domingo, 25 de agosto de 2024

Domingo 21 del tiempo ordinario (Ciclo B)

 

Reproducimos el Comentario al Evangelio Dominical realizado por el Papa Benedicto XVI en el Angelus del 26 de Agosto de 2012, que coincidió con el Domingo XXI del Tiempo Ordinario del Ciclo B

Los domingos pasados meditamos el discurso sobre el «pan de vida» que Jesús pronunció en la sinagoga de Cafarnaúm después de alimentar a miles de personas con cinco panes y dos peces. Hoy, el Evangelio nos presenta la reacción de los discípulos a ese discurso, una reacción que Cristo mismo, de manera consciente, provocó. Ante todo, el evangelista Juan —que se hallaba presente junto a los demás Apóstoles—, refiere que «desde entonces muchos de sus discípulos se echaron atrás y no volvieron a ir con él» (Jn 6, 66). ¿Por qué? Porque no creyeron en las palabras de Jesús, que decía: Yo soy el pan vivo bajado del cielo, el que coma mi carne y beba mi sangre vivirá para siempre (cf. Jn 6, 51.54); ciertamente, palabras en ese momento difícilmente aceptables, difícilmente comprensibles. Esta revelación —como he dicho— les resultaba incomprensible, porque la entendían en sentido material, mientras que en esas palabras se anunciaba el misterio pascual de Jesús, en el que él se entregaría por la salvación del mundo: la nueva presencia en la Sagrada Eucaristía.

 
Al ver que muchos de sus discípulos se iban, Jesús se dirigió a los Apóstoles diciendo: «¿También vosotros queréis marcharos?» (Jn 6, 67). Como en otros casos, es Pedro quien responde en nombre de los Doce: «Señor, ¿a quién iremos? —también nosotros podemos reflexionar: ¿a quién iremos?— Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Jn 6, 68-69). Sobre este pasaje tenemos un bellísimo comentario de san Agustín, que dice, en una de sus predicaciones sobre el capítulo 6 de san Juan: «¿Veis cómo Pedro, por gracia de Dios, por inspiración del Espíritu Santo, entendió? ¿Por qué entendió? Porque creyó. Tú tienes palabras de vida eterna. Tú nos das la vida eterna, ofreciéndonos tu cuerpo [resucitado] y tu sangre [a ti mismo]. Y nosotros hemos creído y conocido. No dice: hemos conocido y después creído, sino: hemos creído y después conocido. Hemos creído para poder conocer. En efecto, si hubiéramos querido conocer antes de creer, no hubiéramos sido capaces ni de conocer ni de creer. ¿Qué hemos creído y qué hemos conocido? Que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, es decir, que tú eres la vida eterna misma, y en la carne y en la sangre nos das lo que tú mismo eres» (Comentario al Evangelio de Juan, 27, 9). Así lo dijo san Agustín en una predicación a sus fieles.

Por último, Jesús sabía que incluso entre los doce Apóstoles había uno que no creía: Judas. También Judas pudo haberse ido, como lo hicieron muchos discípulos; es más, tal vez tendría que haberse ido si hubiera sido honrado. En cambio, se quedó con Jesús. Se quedó no por fe, no por amor, sino con la secreta intención de vengarse del Maestro. ¿Por qué? Porque Judas se sentía traicionado por Jesús, y decidió que a su vez lo iba a traicionar. Judas era un zelote, y quería un Mesías triunfante, que guiase una revuelta contra los romanos. Jesús había defraudado esas expectativas. El problema es que Judas no se fue, y su culpa más grave fue la falsedad, que es la marca del diablo. Por eso Jesús dijo a los Doce: «Uno de vosotros es un diablo» (Jn 6, 70). Pidamos a la Virgen María que nos ayude a creer en Jesús, como san Pedro, y a ser siempre sinceros con él y con todos.

Semana del 26 de agosto al 1 de agosto.

 


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: No habrá Misa.

Martes: Por Loa de Portela.

Miércoles: Por Dolores Serén Cores y difuntos de la familia.

Jueves: No habrá Misa.

Viernes: Por Vicente Radío Domínguez.

Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de Divina Dopazo Cacabelos. A las 21:00 Misa por Alicia Melón Oubiña; Marina López González, esposo Manuel, hijos Manolito y José Luis; Valentina Padín Parada, esposo Aurelio e hija Carmen.

Domingo: La primera a las 9:00 por Aurora Insua Camaño; Lolita Camaño y difuntos de la familia; Isabel y Joaquín Martínez. Segunda a las 12:00 por Lino Besada Besada; intenciones de la familia Arteaga Gómez de la Vega; Milagros Vidal Riveiro, esposo Horacio y madre Eladia; Alberto, José María Ariza y difuntos de la familia García San Miguel.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: Por Pastora Otero Carballa.

Sábado: Por Vicente Grandal; Juan García Tacón y esposa María Bugallo Camiña; Sara Méndez Carballa y esposo Fernando.

Domingo: Misa a las 11:00 de la mañana, a la Virgen del Carmen, intención de una devota; por Enrique González Caneda.

sábado, 17 de agosto de 2024

Domingo XX del Tiempo Ordinario del Ciclo B

 


Reproducimos en esta Glosa Dominical el comentario de Su Santidad Benedicto XVI realizado en el Angelus del 19 de Agosto de 2012, que coincidía con el Domingo XX del Tiempo Ordinario del Ciclo B. 
 
El Evangelio de este domingo (cf. Jn 6, 51-58) es la parte final y culminante del discurso pronunciado por Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, después de que el día anterior había dado de comer a miles de personas con sólo cinco panes y dos peces. Jesús revela el significado de ese milagro, es decir, que el tiempo de las promesas ha concluido: Dios Padre, que con el maná había alimentado a los israelitas en el desierto, ahora lo envió a él, el Hijo, como verdadero Pan de vida, y este pan es su carne, su vida, ofrecida en sacrificio por nosotros. Se trata, por lo tanto, de acogerlo con fe, sin escandalizarse de su humanidad; y se trata de «comer su carne y beber su sangre» (cf. Jn 6, 54), para tener en sí mismos la plenitud de la vida. Es evidente que este discurso no está hecho para atraer consensos. Jesús lo sabe y lo pronuncia intencionalmente; de hecho, aquel fue un momento crítico, un viraje en su misión pública. La gente, y los propios discípulos, estaban entusiasmados con él cuando realizaba señales milagrosas; y también la multiplicación de los panes y de los peces fue una clara revelación de que él era el Mesías, hasta el punto de que inmediatamente después la multitud quiso llevar en triunfo a Jesús y proclamarlo rey de Israel. Pero esta no era la voluntad de Jesús, quien precisamente con ese largo discurso frena los entusiasmos y provoca muchos desacuerdos. De hecho, explicando la imagen del pan, afirma que ha sido enviado para ofrecer su propia vida, y que los que quieran seguirlo deben unirse a él de modo personal y profundo, participando en su sacrificio de amor. Por eso Jesús instituirá en la última Cena el sacramento de la Eucaristía: para que sus discípulos puedan tener en sí mismos su caridad —esto es decisivo— y, como un único cuerpo unido a él, prolongar en el mundo su misterio de salvación.

Al escuchar este discurso la gente comprendió que Jesús no era un Mesías, como ellos querían, que aspirase a un trono terrenal. No buscaba consensos para conquistar Jerusalén; más bien, quería ir a la ciudad santa para compartir el destino de los profetas: dar la vida por Dios y por el pueblo. Aquellos panes, partidos para miles de personas, no querían provocar una marcha triunfal, sino anunciar el sacrificio de la cruz, en el que Jesús se convierte en Pan, en cuerpo y sangre ofrecidos en expiación. Así pues, Jesús pronunció ese discurso para desengañar a la multitud y, sobre todo, para provocar una decisión en sus discípulos. De hecho, muchos de ellos, desde entonces, ya no lo siguieron.

Queridos amigos, dejémonos sorprender nuevamente también nosotros por las palabras de Cristo: él, grano de trigo arrojado en los surcos de la historia, es la primicia de la nueva humanidad, liberada de la corrupción del pecado y de la muerte. Y redescubramos la belleza del sacramento de la Eucaristía, que expresa toda la humildad y la santidad de Dios: el hacerse pequeño, Dios se hace pequeño, fragmento del universo para reconciliar a todos en su amor. Que la Virgen María, que dio al mundo el Pan de la vida, nos enseñe a vivir siempre en profunda unión con él.

Semana del 19 al 25 de agosto

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Intención particular, pidiendo la curación de una persona.

Martes: Elvira Padín Arosa, esposo y difuntos de la familia.

Miércoles: Intención particular, pidiendo la curación de una persona.

Jueves: A Santa Lucía, un devoto.

Viernes: A Santa Lucía, un devoto.

Sábado: Por José Lores Camaño y sus padres. A Santa Lucía, un devoto. Manuel Domínguez Serén y esposa Divina Méndez Meis.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:00 en acción de gracias una devota; intenciones familia Arteaga Gómez de la Vega; Alberto, José María Ariza y difuntos García San Miguel.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Jueves: Luis Abal Lima y difuntos de la familia. Modesta Pombo Padín y esposo Valentín.

Sábado: Mariana Afonso Caneda e hijo José, Manuel Camiña Fariña, Servando Padín Torres, de Piñeiros. Pastora Prieto Otero, Tuca. Cándido Méndez Radío. Susa y Manuel. Luís Otero Fernández.

Domingo: Misa a las 11:00 de la mañana, por María Padín Caneda da Salgueira. Daniel Múñiz Pérez.

domingo, 11 de agosto de 2024

XIX Domingo del tiempo ordinario. Ciclo B

  

Reproducimos el comentario al Evangelio Dominical, realizado por el Papa Benedicto XVI en el Angelus del 12 de Agosto de 2012, que coincidía con el Domingo XIX del Tiempo Ordinario del Ciclo B.
La lectura del capítulo sexto del Evangelio de san Juan, que nos acompaña en estos domingos en la liturgia, nos ha llevado a reflexionar sobre la multiplicación del pan, con el que el Señor sació a una multitud de cinco mil hombres, y sobre la invitación que Jesús dirige a los que había saciado a buscar un alimento que permanece para la vida eterna. Jesús quiere ayudarles a comprender el significado profundo del prodigio que ha realizado: al saciar de modo milagroso su hambre física, los dispone a acoger el anuncio de que él es el pan bajado del cielo (cf. Jn 6, 41), que sacia de modo definitivo. También el pueblo judío, durante el largo camino en el desierto, había experimentado un pan bajado del cielo, el maná, que lo había mantenido en vida hasta la llegada a la tierra prometida. Ahora Jesús habla de sí mismo como el verdadero pan bajado del cielo, capaz de mantener en vida no por un momento o por un tramo de camino, sino para siempre. Él es el alimento que da la vida eterna, porque es el Hijo unigénito de Dios, que está en el seno del Padre y vino para dar al hombre la vida en plenitud, para introducir al hombre en la vida misma de Dios.

En el pensamiento judío estaba claro que el verdadero pan del cielo, que alimentaba a Israel, era la Ley, la Palabra de Dios. El pueblo de Israel reconocía con claridad que la Torah era el don fundamental y duradero de Moisés, y que el elemento basilar que lo distinguía respecto de los demás pueblos consistía en conocer la voluntad de Dios y, por tanto, el camino justo de la vida. Ahora Jesús, al manifestarse como el pan del cielo, testimonia que es la Palabra de Dios en Persona, la Palabra encarnada, a través de la cual el hombre puede hacer de la voluntad de Dios su alimento (cf. Jn 4, 34), que orienta y sostiene la existencia.

Entonces, dudar de la divinidad de Jesús, como hacen los judíos del pasaje evangélico de hoy, significa oponerse a la obra de Dios. Afirman: «Es el hijo de José. Conocemos a su padre y su madre» (cf. Jn 6, 42). No van más allá de sus orígenes terrenos y por esto se niegan a acogerlo como la Palabra de Dios hecha carne. San Agustín, en su Comentario al Evangelio de san Juan, explica así: «Estaban lejos de aquel pan celestial, y eran incapaces de sentir su hambre. Tenían la boca del corazón enferma... En efecto, este pan requiere el hambre del hombre interior» (26, 1). Y debemos preguntarnos si nosotros sentimos realmente esta hambre, el hambre de la Palabra de Dios, el hambre de conocer el verdadero sentido de la vida. Sólo quien es atraído por Dios Padre, quien lo escucha y se deja instruir por él, puede creer en Jesús, encontrarse con él y alimentarse de él y así encontrar la verdadera vida, el camino de la vida, la justicia, la verdad, el amor. San Agustín añade: «El Señor afirmó que él era el pan que baja del cielo, exhortándonos a creer en él. Comer el pan vivo significa creer en él. Y quien cree, come; es saciado de modo invisible, como de modo igualmente invisible renace (a una vida más profunda, más verdadera), renace dentro, en su interior se convierte en hombre nuevo» (ib.)

Invocando a María santísima, pidámosle que nos guíe al encuentro con Jesús para que nuestra amistad con él sea cada vez más intensa; pidámosle que nos introduzca en la plena comunión de amor con su Hijo, el pan vivo bajado del cielo, para ser renovados por él en lo más íntimo de nuestro ser.


Semana del 12 al 18 de agosto.

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Juana Cacabelos Vidal  e Isaura Cacabelos Vidal.

Martes: Por Manuel Padín Suárez.

Miércoles Por María Otero Seoane y difuntos de la familia.

Jueves: Solemnidad de la Asunción de María al cielo. Misa a las 12:00 por las intenciones de la familia Arteaga Gómez de la Vega, Vicente Salgueiro Cacabelos, esposa Digna y Pilar Iglesias; Alberto, José María Ariza, difuntos de la familia García San Miguel.

Viernes: Festividad de San Roque. Misa Solemne a San Roque por las intenciones de la Parroquia.

Sábado: Por Alfonso Rial Gondar.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:00 por Etelvino Dopazo Lores, padres y hermanos; Marcelina Domínguez Varela y difuntos de la familia; intenciones Familia Arteaga Gómez de la Vega; Alberto, José María Ariza y difuntos García San Miguel.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Jueves: Solemnidad de la Asunción de María al cielo. Misa a las 11:00 por Juan Luis Otero Fernández; Gloria Chan Padín, esposo Juan Antonio y esposa Teresa.

Sábado: Por Adelaida Blanco Padín, de Gondar. Albino Camiña García e hijos, Servando Cacabelos Domínguez; Pedro Velón González Pardo, Juan Velón, de Francisco, Antonio Crespo Soto, esposa Carmen e hijos; Aurora Miniño Valle.

Domingo: Misa a las 11:00 por Manuel Oubiña Radío, padres y hermanos; Carmen do Novello, Dolores Lores Ferreiro, Elisa Martínez Torres, da Vichona, José Manuel Pérez Fernández, hijo Antonio y difuntos de la familia.

domingo, 4 de agosto de 2024

"Yo soy el pan de vida"

  

Comentario al Evangelio dominical realizado por el Papa Benedicto XVI en Castelgandolfo el 5 de agosto de 2012, coincidiendo con el domingo XVIII del Tiempo Ordinario del Ciclo B.
En la liturgia de la Palabra de este domingo prosigue la lectura del capítulo sexto del Evangelio de san Juan. Nos encontramos en la sinagoga de Cafarnaúm donde Jesús está pronunciando su conocido discurso después de la multiplicación de los panes. La gente había tratado de hacerlo rey, pero Jesús se había retirado, primero al monte con Dios, con el Padre, y luego a Cafarnaúm. Al no verlo, se había puesto a buscarlo, había subido a las barcas para alcanzar la otra orilla del lago y por fin lo había encontrado. Pero Jesús sabía bien el porqué de tanto entusiasmo al seguirlo y lo dice también con claridad: «Me buscáis no porque habéis visto signos (porque vuestro corazón quedó impresionado), sino porque comisteis pan hasta saciaros» (v. 26). Jesús quiere ayudar a la gente a ir más allá de la satisfacción inmediata de sus necesidades materiales, por más importantes que sean. Quiere abrir a un horizonte de la existencia que no sea simplemente el de las preocupaciones diarias de comer, de vestir, de la carrera. Jesús habla de un alimento que no perece, que es importante buscar y acoger. Afirma: «Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre» 
La muchedumbre no comprende, cree que Jesús pide observar preceptos para poder obtener la continuación de aquel milagro, y pregunta: «¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?» (v. 28). La respuesta de Jesús es clara: «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado» (v. 29). El centro de la existencia, lo que da sentido y firme esperanza al camino de la vida, a menudo difícil, es la fe en Jesús, el encuentro con Cristo. También nosotros preguntamos: «¿Qué tenemos que hacer para alcanzar la vida eterna?». Y Jesús dice: «Creed en mí». La fe es lo fundamental. Aquí no se trata de seguir una idea, un proyecto, sino de encontrarse con Jesús como una Persona viva, de dejarse conquistar totalmente por él y por su Evangelio. Jesús invita a no quedarse en el horizonte puramente humano y a abrirse al horizonte de Dios, al horizonte de la fe. Exige sólo una obra: acoger el plan de Dios, es decir, «creer en el que él ha enviado» (cf. v. 29). Moisés había dado a Israel el maná, el pan del cielo, con el que Dios mismo había alimentado a su pueblo. Jesús no da algo, se da a sí mismo: él es el «pan verdadero, bajado del cielo», él la Palabra viva del Padre; en el encuentro con él encontramos al Dios vivo .«¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?» (v. 28) pregunta la muchedumbre, dispuesta a actuar, para que el milagro del pan continúe. Pero Jesús, verdadero pan de vida que sacia nuestra hambre de sentido, de verdad, no se puede «ganar» con el trabajo humano; sólo viene a nosotros como don del amor de Dios, como obra de Dios que es preciso pedir y acoger
Queridos amigos, en los días llenos de ocupaciones y de problemas, pero también en los de descanso y distensión, el Señor nos invita a no olvidar que, aunque es necesario preocuparnos por el pan material y recuperar las fuerzas, más fundamental aún es hacer que crezca la relación con él, reforzar nuestra fe en Aquel que es el «pan de vida», que colma nuestro deseo de verdad y de amor. Que la Virgen María, en el día en que recordamos la dedicación de la basílica de Santa María la Mayor en Roma, nos sostenga en nuestro camino de fe.

Semana del 5 al 11 de agosto

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Martes: Por José García Fernández; Luis Castro Fernández y sus padres.

Miércoles: Por Ramón Sineiro Radío; Manuel García Barbeito y difuntos de la familia.

Viernes: Por Manuel Salgueiro Torres.

Sábado: Por Pura Dopazo Padín.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:00 por Dolores Camaño Pérez, hijos fallecidos y difuntos de la familia. Intenciones familia Arteaga Gómez de la Vega.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: Por Lola Leiro Méndez de Piñeiros; Oscar Buezas Pérez.

Sábado: Por Josefa Caneda Bande; Rosa Oubiña Radío, padres y difuntos de la familia. Eladio Soutullo Buezas.

Domingo: Misa a las 11:00 por Amelia Padín Míguez, de Piñeiros; Alfredo Lores Lores e hija María Esther de Piñeiros. A la Virgen de los Milagros y Lourdes, una devota.