da Arnosa.

Jueves día 4: Por María Esther Lores Blanco, de Piñeiros; Manuel Otero Fernández y a la Virgen de Lourdes.

Sábado día 6: Por Manuel Caneda Chan y esposa; Carmen Fernández Otero; José Basdedios Rey; Delfina Miguez Fernández, padres, hermano y difuntos de la familia; Dolores Salgueiro Rodiño y esposo Baldomero a la Virgen del Carmen y al Santísimo Sacramento, a intención de una devota.


Domingo día 7: Primera a las 10:30 por Valentina Vázquez y Jacinto Martínez. Segunda a las 11:30 por las intenciones de la Parroquia.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Glosa dominical


Comentario sobre la liturgia dominical del Primer Domingo de Adviento, realizado por el Papa Benedicto XVI en el Ángelus del 27 de noviembre de 2011 

Hoy iniciamos con toda la Iglesia el nuevo Año litúrgico: un nuevo camino de fe, para vivir juntos en las comunidades cristianas, pero también, como siempre, para recorrer dentro de la historia del mundo, a fin de abrirla al misterio de Dios, a la salvación que viene de su amor. El Año litúrgico comienza con el tiempo de Adviento: tiempo estupendo en el que se despierta en los corazones la espera del retorno de Cristo y la memoria de su primera venida, cuando se despojó de su gloria divina para asumir nuestra carne mortal.

«¡Velad!». Este es el llamamiento de Jesús en el Evangelio de hoy. Lo dirige no sólo a sus discípulos, sino a todos: «¡Velad!» (Mc 13, 37). Es una exhortación saludable que nos recuerda que la vida no tiene sólo la dimensión terrena, sino que está proyectada hacia un «más allá», como una plantita que germina de la tierra y se abre hacia el cielo. Una plantita pensante, el hombre, dotada de libertad y responsabilidad, por lo que cada uno de nosotros será llamado a rendir cuentas de cómo ha vivido, de cómo ha utilizado sus propias capacidades: si las ha conservado para sí o las ha hecho fructificar también para el bien de los hermanos.

Del mismo modo, Isaías, el profeta del Adviento, nos hace reflexionar hoy con una apremiante oración, dirigida a Dios en nombre del pueblo. Reconoce las faltas de su gente, y en cierto momento dice: «Nadie invocaba tu nombre, nadie salía del letargo para adherirse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas al poder de nuestra culpa» (Is 64, 6). ¿Cómo no quedar impresionados por esta descripción? Parece reflejar ciertos panoramas del mundo posmoderno: las ciudades donde la vida resulta anónima y horizontal, donde Dios parece ausente y el hombre el único amo, como si fuera él el artífice y el director de todo: construcciones, trabajo, economía, transportes, ciencias, técnica, todo parece depender sólo del hombre. Y, a veces, en este mundo que se presenta casi perfecto, suceden cosas desconcertantes, en la naturaleza o en la sociedad, por las que pensamos que Dios se ha retirado, que, por así decir, nos ha abandonado a nosotros mismos.

En realidad, el verdadero «señor» del mundo no es el hombre, sino Dios. El Evangelio dice: «Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos» (Mc13, 35-36). El Tiempo de Adviento viene cada año a recordarnos esto, para que nuestra vida recupere su orientación correcta, hacia el rostro de Dios. El rostro no de un «señor», sino de un Padre y de un Amigo. Con la Virgen María, que nos guía en el camino del Adviento, hagamos nuestras las palabras del profeta. «Señor, tú eres nuestro padre; nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero: todos somos obra de tu mano» (Is 64, 7).

domingo, 23 de noviembre de 2014

Glosa dominical


Reflexión a modo de notas, hacia dónde nos orienta la liturgia del domingo.


UN REY PARA VENCER EL MIEDO A LA MUERTE


Independientemente de que lo reconozcamos o no, todos necesitamos un punto de referencia, alguien a quien confiar nuestra vida, nuestras preocupaciones, nuestras dudas: todos buscamos un “Rey”. Incluso las personas aparentemente más autónomas y emprendedoras son aquellas que, en los ámbitos más íntimos de la vida privada, arrastran una necesidad más honda de cuidado y protección. Es la naturaleza humana que es así: nacemos en esta fragilidad y morimos en esta misma fragilidad, hasta el punto de que Jesús mismo, asumiendo nuestra naturaleza, se ha hecho necesitado de cuidados, tanto en la simplicidad del pesebre de Belén como en el dramatismo del Monte de los Olivos y del Calvario. Y si nacimiento y muerte son las dos condiciones extremas en las que el hombre ha de vivir forzadamente confiado, también es cierto que en la edad madura busca compañeros de camino, busca hombros en los que apoyar el dolor, busca una sonrisa en el rostro amigo para compartir la alegría. Es la naturaleza humana que es así, creada así: “No es bueno que el hombre esté solo” es el pensamiento de Dios apenas creó al primer hombre.

¡Sin embargo, cuántas veces somos traicionados en esta necesidad fundamental de protección! Es inútil recordar todos los hechos dolorosos que frecuentemente contemplamos en la crónica de sucesos y que nos descubren a niños víctimas de explotación, de abusos o de violencia por parte de adultos, de aquellos que deberían protegerles; y conocemos cómo experiencias de este tipo marcan irremediablemente el curso sucesivo de la vida. Por ello cuando Jesús, preguntado por sus discípulos sobre cómo hay que rezar, dice simplemente: “Cuando recéis, decid: Padre…” (Lc 11, 2ª) De hecho: “Así dice el Señor Dios: Mirad que yo mismo buscaré a mis ovejas…Yo mismo conduciré mis ovejas a los pastos y las haré reposar...Iré en busca de la oveja perdida y guiaré al redil la descarriada, vendaré aquella herida y curaré a la enferma, cuidaré de la lozana y robusta, las pastorearé con justicia” (Ez. 34,11 ss.)



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“Yo mismo” es lo que nos recuerda la liturgia de hoy. Ezequiel se hace eco de la voz de Dios que se indigna contra los malos pastores, que se pacen a sí mismos en vez de hacerlo con el rebaño. E inmediatamente conforta al pueblo: “Estad tranquilos porque yo estoy, yo intervengo, yo hago justicia”. ¿Cómo? Ciertamente a través de los buenos pastores, entendiendo por buenos pastores aquellos que buscan los intereses de las ovejas, el verdadero bien de éstas. Pero estos pastores, como sabiamente nos recuerda San Agustín en el Discurso a los Pastores, se encuentran reunidos en el único Pastor. No es verdad que puedan faltar buenos pastores: ellos están en el único Pastor. Cuando ellos apacientan, es Cristo el que apacienta a través de ellos. Y aunque vinieran días de nubes y brumas, en los que no encontrásemos buenos pastores, Cristo Buen Pastor nos alcanzará y nos pastoreará. Por ese motivo es necesario que los otros pastores -gracias al Cielo cuando los hay buenos- sean colocados en su justa posición de mediadores, mientras Él, Cristo, sea nuestro único Rey, el único al que obedecer, el único al que prestar todo el oído, el único, y sin rival alguno, Señor de nuestra vida.

“Es necesario que Él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos como estrado de sus pies” (I Cor 15,25). Esta lucha entre nuestro Rey y sus enemigos, que no son otros que los de nuestra alma, es nítida desde un primer momento en nuestra vida. Somos nosotros los que tenemos que elegir con quién aliarnos y por quién tomamos partido. Deberíamos dar por descontado el decir “Yo soy de Cristo”, pero este señorío que fácilmente reconocemos de palabra, profesándolo con convicción, desaparece en la concreción de nuestra existencia, sirviendo a otros señores. “Nadie puede servir a dos señores, porque servirá a uno y despreciará al otro, o porque odiará a uno y amará al otro. No podéis servir a Dios y a la riqueza”, nos recuerda el Señor; entendiendo por riqueza todo aquello que alimenta a nuestro ego y lo induce a prescindir de Dios, viviendo de los propios recursos.

C:\Users\FRANSESC\Desktop\imagesBMRT67KZ.jpgTodos conocemos esta dificultad, esta lucha cotidiana por poner a Cristo en el centro. El evangelio de hoy nos ofrece una indicación preciosa para salir victoriosos: poner en el centro al pobre, hacer de los pobres nuestros señores, como nos recuerda San Vicente de Paul: “Todos aquellos que en la vida amarán a los pobre no tendrán ningún miedo de la muerte. Sirvamos con renovado amor a los pobres y busquemos a los más abandonados. Ellos son nuestros señores y amos.” He aquí un modo concreto, verificable, y seguro pues, para hacer de Cristo el único Señor de nuestra vida: socorrer a Cristo en el pobre, consolarle, curarle, usar misericordia con él. En una palabra, la regla de oro que él mismo nos ha entregado: “Cuanto queréis que los hombres os hagan, hacedlo también vosotros a ellos”.

C:\Users\FRANSESC\Desktop\imagesYIPXBX9U.jpgDecía al inicio que todos buscamos de una u otra manera, explicita o no, un Rey. El camino que Jesucristo nos indica es darnos a los demás, en el nombre de Cristo, es decir en el espíritu de servicio y sumisión que Él mismo ha vivido y que él mismo nos indica, hasta “que todo se le someta, y el mismo, el Hijo, se someta a Aquel que le ha sometido todo a fin de que Dios sea todo en todos”. 

Finalmente, el último enemigo a ser sometido será la muerte. El miedo a la muerte, el gran temor que acompaña a nuestra vida desde que nacemos, aquella inseguridad existencial que nos empuja a buscar un Rey, el enemigo por excelencia, también será vencido, en la medida en que nos someteremos a Cristo, haciendo de Él nuestro Señor y dejándonos conducir en la plena sumisión al Padre. Es por eso que San Vicente, sabio en la sabiduría de su santidad, nos asegura: “Todos aquellos que amarán a los pobres en vida, no tendrán ningún miedo a la muerte”. 

Fr. Tomás M. Sanguinetti

Semana del 24 al 30 de noviembre




Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: Por Pepe da Bouzabella, esposa Juana; Tito Lemiña Losada y Luisa Blanco Velázquez.

Martes: Por Consuelo Basdedios Rey; Dolores Álvarez Salgueiro y Dolores Casal Souto.

Miércoles: Por Manuel Valladares Rial, madre y abuelos; Julio, Manuela y difuntos de la familia.

Jueves: A las 20:30 Reflexión bíblica en la rectoral. Conocer las Sagradas Escrituras.

Viernes: Por Alejandro Otero Torres y difuntos de la familia. Manuel Martínez Betanzos y sus suegros David y Carmen.

Sábado: Por Rafael Basdedios García; Jorge Domínguez Rosal; Juan Vázquez Meis, padres y hermanos; Horacio Cacabelos Rey, madre y difuntos de la familia.

Domingo: Primero a las 9:00, por Milagros Vidal Riveiro, esposo Horacio y madre Eladia. Por los difuntos de la parroquia. Segunda a las 12:30 por Margarita Garrido Limeres, esposo Francisco e hijo Celso. Encarnación Lastres Seijas e hijos fallecidos.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes día 25: Por Manuel Estévez González, da Bruñeira; Eugenio Cores Gondar y Amancio Padín Castro, de Roxique.

Sábado día 29: Por Nélida Outón Torres; Manuel González Cacabelos y esposa Rosa, da Lomba; Manuel Pita Souto y esposa Claudia, da Salgueira.

Domingo día 30: Primera a las 10:30, por Lita Dovalo Méndez, da Arnosa; Pastora Torres Sineiro; Manuel Torres Lamelas, esposa Preciosa, hijo Francisco y esposa. Segunda a las 11:30 por las intenciones de la parroquia.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Glosa dominical

PROPUESTAS PARA EL PENÚLTIMO DOMINGO DEL CICLO

En este domingo se nos habla de talentos, de juicio, de premio, de la mujer virtuosa, de la vigilancia cristiana, en resumen “demasiada ropa para tan poco jabón” que somos tú y yo.
En realidad es un domingo de propuesta de parte de Dios y no de condena, es un domingo para sopesar el riesgo. Desde niño pensé que la parábola de los talentos podía contar la pésima jornada de un empleado que tranquilo iba por libre y que el amo escoge poniéndolo en un auténtico compromiso. Sí, porque cuando le da el talento lo pone ante un precipicio. ¿Sabéis cuánto vale un talento? Casi treinta kilos de oro. Más de lo que jamás hubiera visto y soñado. ¿Qué tenía en mente el amo?

Esta debe ser la pregunta que se debió hacer aquel desgraciado y es la pregunta que recae sobre nosotros: ¿qué quiere Dios de mí? Y en la respuesta manifestamos lo que pensamos de Él, de nosotros y de nuestra vida.
C:\Users\FRANSESC\Desktop\imagesZJB2D4YM.jpg1ª Opción: Dios es un juguetón, es uncuriosón que me mete en la plataforma de lanzamiento, en la parrilla de salida de la carrera, para ver cuánto resisto y hasta dónde llego. Es extraño, ¿verdad? Sin embargo estoy convencido de que Dios nos pone a prueba para vernos. Aunque, si es omnisciente y todo lo sabe, ¿qué querrá saber y ver? Por otra parte, ¿esta gran atención de Dios es exclusivamente para mí?  ¿Sólo yo soy tratado de manera tan especial o es igual con todos los demás?Reacción: mejor hacer como si no fuese conmigo, hacer oídos sordos, decir que quisiera pero no puedo (tengo prisa, tengo tantas cosas por hacer, tengo que trabajar, el mundo no es como antes…y toda la letanía de excusas que conocemos bien).

C:\Users\FRANSESC\Desktop\imagesseñortalento.jpgOpción 2ª: El amo es “malvado”: yo soy un buen empleado, sosegado y tranquilo, que cuando camino no piso una brizna de hierba, voy con tiento para no destacar; cuando deje esta tierra nadie se rasgará las vestiduras, me he preparado un lugar en mi mundo, vivo seguro en mi acuario; y Dios me enciende un foco en la cara, deslumbrándome e inundándome de regalos, tanto como para llamar la atención y despertar la curiosidad sobre mi persona. Así todos fijan su mirada en mí. ¿Qué puedo hacer? Me ha incomodado. No me deja vivir tranquilo como quisiera. Dios es malvado. Reacción: usaré sus mismas armas. ¿Él quiere ser esplendido conmigo? Yo esconderé sus dones bajo tierra, visto que la Ley me lo permite: así ya no seré responsable de estos dones. Los he puesto en la caja fuerte y vuelvo a mi rinconcito justificado. Es el comportamiento de quien dice: no puedo pensar en los pobres, yo tengo mi familia. No puedo dar un paso más, un mínimo cambio haría sufrir a mi familia (para los jóvenes: he de estudiar) ¡Que desgracia de familia! Lástima que nadie se haya dado cuenta de que el ordenador y el sofá fuesen la familia y no la mujer y los hijos.

Opción 3ª: ¡Mira qué bueno es Dios conmigo! Me está dando una oportunidad de nuevo. Dios me quiere. Tengo la posibilidad de reaccionar y no replegarme sobre esos caprichos y deseos que no me llevan a ninguna parte. Reacción: ¡Qué hermoso es tener un Dios como éste, que es Padre, que me da cada día la vida de nuevo, que me hace feliz. Es como para decirle que sí, como María, con miedo y confianza: levanto el ancla, suelto amarras, izo las velas y zarpo…

Es hermosa la tercera opción, ¿verdad? Pero no es sólo bonita, es la justa, la verdadera. Es el camino de los santos. ¿Pero cómo se lleva a cabo en la práctica? Basta fijarse en las lecturas: en la primera lectura, la de la mujer virtuosa, más allá de los estereotipos femeninos, nos está hablando de una mujer con un talento fenomenal: la capacidad de amar con un amor delicado, inteligente, fecundo, valiente, y a veces desesperado (pensad en las madres que luchan por sus hijos enlodados con la droga). Este talento hay que hacerlo descubrir a las nuevas generaciones: muchos están siempre pensando en las cuestiones sociales y políticas esperando que al menos esa vida sea vagamente afectiva…

En la segunda lectura se nos habla de vigilancia: vivir con la suficiente fuerza como para permanecer fieles a este amor, fieles porque hemos experimentado el amor de Dios y no nos dejamos seducir en la vorágine de la mal llamada “normalidad”, porque nuestra vida es especial (Dios la ha hecho así) y yo he de vivir como “agraciado”, aunque sólo sea porque Dios ha usado conmigo misericordia.

Ahora hagamos el test:

1º ¿Cuáles son los talentos que Dios me ha dado?
2º ¿Cómo los estoy usando?
3º ¿Acaso no es Dios bueno conmigo?

En la Santa Misa, Jesús el Señor se te entrega a sí mismo (cuerpo, sangre, alma y divinidad), y eso creo que al parecer es ser bueno…Si no encuentras talentos (respuesta evidentemente errónea) intenta darte cuenta de que el Señor en la sagrada comunión está dándose a ti. Empieza quizás por aquí. Es un buen punto de partida. 

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No tengamos miedo: podemos acercarnos enfermos al Señor, como hizo la hemorroisa, convencidos de que con sólo tocarle el manto podremos curarnos. Y si creemos que estamos muertos y no hay nada que hacer, acerquémonos al Señor como aquel jefe de la sinagoga, convencidos de que si Él nos impone las manos, viviremos. Démoslo por cierto y seguro: el Señor nos dará la mano y nos levantaremos de nuestra postración. (Mt. 9,18-26 perícopa evangélica domingo XXII desp. de Pentecostés-f.e)

Fr. Tomás M. Sanguinetti

Semana del 17 al 23 de noviembre.



Dena

Intenciones de las celebraciones Eucarísticas. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: Por Diego Domínguez Blanco. Al Sagrado Corazón de Jesús a intención de un devoto

Martes: Por Daniel Rey Canosa. Carlos Pérez Torres, esposa Felisa y nieta Mari paz.

Miércoles: Por Manuel Dopazo Álvarez, Rosa Lore4s Pérez e hijos fallecidos.

Jueves: No habrá Misa.

Viernes: Por Victoria Padín Camaño, hijos fallecidos y José Cacabelos Gondar. A las 20:30 Reunión de catequistas.

Sábado: Por José Padín Varela; Manuel Torres Cousido, esposa Carmen, hijos Manuel y Juan; Cándida Pérez Vilar, esposo Manuel Outón y Dolores Pontes Álvarez.

Domingo: Primera a las 9:00 por Carlos, Rafael y Ramón Basdedios García; Aurora Camaño Pérez e hijos fallecidos. Francisco Domínguez Domínguez y esposa. Segunda a las 12:30 por las intenciones de la Parroquia.


Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Por la semana a las 19:00 horas.

Lunes día 17: A las 18:00 segundo Aniversario por Aurora Fernández Leiro, de Roxique.

Martes día 18: Por Juan Piñeiro Tarelo, Albino Camiña Blanco, padres Albino y Adelaida y a la Virgen del Carmen a intención de una devota.

Sábado día 22: Por Isolina la Asturiana a intención de sus hijos y nietos. Victoria García Carballa, da Tomada, Antonio Pérez Otero y su padre José Manuel; Pedro Velón González Pardo, esposa Luz de Francisco, hijos Juan, Morris y Mercedes Ororbia Robatto, de Velón.


Domingo día 23: Primera a las 10:30 por Dorinda Tacón Prieto y difuntos de la familia. Segunda a las 11:30, por las intenciones de la Parroquia.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Glosa dominical

LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA LATERANENSE
La fiesta de hoy, unida a la liturgia de la Pascua semanal que es el domingo, nos coloca frente a una reflexión sobre el sentido y el significado de tener hoy en día una iglesia entendida como “Casa de Dios” (Domus Dei et Porta Caeli: casa de Dios y puerta del cielo)  para el culto y “ser” Iglesia en el verdadero sentido de pueblo de Dios en camino hacia la salvación. 

Seguramente a nadie de los que hoy celebrarán esta fiesta les pasará por la cabeza el confundir los dos sentidos en que se puede entender el concepto “iglesia”, sabiendo muy bien que lo más importante es ser aquella Iglesia que Cristo ha fundado con su sangre, pero que debemos recordar el regalo de un lugar de culto general que hoy la liturgia -en la Dedicación de la Basílica de Letrán- quiere celebrar, centrando nuestra atención en ella.
 

Cuando el emperador Constantino donó al papa Melquiades en el año 312 el palacio de Letrán y en el año 320 añadió la basílica (la sala regia) anexa, sabía muy bien que el gesto era mucho más que un regalo, era un verdadero y propio acto de reconocimiento oficial hacia el cristianismo que hasta entonces había empleado lugares de culto cambiantes (casas privadas, catacumbas, etc..) y de manera provisional se había contentado con ellas; aunque sí sabemos que, antes del 320, en algunos lugares existían edificios permanentes de culto y lugares fijos para la liturgia, que daban a los cristianos un cierto sentido de seguridad y estabilidad.

Letrán fue la primera iglesia en ser públicamente consagrada el 9 de noviembre del año 324 por el papa Silvestre, con el nombre de Basílica del Salvador. La basílica lateranense puede enorgullecerse pues, a pleno título, de ser la Iglesia Madre de la Urbe y del Orbe, punto de referencia de toda iglesia consagrada en el mundo en lo sucesivo; sin olvidar que el amor y la fidelidad a Cristo y a su Iglesia permanece como la cuestión central para todo fiel que, dentro y fuera de las paredes de un lugar de culto, quiere y debe hacer memoria del misterio de salvación que Cristo ha venido a cumplir en la voluntad del Padre.
C:\Users\FRANSESC\Desktop\imagesRETNWME8.jpgEl evangelio de hoy nos coloca frente a un Jesús que en el interior del templo de Jerusalén, lugar de culto por excelencia y exclusividad de los hebreos de su tiempo, realiza un gesto que según cómo se mire es la antítesis de su humildad y paciencia; y justamente por esto, se convierte en un episodio emblemático y central de su predicación. Hay que añadir que tanto hoy como entonces se percibía la necesidad, de una manera viva y sentida, de volver a un culto sincero y coherente con Dios, especialmente en los lugares donde Dios era más nombrado y adorado. Dejando aparte las sinagogas de Palestina de hace 2000 años, donde el culto era sólo ligado a la Palabra de Dios y a sus comentarios, el lugar donde Dios había puesto su estancia junto a su pueblo y donde su gracia actuaba eficazmente, era justamente el Templo de Jerusalén: templo al que ningún hebreo piadoso dejaba de acudir en peregrinación para encontrar la misericordia del Señor y el perdón de sus pecados. Era un lugar donde se predicaba y proclamaba la Palabra, donde infinidad de veces Jesús se había detenido para enseñar, encarnando en su especificidad: el signo de aquella Alianza entre Dios y su pueblo, que no podía hacer nada más significativo que ofrecer un perdón, una reconciliación -incluso en la práctica sacrificial- signo real de un Dios que, en Cristo, quería y quiere mostrase cada vez más como Padre y padre de misericordia.

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El Templo en tiempos de Jesús
La profanación de este lugar convirtiéndolo en un mercado era, a los ojos de Jesús, una honda provocación, un signo que mutilaba la lógica del verdadero amor que, para ser tal, no podía ser comprado o ser objeto de mercadeo. De hecho, si el amor es fruto de mero intercambio o compraventa, en realidad es amor de prostitución. Pretender comprar el amor de otro -imaginémonos el de Dios- no puede ser comparado a aquel Amor gratuito y providente que se entrega sin reservas, y al cual se puede corresponder únicamente en libertad y sin ninguna pretensión.

Nótese que lo que cae al suelo derribado por la furia de Jesús, es el objeto que más representa al enemigo de Dios por excelencia, el dinero: objeto de intercambio de aquel amor de prostitución totalmente ajeno al Ser de Dios. Un amor mundano que desfigura cualquier imagen suya, comprendida aquella imagen que todo hombre está llamado a ser: a imagen de Dios mismo. 

Encarándose con su enemigo el dios dinero, Jesús puede finalmente hacer de su cuerpo aquel Templo que es la casa del Padre y que sustituye de manera definitiva el templo de los sacrificios corrompido por la lógica del mercado y de la arrogancia del poder. El cuerpo-templo de Jesús se convierte en el verdadero signo de la salvación que el Padre quiere dar a sus hijos: y lo logrará en la definitiva y completa donación de sí mismo en el acontecimiento pascual de su Pasión, Muerte y Resurrección. Los discípulos lo comprenderán a la luz de la mañana de Pascua que ilumina e iluminará siempre a la Iglesia.
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En la lógica de la Salvación hemos de creer que el tiempo y el espacio nos son regalados en función de ésta. El regalo de un espacio real, como lugar de ejercicio de la piedad divina y “entrenamiento” para la liturgia celeste fundada en el amor, ha de encontrar una ocasión para la gratitud, más allá del recuerdo histórico. Celebrando hoy esta fiesta, lo que en el fondo celebramos una vez más es la bondad divina, el Amor de un Padre que conoce las necesidades de sus hijos según sus exigencias, y los dirige pacientemente hacia la salvación por Él fuertemente querida y realizada por su Hijo. 

Hemos de admitir que nada cambiaría aunque la celebración de la Salvación se viese privada de un lugar de culto. Pero admitamos que la lógica de la Encarnación y de la Resurrección debe mostrarnos necesariamente algo importante sobre cómo nuestra santificación no puede prescindir de lo que nos es dado como regalo y custodia para nuestro bien. Bienvenidos sean pues los tiempos y los lugares físicos en los que celebrar y santificarnos; siendo conscientes de que, como tantas otras cosas en la vida, tenemos necesidad de ellos: no para señorearlos de manera arbitraria convirtiéndolos en tiempos y lugares de mercadeo, sino acogiéndolos como dones de aquel Amor paterno que sabe de qué tenemos necesidad.

Fr. Tomás M. Sanguinetti

Semana del 10 al 16 de noviembre.




Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Hasta el viernes continuamos con la Novena de Animas: 19:45 Rosario, Novena y Eucaristía.

Jueves: Reanudamos las charlas bíblicas. Serán a las 20:30 en la rectoral.

Sábado: A las 10:00 empiezan las confesiones; sobre las 10:20 tendremos el Acto General por todos los difuntos.

A las 20:00 Misa por Lolita Camaño y difuntos de la familia; Manuel Santamaría Castro; Diego Domínguez Blanco; Pura y Ángela Pérez Méndez y difuntos de la familia.

Domingo: Primera a las 9:00 por José Basdedios Sixto y esposa Luisa García Pérez; Antonio Insua Valladares, Julia Currás y Manuel Valladares Radío. Segunda a las 12:30 por las intenciones de la Parroquia.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes día 11: Por Manuel Otero Fernández y a la Virgen de Lourdes; Delfina Méndez Radío y esposo Manuel Miniño; Diego Calvo Estévez, Demetrio Estévez y Rosa, de Roxique.

Jueves día 13: Por María Esther Lores Blanco, de Piñeiros; Rosa Soutullo Buezas y sus padres.

Sábado día 15: Por Hortensia Soutullo Caneda; Leonor Domínguez Portela, esposo Pedro Vidal Prieto y Elisa Prieto Torres; Horacio Martínez Domínguez, da Bouza; Carmen Rey Otero y esposo, de Roxique.

Domingo día 16: Primera a las 10:30 por Delvina y Carmen Méndez Camiña; Victor Fernández Fernández y Rosa Salgueiro Torres, de Gondar. Segunda a las 11:30 por las intenciones de la Parroquia.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Fieles difuntos

Los primeros dos días del mes de noviembre constituyen para el pueblo cristiano un momento intenso de fe y oración, que pone de relieve de modo singular la orientación "escatológica" recordada con fuerza por el concilio Vaticano II (cf. Lumen gentium, cap. VII). En efecto, al celebrar a todos los santos y al conmemorar a todos los fieles difuntos, la Iglesia peregrina en la tierra vive y expresa en la liturgia el vínculo espiritual que la une a la Iglesia celestial.

Hoy rendimos honor a los santos de todos los tiempos, mientras ya dirigimos oraciones en sufragio de nuestros queridos difuntos, visitando los cementerios. ¡Cómo nos consuela pensar que nuestros seres queridos, ya fallecidos, están en compañía de María, de los Apóstoles, de los mártires, de los confesores de la fe, de las vírgenes y de todos los santos y santas del paraíso!

La solemnidad de hoy nos ayuda así a profundizar una verdad fundamental de la fe cristiana, que profesamos en el "Credo": la "comunión de los santos". A este propósito, el concilio Vaticano II afirma: "Todos los de Cristo, que tienen su Espíritu, forman una misma Iglesia y están unidos entre sí en él (cf. Ef 4, 16). Por tanto, la unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales (...). Su preocupación de hermanos ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (Lumen gentium, 49).

Esta admirable comunión se realiza del modo más alto e intenso en la divina liturgia y, sobre todo, en la celebración del sacrificio eucarístico: en él "nos unimos de la manera más perfecta al culto de la Iglesia del cielo: reunidos en comunión, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, madre de Jesucristo nuestro Dios y Señor; la de su esposo san José; la de todos los santos Apóstoles y mártires y la de todos los santos" (ib., 50).

En la gloriosa asamblea de los santos, Dios quiso reservar el primer lugar a la Madre del Verbo encarnado. A lo largo de los siglos y en la eternidad María sigue estando en la cumbre de la comunión de los santos, como protectora singular del vínculo de la Iglesia universal con Cristo, su Señor. Para quien quiere seguir a Jesús por el camino del Evangelio, la Virgen es la guía segura y experta, la Madre solícita y atenta a la que puede confiar todos sus deseos y dificultades.
Pidamos juntos a la Reina de todos los santos que nos ayude a responder con generosa fidelidad a Dios, que nos llama a ser santos como él es santo (cf. Lv 19, 2; Mt 5, 48).

Semana del 3 al 9 de noviembre.




Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: Por Consuelo Viñas Arosa y José Estévez González.

Martes: Por José Padín Santiago, hijo Paco, padres y difuntos de la familia. Obligaciones del Celebrante.

Miércoles: A las 20:30 Reunión de los futuros cofrades del Carmen, en la Rectoral.

Jueves: Comienza la Novena de Animas. A las 19:45 Rosario, Novena y Eucaristía. Durante la novena no habrá intenciones particulares. Se aplica por todos los difuntos.

Viernes: A las 20:30 Reunión de Catequistas.

Domingo: Primera a las 9:00 por las intenciones de la Novena. Segunda a las 12:30 por Teodoro Padín González, hija María del Carmen, padres Juan y Carmen. Elisa Torres Méndez y Sabino Vázquez Vázquez.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. A las 19:00 horas. Hasta el viernes continuamos con la Novena de Animas.

Viernes día 7: A las 18:00 Aniversario de Peregrina Méndez Torres, da Salgueira.

Sábado día 8: A las 10:30 Acto General por todos los difuntos. A las 19:00 Misa por Aurora Fernández Leiro, de Roxique; Manuel Pita Souto y esposa Claudia, da Salgueira; Jaime Vidal Vidal, de Piñeiros; José Basdedios Rey, Carmen Fernández Otero; Victorino Otero Uzal y Jesús Fernández Otero.

Domingo día 9: Primera a las 10:30 por Valentina Vázquez y Jacinto Martínez Varela; José Buezas Bouzada y Valentina Méndez Vidal; Francisco Cores Padín, de Roxique. Segunda a las 11:30 por las intenciones de la Parroquia.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Fiesta de Todos los Santos



Desde el siglo IV las Iglesias de Oriente hacen una solemne memoria de todos los santos mártires en el tiempo pascual (Siria) o inmediatamente después de Pentecostés (Bizancio) La fiesta es como un estallido del triunfo pascual de Cristo con todos sus santos. En Roma también existía una fiesta de todos los santos mártires y se celebraba – a causa de la influencia bizantina- el domingo después de Pentecostés. Más tarde fue trasladada al 13 de mayo, a causa de las Témporas. En ese día del año 609, Bonifacio IV transformó el Panteón, o templo dedicado a todos los dioses, en iglesia cristiana, dedicándola a Santa María y a todos los santos mártires. Los países celtas y francos celebraban el primero de noviembre una fiesta dedicada a todos los santos. En el año 835, Luis el Piadoso la introdujo en Roma, y en poco tiempo la fiesta se extendió por todo Occidente. Toda la liturgia de ese día respira paz y amor, serenidad y confianza. Es una fiesta llena de esperanza, de una esperanza que en la fe, nos une a todos los santos del cielo y nos hace intuir lo que seremos en la “consumación de los siglos” La ciudad de Dios se abre materialmente a todos sus hijos que, victoriosos, llegan al final de la larga peregrinación terrena. Allí seremos recibidos no como extranjeros, sino como conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, herederos de Dios y coherederos de Cristo. No olvidemos la bienaventuranza que nos espera en la gloriosa ciudad de Dios. Todos los que amamos están allí. Impacientes en su amor nos esperan.