Hoy se celebra la Jornada Mundial del Enfermo.
Con motivo de este día publicamos el testimonio personal que un enfermo nos ha ofrecido para ser compartido en el blog y que transcribimos a continuación.
"Hace ya más de un año una mañana me levanté como siempre, sano, pero las cosas se fueron torciendo. Una situación médica de lo más común y fácil de resolver se convirtió por una serie de errores encadenados de los profesionales que me atendieron en todo un esperpento que me condujo en pocas semanas a un estado muy precario de salud, una operación complicada, varios meses de hospital en alto riesgo, y una muy lenta recuperación, dolorosa, incómoda, difícil, con recaídas constantes....
Cuando la enfermedad nos alcanza duele, duele el cuerpo y duele el alma , de alguna forma algo se rompe en nuestra vida: nuestro bienestar, nuestra rutina, nuestra alegría. Digo nuestro y nuestra porque aquellos que nos quieren también enferman, algunos de rabia contra todo o de tristeza y preocupación, otros apenas viven, ni comen ni duermen. Cada cual lo sobrelleva como puede.
Soy joven, con padres, esposa, un hijo casi recién nacido. Nunca antes había sentido la posibilidad de la muerte tan cerca. Sólo por mi fe puedo explicarme que haya superado aquellos duros momentos con resignación, sin excesivo temor, con confianza y paciencia, sin rencor. Yo mismo me sorprendo. Algún amigo me preguntaba de qué me servía creer si Dios no me evitaba el sufrimiento, desde mi experiencia la respuesta es simple, la confianza en Él es de donde me surge la fuerza para poder soportarlo, para hacerlo llevadero. Sin fe tal vez no podría.
Quiero ver todo este tiempo como un alto en el camino. En el fondo está siendo como un tiempo de gracia, la ocasión para acercarme más a Jesús y sentir que en nuestro dolor nos abraza".
Nuestro deseo para este día: que todos seamos capaces de encontrar consuelo en el Señor en medio cualquier enfermedad que nos afecte, sabiendo que siempre está a nuestro lado.
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