lunes, 16 de septiembre de 2024

Domingo 24 del tiempo ordinario.

 

EL PODER DE DIOS ES UNA POTENCIA DE AMOR

  
El monte Hermón, llamado “los ojos de Israel”

En tiempos de Jesús, Cesaréa de Filipo era una residencia real donde, después de la muerte de Herodes el Grande, residió uno de sus hijos, precisamente Filipo que justamente gobernaba sobre toda Galilea. El lugar de hecho era muy rico en agua porque se encuentra en las estribaciones del monte Hermón, en la frontera entre Galilea y Siria que es donde hallamos todas las fuentes del río Jordán. Aquí existían templos con cultos paganos y un rico intercambio comercial.

Y es en este lugar internacional y público donde reside la autoridad civil que Jesús interroga a los discípulos sobre su identidad. Jesús era ciertamente una autoridad, porque hablaba con autoridad, y porque curaba a las personas y tenía poder sobre el mal. ¿Pero de qué tipo de autoridad se trata? Dicho en otras palabras, ¿de dónde le viene la autoridad y en resumidas cuentas, quién es Jesús?
 
 
El primer paso que Jesús pide hacer a sus discípulos es recoger las opiniones sobre Él. Puede ser Juan Bautista vuelto a la vida después de ser degollado por Herodes. Puede que quizás sea Elías, que según la creencia extendida y consolidada hasta los tiempos de Jesús, tenía que volver inmediatamente antes de la restauración definitiva del Reino de Dios. En ambos casos se trata del retorno de figuras proféticas, es decir, de figuras que poniéndose bajo o contra el poder real, representan la mismísima autoridad de Dios respecto a su pueblo. Jesús es percibido pues como un profeta, con una característica de más, debida al hecho que tanto Elías como Juan Bautista vuelto a la vida tenían que regresar al final de los tiempos para cumplir el juicio definitivo. Así pues, Jesús es según sus contemporáneos, un profeta que anuncia la inminente restauración del Reino de Dios en el final de la historia.

Pero Jesús pide a sus discípulos una respuesta personal: ¿Vosotros quien decís que soy yo? Tú eres el Cristo, responde Pedro. El Cristo, o sea, el Ungido del Señor, el Mesías esperado, no simplemente quien anuncia la restauración del reino de Dios, sino quien propiamente cumple tal misión. Pedro reconoce en Jesús la mismísima autoridad de Dios para poder cumplir la misión que Dios le confía.
 
Confesión de Pedro

Y sin embargo, ¿cómo cumplirá Cristo su misión? Si para Pedro, humanamente Cristo no puede ser sino un vencedor, porque comparte la potencia misma de Dios, para Jesús el cumplimiento de la misión salvífica pasa por el rechazo de su pueblo. Jesús sabe que un verdadero siervo del Señor no puede sino suscitar oposición y rechazo: si este es el destino sufrido por los profetas, tanto más será el destino del Mesías. Pero al final la mano del Señor estará junto a su Siervo, para hacerle vencer misteriosamente: es lo que Jesús anuncia como la resurrección del tercer día.  

La autoridad del Mesías Jesucristo no se manifiesta ahora en una potencia humana, como la del rey Herodes o del Imperio Romano, sino con una potencia de amor, capaz de acoger el mal para después transformarlo a través de un don que proviene de Dios mismo. A los ojos de los hombres, acostumbrados al mito Supermán, un buen superhéroe resuelve todas las situaciones con un buen par de músculos: pero esta es una caricatura del poder de Dios y del Mesías.
 
Destrucción de templos en Palmira
 
El poder de Dios es una potencia de amor, que no puede sino crear y no puede destruir. El poner la otra mejilla no es una demostración ideológica de superioridad espiritual, como si de un pacifismo a ultranza se tratase, sino el símbolo de un amor que proviene de Dios, y que otorga la fuerza y la fantasía para inventar respuestas que inviten a la paz, frente a la agresión y a la violencia. Pensemos solamente en los grandes conflictos político-religiosos de nuestro tiempo: cómo es fácil abandonarse a ese clima de enfrentamiento y violencia criticando aquel Islam ideológico que en nuestros días está destruyendo los monumentos de tantas poblaciones. Tanto Palmira como la residencia herodiana de Cesaréa de Filipo, nos pone ante la misma pregunta de Jesús: “¿Vosotros quién decís que soy yo? Tú eres el Cristo, aquel que seguimos por el camino de la humildad de la cruz, poder amoroso que transforma el mal con las energías gloriosas de la resurrección.

Nosotros los cristianos hemos de tener la fantasía para salir de los callejones del insulto y de la violencia y creer en el poder humilde del Mesías crucificado y Resucitado. La potencia de la Resurrección pasa a través de los caminos de la relación y de la amistad que se construyen con personas incluso de culturas y religiones diversas.

Semana del 16 al 22 de septiembre

  

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Valentín Padín Camaño y Dolores Arosa Méndez. 

Martes: A las 19:00 horas,   aniversario de Divina  Meaño Troncoso.

Miércoles: No habrá misa.

Jueves: No habrá misa. 

Viernes: Aquilina Castro Pérez, a intención de una devota. 

Sábado: Alfonso Rial Gondar. 

Domingo: Primera a las 9:00 horas  por la Parroquia; Segunda a las 12:00 horas, por las intenciones de la familia Arteaga Gómez de la Vega, Alberto, José María Ariza y difuntos de la familia García San Miguel.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Jueves:  Por la Parroquia. 

Sábado: Manuel Oubiña Radío, padres y hermanos.  Dolores Lores Ferreiro. Carmen do Novello. Manuel Camiña Fariña. Antonio Rial Salgueiro, esposa e hijos.  A todos los Santos, a intención de una devota.  María Lucinda González Suárez.  Manuel Carballa Fernández y Manuel Carballa González. 

Domingo: Misa a las 11:00 horas, por Daniel Muñiz Pérez. Raúl Fernández Méndez, esposa e hijo Raúl, da Salgueira. A  la Virgen del Carmen y a Santa Rita, a intención de una devota. 

domingo, 8 de septiembre de 2024

Abrirse a la capacidad de escucha

 


Una de las cosas que hoy nos hace caer en la cuenta de que necesitamos ser curados de las nuevas lacras que nos asolan es la enorme indiferencia que demostramos en la escucha no solo de las personas que nos rodean sino también respecto a todo lo demás, incluso cuando caminamos en medio al tráfico urbano.
 
Un día, con el coche parado en un semáforo rojo, justo delante del paso de cebra, una pareja a pie que tenía que pasar la calle, en vez de cruzar la calle aprovechando su turno de paso libre, se detuvo esperando que estuviera verde. El chico intentando escribir con su Smartphone y la chica cabizbaja un paso atrás del chico. Les observé y pensé para mis adentros que quizás eran turistas que buscaban indicaciones en el móvil para dirigirse a alguna dirección y no le di más importancia al hecho. Ya con el semáforo en ámbar para ellos y yo que me preparaba para poner la primera, el chico quitó la vista del teléfono y con un gesto de desagrado por haber desaprovechado el verde, empezó a cruzar la calle y a reprochar a la chica no haber estado atenta y advertirle. La chica respondiendo a las invectivas chilló diciendo “Para qué si tampoco me escuchas nunca”. Peleándose y corriendo consiguieron cruzar la calle. A penas en la acera, él volvió a concentrarse en su Smartphone y ella, cual esposa musulmana, a caminar tras él un paso atrás.
 
¿Cuántas escenas parecidas vemos hoy en día? ¿Cuántos zombis con el teléfono en mano arriesgan la vida corriendo el riesgo de pegarse un porrazo aunque sea únicamente contra un poste eléctrico? ¿Cuántos sordos, mudos y ciegos podemos contar y cuántos de ellos buscan curación?
 
 
Es obvio que quiero provocar, pero el acento de la liturgia de la palabra de este domingo nos invita a recapacitar sobre la capacidad del hombre para la escucha, sobretodo de escuchar a Dios, y pues de reflexionar sobre nuestra capacidad para responderle y decir algo sensato, algo que realice al hombre en sí mismo y con respecto a los demás.
 
Jesús se encuentra en pleno territorio pagano, allí donde ninguno de sus discípulos hubiera jamás esperado encontrar huella de la fe en el único Dios que llama según el “Shemà (Escucha) Israel”, intentando responderle como hijos con todo el corazón, con toda su alma y con todo su ser. En estas tierras no vivían hijos de Israel, que pasaban de largo de estas poblaciones, sino hombres que sin embargo, tal como Jesús enseña en varias ocasiones, esperan una sanación, una salvación que sólo Dios podía llevarles.  
 
En la región de la Decápolis y en todos los territorios paganos, el Señor podía hablar y enseñar a través de su Palabra, de su vida y de sus milagros sin temor a ser rebatido por los fariseos y doctores de la Ley, píos israelitas preocupados por hacer cumplir y respetar la Ley, no en hacerla comprensible.
  
 
Aquí Jesús habla y obra para curar al hombre de sus incapacidades, de raíz, a fin que  el hombre entienda la Ley del Amor que salva, y lo hace a través aquel lenguaje común que es la humanidad no diferenciada por la idea de un Dios o de una ideología, por aquello que es común a todos los demás hombres. Él mismo ha deseado experimentar asumiendo la carne humana, la humanidad misma, en su integridad. Jesús nos está diciendo como se sana al hombre y quién y qué te cura. Nos está señalando el camino no para la “perfecta humanidad· sino para la divinización, por obra de Dios, de la mismísima humanidad. La posibilidad de curarla de la muerte y del sin-sentido. Expresa y explica la voluntad de aquel Dios Creador que no abandona ni a su Creación ni al hombre, vértice de ésta, porque es un Padre que nos ama y no puede dejar de amar a sus hijos que, reconocidos como tales por el hermano Jesucristo, pueden hablar y anunciar sin galimatías, a su vez, las obras de amor de Dios.
 
Para hacer realidad al Dios que ama al hombre, este debe superar su sordera, su falta de escucha, su cerrazón y todo lo que ella conlleva: el egoísmo, esa tendencia a ser el centro de todo y el hedonismo…
 
Tapiz de la Creación: Catedral de Gerona
 
El hombre tiene que "abrirse", como Jesús dice al sordomudo al pronunciar el "Effetá", debe adquirir la capacidad de escuchar y oír la verdad, la palabra verdadera, la que te pone en movimiento hacia la eternidad y entonces, sólo entonces, se puede decir algo bueno, verdadero, eterno en todo lo que esta palabra hace o dice.
 
Sólo escuchando  uno  puede estár en condiciones de responder, de hablar. Esto me hace pensar no sólo en el "Shemá" de Israel, sino en el nuevo Israel que comienza por escuchar a una Virgen que decide responder a su Creador, y  en una multitud de otros ejemplos bíblicos. Me hace pensar en una historia paralela a la de la Virgen María, la de Zacarías, que, a pesar de tener el mismo privilegio de María en la visita angélica, en realidad no escuchó las palabras del ángel, sino que pensando en sus proyectos, la puso en juego y la obstaculizaba, por lo que quedó mudo e incapaz de pronunciar cualquier palabra. Sólo el silencio le sanará su capacidad de reflexionar y  aceptar el plan de Dios, dando el nombre a su hijo Juan cuyo significado es su "regalo de Dios". Otro punto a destacar es -tras el anuncio del nacimiento-  de María, que no quiere decir o explicar lo que pasó, pero que mantenía "en su corazón" todo lo que veía y oía,  hablando sólo en cuatro ocasiones y nada más. ¿Y María no es quizás el máximo ejemplo de la humanidad que cumple la voluntad de Dios? ¿No es nuestro ejemplo, nuestra referencia a una relación correcta,  humana y divino-humana,  hacia la que se invita a todos los hijos de Dios a imitar?
 

 Bueno, podría seguir un buen rato pero abandono cualquier otra consideración a la escucha y a la oración personal, no sin antes de compartir un pensamiento, tal vez atraídos por la lectura de la encíclica 
"Alabado sea'' de Francisco, donde en el número 85, reportando las palabras de Juan Pablo II, dice: la "contemplación" de la creación se compara con ''escuchar una voz paradójica y silenciosa" que se suma a la revelación de las Sagradas Escrituras, por lo cual, “prestándole atención” el ser humano aprende a reconocerse en relación con otras criaturas. Y yo me pregunto: Si Jesús "ha hecho todas las cosas bien" (Mc 7:37), y Jesús es el Señor, el Dios que creó e hizo todo lo bello y bueno, cuando el hombre escucha a su Señor y le responde: ¿puede devolver la hermosura a la Creación tal cómo Dios la había soñado y destinado desde el principio?

Semana del 9 al 15 de septiembre

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Isaura, Juanita y Teresa Cacabelos Vidal.

Martes: Manuel Padín Suárez; Valentín Padín Camaño y Dolores Arosa Méndez.

Miércoles: Dolores Castro González y esposo Amancio Gondar Barreiro.

Jueves: A la Virgen del Carmen, del perpetuo socorro y a San Benito a intención de una devota.

Viernes: José Da Silva Gaspar, madre Dolores y difuntos de la familia; Manuel Salgueiro Torres.

Sábado: Ángel Domínguez Rosa; Dolores Domínguez Rosa; Carlos Seijas Castro y su madre María.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia; Segunda a las 12:00 por las intenciones de la familia Arteaga Gómez de la Vega, Alberto, José María Ariza y difuntos de la familia García San Miguel.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Viernes: A las 19:00 horas, tercer Aniversario de Alfredo Lores Lores, hija y padres.

Sábado: A Santa Lucía, una devota; a la Virgen del Carmen, una devota.

Domingo: Misa a las 11:00 a la Virgen de los Dolores, por las intenciones de la Parroquia

domingo, 1 de septiembre de 2024

Domingo 22 del tiempo ordinario. Ciclo B

 


Reproducimos el Comentario a la Liturgia Dominical realizado por el Papa Benedicto XVI en el Angelus del 2 de septiembre de 2012, que coincidía con el Domingo XXII del Tiempo Ordinario del Ciclo B

En la liturgia de la Palabra de este domingo destaca el tema de la Ley de Dios, de su mandamiento: un elemento esencial de la religión judía e incluso de la cristiana, donde encuentra su plenitud en el amor (cf. Rm 13, 10). La Ley de Dios es su Palabra que guía al hombre en el camino de la vida, lo libera de la esclavitud del egoísmo y lo introduce en la «tierra» de la verdadera libertad y de la vida. Por eso en la Biblia la Ley no se ve como un peso, como una limitación que oprime, sino como el don más precioso del Señor, el testimonio de su amor paterno, de su voluntad de estar cerca de su pueblo, de ser su Aliado y escribir con él una historia de amor.
El israelita piadoso reza así: «Tus decretos son mi delicia, no olvidaré tus palabras. (...) Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo» (Sal 119, 16.35). En el Antiguo Testamento, es Moisés quien en nombre de Dios transmite la Ley al pueblo. Él, después del largo camino por el desierto, en el umbral de la tierra prometida, proclama: «Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar» (Dt 4, 1).

Y aquí está el problema: cuando el pueblo se establece en la tierra, y es depositario de la Ley, siente la tentación de poner su seguridad y su gozo en algo que ya no es la Palabra del Señor: en los bienes, en el poder, en otros «dioses» que en realidad son vanos, son ídolos. 


Ciertamente, la Ley de Dios permanece, pero ya no es lo más importante, ya no es la regla de la vida; se convierte más bien en un revestimiento, en una cobertura, mientras que la vida sigue otros caminos, otras reglas, intereses a menudo egoístas, individuales y de grupo.

Así la religión pierde su auténtico significado, que es vivir en escucha de Dios para hacer su voluntad —que es la verdad de nuestro ser—, y así vivir bien, en la verdadera libertad, y se reduce a la práctica de costumbres secundarias, que satisfacen más bien la necesidad humana de sentirse bien con Dios. Y este es un riesgo grave para toda religión, que Jesús encontró en su tiempo, pero que se puede verificar, por desgracia, también en el cristianismo. 

Por eso, las palabras de Jesús en el evangelio de hoy contra los escribas y los fariseos nos deben hacer pensar también a nosotros. Jesús hace suyas las palabras del profeta Isaías: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos» (Mc 7, 6-7; cf. Is 29, 13). Y luego concluye: «Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres» (Mc 7, 8).

También el apóstol Santiago, en su carta, pone en guardia contra el peligro de una falsa religiosidad. Escribe a los cristianos: «Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos» (St 1, 22). Que la Virgen María, a la que nos dirigimos ahora en oración, nos ayude a escuchar con un corazón abierto y sincero la Palabra de Dios, para que oriente todos los días nuestros pensamientos, nuestras decisiones y nuestras acciones.

Semana del 2 al 8 de septiembre

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Valentín Padín Camaño y Dolores Arosa Méndez.

Martes: A la Virgen del Carmen, una devota; a Santa Lucía una devota.

Miércoles: No habrá Misa.

Jueves: Juan Luis Otero Fernández.

Viernes: José García Fernández.

Sábado: A las 10:30, primer Aniversario de Luis Castro Fernández. A las 21:00 Misa por Ramón Sineiro Radío, a intención de la Asociación de la Virgen del Carmen; Secundino Domínguez Laya y Dolores Rosa Lobo; Lidia Camiña Lobato. Manuel Pérez Valladares. Pura Dopazo Dadín.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:00 por las intenciones de la familia Arteaga Gómez de la Vega, Alberto, José María Ariza y difuntos de la familia García San Miguel.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Jueves: Por Oscar Buezas Pérez; Lola Leiro Méndez, de Piñeiros; Inocente Otero Fernández; Elisa Fernández Dopazo e hijo Pedro Otero Fernández.

Viernes: A las 19:00 horas primer Aniversario de Pepe Troncoso Poceiro.

Sábado: Por Manuel Oubiña Radío, padres y hermanos; Rosa de Benedicta y Juan López Piñeiro; Guillermo Fernández Argibay y esposa Amelia y difuntos de la familia; Josefa Caneda Bande; Amalia Salgueiro Otero y esposo Antonio Fernández Dopazo, de Rouxique; Ernesto Barreiro Mouriño, de Rouxique.

Domingo: Misa a las 11:00 por María Soledad Dozo Chaves, a intención de la Asociación de la Virgen del Carmen de Dena; Amelia Padín Miguez.