domingo, 27 de agosto de 2017

Semana del 28 de agosto al 3 de septiembre.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Vicente González Pazos y José Otero Piñeiro.
Martes: Mo habrá Misa
Miércoles: Por Manuel Agís Blanco
Jueves: Por Gonzalo Méndez Salgueiro.
Viernes: No habrá Misa.
Sábado: Por Aurora Insua Camaño, Lolita Camaño y difuntos de la familia, Dolores Viñas Arosa; Filomena Cores Meis; Modesto Sanmartín Arosa y difuntos de la familia; José Varela Méndez, padres y hermanos.
Domingo: Primera a las 9:00 por las intenciones de la Parroquia. Segunda a las 12:00 a la Santísima Virgen a intención de una devota, pidiendo la salud de una enferma. Por Carlos García San Miguel, padres Julia y Lucía.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes, día 29: Por Josefina Méndez Vidal y esposo; Juan Ramón Lores Salgueiro, esposa Manuela y nieta María Esther, de Piñeiros.
Jueves, día 31: Por Ramón González Caneda; A las Ánimas a intención de una devota. Gerardo, Peregrina y Antonio.
Sábado, día 2: Por Eulogio Blanco Chan; Amalia Silva Padín, de Rouxique; Juan Pita y esposa; Moisés Abal Lima y difuntos de la familia.

Domingo, día 3: Misa a las 11:00 por Luis, Gerardo y Federico Ansorena.

domingo, 20 de agosto de 2017

Glosa Domincal

De la Homilia pronunciada por el Papa Benedicto XVI el  domingo 21 de agosto de 2011, en Madrid, coincidiendo con la Jornada Mundial de la Juventud y con el Domingo 21 del tiempo Ordinario (Ciclo A)

Con la celebración de la Eucaristía llegamos al momento culminante de esta Jornada Mundial de la Juventud. Al veros aquí, venidos en gran número de todas partes, mi corazón se llena de gozo pensando en el afecto especial con el que Jesús os mira. Sí, el Señor os quiere y os llama amigos suyos (cf. Jn 15,15). Él viene a vuestro encuentro y desea acompañaros en vuestro camino, para abriros las puertas de una vida plena, y haceros partícipes de su relación íntima con el Padre.

Nosotros, por nuestra parte, conscientes de la grandeza de su amor, deseamos corresponder con toda generosidad a esta muestra de predilección con el propósito de compartir también con los demás la alegría que hemos recibido. Ciertamente, son muchos en la actualidad los que se sienten atraídos por la figura de Cristo y desean conocerlo mejor. Perciben que Él es la respuesta a muchas de sus inquietudes personales. Pero, ¿quién es Él realmente? ¿Cómo es posible que alguien que ha vivido sobre la tierra hace tantos años tenga algo que ver conmigo hoy?

En el evangelio que hemos escuchado (cf. Mt 16, 13-20), vemos representados como dos modos distintos de conocer a Cristo. El primero consistiría en un conocimiento externo, caracterizado por la opinión corriente. A la pregunta de Jesús: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?», los discípulos responden: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Es decir, se considera a Cristo como un personaje religioso más de los ya conocidos. Después, dirigiéndose personalmente a los discípulos, Jesús les pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro responde con lo que es la primera confesión de fe: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». La fe va más allá de los simples datos empíricos o históricos, y es capaz de captar el misterio de la persona de Cristo en su profundidad.

Pero la fe no es fruto del esfuerzo humano, de su razón, sino que es un don de Dios: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos». Tiene su origen en la iniciativa de Dios, que nos desvela su intimidad y nos invita a participar de su misma vida divina. La fe no proporciona solo alguna información sobre la identidad de Cristo, sino que supone una relación personal con Él, la adhesión de toda la persona, con su inteligencia, voluntad y sentimientos, a la manifestación que Dios hace de sí mismo. Así, la pregunta de Jesús: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?», en el fondo está impulsando a los discípulos a tomar una decisión personal en relación a Él. Fe y seguimiento de Cristo están estrechamente relacionados. Y, puesto que supone seguir al Maestro, la fe tiene que consolidarse y crecer, hacerse más profunda y madura, a medida que se intensifica y fortalece la relación con Jesús, la intimidad con Él. También Pedro y los demás apóstoles tuvieron que avanzar por este camino, hasta que el encuentro con el Señor resucitado les abrió los ojos a una fe plena.

Queridos jóvenes, también hoy Cristo se dirige a vosotros con la misma pregunta que hizo a los apóstoles: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Respondedle con generosidad y valentía, como corresponde a un corazón joven como el vuestro. Decidle: Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone.

En su respuesta a la confesión de Pedro, Jesús habla de la Iglesia: «Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». ¿Qué significa esto? Jesús construye la Iglesia sobre la roca de la fe de Pedro, que confiesa la divinidad de Cristo. Sí, la Iglesia no es una simple institución humana, como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. El mismo Cristo se refiere a ella como «su» Iglesia. No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo (cf. 1Co 12,12). La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor. Él está presente en medio de ella, y le da vida, alimento y fortaleza.

Queridos jóvenes, permitidme que, como Sucesor de Pedro, os invite a fortalecer esta fe que se nos ha transmitido desde los Apóstoles, a poner a Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él.

Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros. Os pido, queridos amigos, que améis a la Iglesia, que os ha engendrado en la fe, que os ha ayudado a conocer mejor a Cristo, que os ha hecho descubrir la belleza de su amor. Para el crecimiento de vuestra amistad con Cristo es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios.

De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios. Pienso que vuestra presencia aquí, jóvenes venidos de los cinco continentes, es una maravillosa prueba de la fecundidad del mandato de Cristo a la Iglesia: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15). También a vosotros os incumbe la extraordinaria tarea de ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y, vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos, no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios.

Queridos jóvenes, rezo por vosotros con todo el afecto de mi corazón. Os encomiendo a la Virgen María, para que ella os acompañe siempre con su intercesión maternal y os enseñe la fidelidad a la Palabra de Dios. Os pido también que recéis por el Papa, para que, como Sucesor de Pedro, pueda seguir confirmando a sus hermanos en la fe. Que todos en la Iglesia, pastores y fieles, nos acerquemos cada día más al Señor, para que crezcamos en santidad de vida y demos así un testimonio eficaz de que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios, el Salvador de todos los hombres y la fuente viva de su esperanza. Amén.

Semana del 21 al 27 de agosto.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Amparo Ares Regueiro, difuntos de la familia y Lola a Carniceira.
Martes: Por Maruja Torres, esposo, hijo y nieto. Andrés Cacabelos Padín esposa Minia Vidal y difuntos de la familia.
Miércoles: Por Miguel Otero Ruso y difuntos de la familia; Maruja Álvarez Salgueiro a intención de una amiga
Jueves: Por Eladio Duarte Gómez; Julia Méndez Padín.
Viernes: Por Elvira Radío Limeres y esposo Daniel. Pedro Blanco Velázquez. Delvina Outón Tarela y difuntos de la familia.
Sábado: A las 10:30 Primer Aniversario de Valentina Padín Parada. A las 21:00 Misa por los difuntos de la familia Gallizo y familia Gallego; José de Loyca; Lola Méndez Arosa; Marina López González, hijos Manolito y José Luis y difuntos de la familia; Manuel Lastres Radío, Antonio Rodríguez Prada; Elena Lastres Loureiro y esposo.
Domingo: Primera a las 9:00 por las intenciones de la Parroquia. Segunda a las 12:00 a la Virgen a intención de una devota; a la Virgen de los Milagros a intención de una devota; Carlos García San Miguel, sus padres Julián y Lucía; Milagros Vidal Riveiro, esposo y madre.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes, día 22: Por Tomás Cacabelos Méndez y su hijo José Cacabelos Martínez.
Miércoles, día 23: Por Manuel Casas García; Arturo Estévez Chan; Susa Escudero y Manuel Guisasola.
Sábado, día 26: A las 11:30 Primer Aniversario de Carmen Troncoso Pérez. A las 20:00 Misa por María Luisa Lariño García, José Garrido Caneda; Francisco Vilar Moldes, de Rouxique; Silvestra Otero Fernández, hijo José; Mariña Afonso Caneda, esposo Ramón e hijo José Corbacho, de Piñeiros.

Domingo, día 27: Misa a las 11:00 por Celso González Galán, Manuel Fandiño Conde, de Rouxique, a la Virgen del Carmen a intención de Lucía Fernández.

domingo, 13 de agosto de 2017

Glosa dominical

Comentario a las lecturas del Domingo XIX del Tiempo Ordinario (Ciclo A) realizado por el Papa Benedicto XVI en el Angelus del 7 de agosto de 2011

En el Evangelio de este domingo encontramos a Jesús que, retirándose al monte, ora durante toda la noche. El Señor, alejándose tanto de la gente como de los discípulos, manifiesta su intimidad con el Padre y la necesidad de orar a solas, apartado de los tumultos del mundo. Ahora bien, este alejarse no se debe entender como desinterés respecto de las personas o como abandonar a los Apóstoles. Más aún, como narra san Mateo, hizo que los discípulos subieran a la barca «para que se adelantaran a la otra orilla» (Mt 14, 22), a fin de encontrarse de nuevo con ellos. Mientras tanto, la barca «iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario» (v. 24), y he aquí que «a la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar» (v. 25); los discípulos se asustaron y, creyendo que era un fantasma, «gritaron de miedo» (v. 26), no lo reconocieron, no comprendieron que se trataba del Señor. Pero Jesús los tranquiliza: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» (v. 27).

Es un episodio, en el que los Padres de la Iglesia descubrieron una gran riqueza de significado. El mar simboliza la vida presente y la inestabilidad del mundo visible; la tempestad indica toda clase de tribulaciones y dificultades que oprimen al hombre. La barca, en cambio, representa a la Iglesia edificada sobre Cristo y guiada por los Apóstoles. Jesús quiere educar a sus discípulos a soportar con valentía las adversidades de la vida, confiando en Dios, en Aquel que se reveló al profeta Elías en el monte Horeb en el «susurro de una brisa suave» (1 R 19, 12). 

El pasaje continúa con el gesto del apóstol Pedro, el cual, movido por un impulso de amor al Maestro, le pidió que le hiciera salir a su encuentro, caminando sobre las aguas. «Pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: “¡Señor, sálvame!”» (Mt 14, 30). San Agustín, imaginando que se dirige al apóstol, comenta: el Señor «se inclinó y te tomó de la mano. Sólo con tus fuerzas no puedes levantarte. Aprieta la mano de Aquel que desciende hasta ti» (Enarr. in Ps. 95, 7: PL 36, 1233) y esto no lo dice sólo a Pedro, sino también a nosotros. Pedro camina sobre las aguas no por su propia fuerza, sino por la gracia divina, en la que cree; y cuando lo asalta la duda, cuando no fija su mirada en Jesús, sino que tiene miedo del viento, cuando no se fía plenamente de la palabra del Maestro, quiere decir que se está alejando interiormente de él y entonces corre el riesgo de hundirse en el mar de la vida. Lo mismo nos sucede a nosotros: si sólo nos miramos a nosotros mismos, dependeremos de los vientos y no podremos ya pasar por las tempestades, por las aguas de la vida. El gran pensador Romano Guardini escribe que el Señor «siempre está cerca, pues se encuentra en la razón de nuestro ser. Sin embargo, debemos experimentar nuestra relación con Dios entre los polos de la lejanía y de la cercanía. La cercanía nos fortifica, la lejanía nos pone a prueba» (Accettare se stessi, Brescia 1992, p. 71).

Queridos amigos, la experiencia del profeta Elías, que oyó el paso de Dios, y las dudas de fe del apóstol Pedro nos hacen comprender que el Señor, antes aún de que lo busquemos y lo invoquemos, él mismo sale a nuestro encuentro, baja el cielo para tendernos la mano y llevarnos a su altura; sólo espera que nos fiemos totalmente de él, que tomemos realmente su mano. Invoquemos a la Virgen María, modelo de abandono total en Dios, para que, en medio de tantas preocupaciones, problemas y dificultades que agitan el mar de nuestra vida, resuene en el corazón la palabra tranquilizadora de Jesús, que nos dice también a nosotros: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» y aumente nuestra fe en él.

Semana del 14 al 20 de Agosto.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas

Lunes: Por Pilar Martínez García, hija y padre; José Carlos Feijoo Ruel, difuntos de la familia; Carmen Varela Méndez.
Martes: Solemnidad de la Asunción de María al Cielo. Primera a las 9:00 por las obligaciones del celebrante. Segunda a las 12:00 a intención de una familia que pide la ayuda de Dios y de la Virgen. Carlos García San Miguel y sus padres Julián y Lucía.
Miércoles: Misa Solemne a San Roque por las intenciones de la Parroquia
Jueves: Por Lucindo Varela Castro; Digna Lobato Viñas y esposo.
Viernes: No habrá Misa.
Sábado: Por Javier Cacabelos Fernández; Encarnación Rodríguez Fernández, hijo y hermanos; Juan Vázquez Meis, padres y hermanos; José Otero Rodríguez, Aurora Álvarez y Manuel Minguillo.
Domingo: Primera a las 9:00 por Benigno Gándara Blanco; Juana Radío, Rafael y Alicia. Segunda a las 12:00 a intención de una familia pidiendo la ayuda de Dios y la Virgen; Carlos García San Miguel y sus padres Julián y Lucía.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes día 15: Solemnidad de la Asunción de María al Cielo. A las 11:00 Misa cantada a la Virgen del Carmen a intención de una devota, y Ramón Rial González.
Jueves día 17: Por Dorinda Barreiro Galiñanes.
Viernes día 18: A las 21:00 Misa funeral de Aniversario de Epifanio Campos.
Sábado día 19: Por Hermosinda González Torres, de Rouxique; Lidia Seijas Dovalo; Carmen Lores Padín, da Arnosa; Manuel Torres, Preciosa Lores, hijo Francisco y esposa Ana; Juan Camiña Lamelas y Carmen González Buezas, da Bruñeira; Rosa Prieto Aguín; Juan Velón y Pedro Velón González-Pardo; Alfonso Rey Carballa, esposa Dorinda y Celso; Antonio Crespo Soto y suegros; Celia Dadín y su nuera Lita Dovalo.

Domingo día 20: Misa a las 11:00 por Manuel Pardo Graña y a Santa Rita a intención de una devota.

domingo, 6 de agosto de 2017

Glosa Dominical


Como hacemos habitualmente en el mes de agosto, ofreccemos en la sección "La Glosa Dominical de Gérminans", el comentario a las lecturas del domingo correspondiente, que pronunció el Papa Benedicto XVI en el rezo del Angelus. En esta ocasión coincide con la fiesta de la Transfiguración del Señor del año 2006 

En este domingo el evangelista san Marcos refiere que Jesús se llevó a Pedro, Santiago y Juan a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, "como no puede dejarlos ningún batanero del mundo" (cf. Mc 9, 2-10). La liturgia nos invita hoy a fijar nuestra mirada en este misterio de luz. En el rostro transfigurado de Jesús brilla un rayo de la luz divina que él tenía en su interior. Esta misma luz resplandecerá en el rostro de Cristo el día de la Resurrección. En este sentido, la Transfiguración es como una anticipación del misterio pascual.

La Transfiguración nos invita a abrir los ojos del corazón al misterio de la luz de Dios presente en toda la historia de la salvación. Ya al inicio de la creación el Todopoderoso dice: "Fiat lux", "Haya luz" (Gn 1, 3), y la luz se separó de la oscuridad. Al igual que las demás criaturas, la luz es un signo que revela algo de Dios: es como el reflejo de su gloria, que acompaña sus manifestaciones. Cuando Dios se presenta, "su fulgor es como la luz, salen rayos de sus manos" (Ha 3, 4). La luz -se dice en los Salmos- es el manto con que Dios se envuelve (cf. Sal 104, 2). En el libro de la Sabiduría el simbolismo de la luz se utiliza para describir la esencia misma de Dios: la sabiduría, efusión de la gloria de Dios, es "un reflejo de la luz eterna", superior a toda luz creada (cf. Sb 7, 27. 29 s). En el Nuevo Testamento es Cristo quien constituye la plena manifestación de la luz de Dios. Su resurrección ha derrotado para siempre el poder de las tinieblas del mal. Con Cristo resucitado triunfan la verdad y el amor sobre la mentira y el pecado. En él la luz de Dios ilumina ya definitivamente la vida de los hombres y el camino de la historia. "Yo soy la luz del mundo -afirma en el Evangelio-; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12).

¡Cuánta necesidad tenemos, también en nuestro tiempo, de salir de las tinieblas del mal para experimentar la alegría de los hijos de la luz! Que nos obtenga este don María, a quien ayer, con particular devoción, recordamos en la memoria anual de la dedicación de la basílica de Santa María la Mayor. Que la Virgen santísima consiga, además, la paz para las poblaciones de Oriente Próximo, martirizadas por luchas fratricidas. Sabemos bien que la paz es ante todo don de Dios, que hemos de implorar con insistencia en la oración, pero en este momento queremos recordar también que es compromiso de todos los hombres de buena voluntad. ¡Que nadie se substraiga a este deber!

Semana del 7 al 13 de agosto.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Luisa Blanco Velázquez y difuntos de la familia. Segundo Brañas Gondar, Aurora y Mercedes Viñas Naveiro.
Martes: No habrá Misa.
Miércoles: Por Camelia Blanco Velázquez y esposo. Luis Gondar Cousido, padres, Antonio González Rial, esposa e hijos.
Jueves: No habrá Misa.
Viernes: Por José Rial Salgueiro y Elena Lastres Loureiro.
Sábado: Por Carmen Dopazo Padín, Luis Limeres Outón, Divina Álvarez, esposo Indalecio y difuntos de la familia, Moisés Muñiz, abuelos y tíos. José de Loyca a intención de la Asociación de la Virgen del Carmen.
Domingo: Primera a las 9:00 por Ramiro García Dopazo y Rosa Rariña Lojo. Segunda a las 12:00 por Carlos García San Miguel y sus padres Julián y Lucía.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Miércoles, día 9: Misa por las intenciones de la Parroquia.
Sábado día 12: Por Carmen Esperón Fernández; Rosa Oubiña Radío y difuntos de la familia; Doro Viñas Rocha, abuela Rosa y difuntos de la familia; Aurora Salgueiro Torres, de Rouxique; Dolores Carballa Domínguez y su madre Juana; Albino Fernández Tacón, madre e hijo, de Gondar.

Domingo, día 13: Misa a las 11:00 por Francisco González López, da Capilla; su hija Chelo.