En este día del Apóstol Santiago, en el que el deseo hubiese sido transmitir felicitaciones, hemos de sumarnos al profundo sentimiento de pesar por el accidente ferroviario ocurrido en la tarde-noche de ayer en Santiago de Compostela.
Con la esperanza puesta en el Señor, oramos por el descanso de los fallecidos, que Dios los acoja a todos en su seno y brille para ellos la luz eterna.
Por los heridos, para que pronto se restablezcan plenamente.
Y por los familiares y amigos de todos ellos, a fin de que encuentren alivio y consuelo ante tan trágico suceso.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
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