domingo, 28 de abril de 2019

Segundo Domingo de Pascua


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Con motivo del Retiro Pascual del que está participando nuestro colaborador Mn. Francesc M. Espinar, ofrecemos en lugar de su habitual Glosa, la reflexión sobre el Segundo Domingo de Pascua, que realizó el Papa Benedicto XVI en el rezo del Angelus del Domingo 11 de abril de 2010. 

Este domingo cierra la Octava de Pascua como un único día «en que actuó el Señor», caracterizado por el distintivo de la Resurrección y de la alegría de los discípulos al ver a Jesús. Desde la antigüedad este domingo se llama «in albis», del término latino «alba», dado al vestido blanco que los neófitos llevaban en el Bautismo la noche de Pascua y se quitaban a los ocho días, o sea, hoy. El venerable Juan Pablo II dedicó este mismo domingo a la Divina Misericordia con ocasión de la canonización de sor María Faustina Kowalska, el 30 de abril de 2000.

De misericordia y de bondad divina está llena la página del Evangelio de san Juan (20, 19-31) de este domingo. En ella se narra que Jesús, después de la Resurrección, visitó a sus discípulos, atravesando las puertas cerradas del Cenáculo. San Agustín explica que «las puertas cerradas no impidieron la entrada de ese cuerpo en el que habitaba la divinidad. Aquel que naciendo había dejado intacta la virginidad de su madre, pudo entrar en el Cenáculo a puerta cerrada» (In Ioh. 121, 4: CCL 36/7, 667); y san Gregorio Magno añade que nuestro Redentor se presentó, después de su Resurrección, con un cuerpo de naturaleza incorruptible y palpable, pero en un estado de gloria (cfr. Hom. in Evang., 21, 1: CCL141, 219). Jesús muestra las señales de la pasión, hasta permitir al incrédulo Tomás que las toque. ¿Pero cómo es posible que un discípulo dude? En realidad, la condescendencia divina nos permite sacar provecho hasta de la incredulidad de Tomás, y de la de los discípulos creyentes. De hecho, tocando las heridas del Señor, el discípulo dubitativo cura no sólo su desconfianza, sino también la nuestra. 

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La visita del Resucitado no se limita al espacio del Cenáculo, sino que va más allá, para que todos puedan recibir el don de la paz y de la vida con el «Soplo creador». En efecto, en dos ocasiones Jesús dijo a los discípulos: «¡Paz a vosotros!», y añadió: «Como el Padre me ha enviado, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos, diciendo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les son perdonados; a quienes se los retengáis, les son retenidos». Esta es la misión de la Iglesia perennemente asistida por el Paráclito: llevar a todos el alegre anuncio, la gozosa realidad del Amor misericordioso de Dios, «para que —como dice san Juan— creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre» (20, 31). 

A la luz de estas palabras, aliento, en particular a todos los pastores a seguir el ejemplo del santo cura de Ars, quien «supo en su tiempo transformar el corazón y la vida de muchas personas, pues logró hacerles percibir el amor misericordioso del Señor. Urge también en nuestro tiempo un anuncio semejante y un testimonio tal de la verdad del amor» (Carta de convocatoria del Año sacerdotal). De este modo haremos cada vez más familiar y cercano a Aquel que nuestros ojos no han visto, pero de cuya infinita Misericordia tenemos absoluta certeza. A la Virgen María, Reina de los Apóstoles, pedimos que sostenga la misión de la Iglesia, y la invocamos exultantes de alegría: Regina caeli...

Semana del 29 de abril al 5 de mayo.



Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: A las 20:00 Misa por las obligaciones de los participantes.
Martes: No habrá Misa.
Miércoles: A san José pidiendo por las vocaciones sacerdotales y religiosas y la santificación del clero.
Jueves: Por Amancio Gondar Barreiro.
Viernes: No habrá Misa. A las 20:00 horas comienza la catequesis intensiva de los niños que van a recibir la primera comunión.
Sábado: Por Aurora Insua Camaño, Lolita Camaño y difuntos de la familia. Lidia Camiña Lobato y difuntos de la familia; Balbina Chaves Prado.
Domingo: Primera a las 9:00 por la parroquia. Segunda a las 12:30 por Rosa Padín Castro; Maximino y Josefina.

Villalonga

ntenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: A las 19:00 Reunión con los cofrades del Santísimo Sacramento.
Miércoles: A las 13:00 Misa Gondar.
Jueves: Por María Esther Lores Blanco, de Piñeiros.
Sábado: A las 10:30 Primer Aniversario de María Luisa Torres Soutullo. A las 11:15 primer Aniversario de Elisa Estévez González. A las 20:00 horas Misa por Carmen Torres Camiña y sus padres, da Salgueira; María Luisa Blanco Vidal, da Fianteira; Adoración Cacabelos Méndez; Delfina Buezas Pérez, da Xuncablanca; Peregrina Radio Pérez.
Domingo: Primera a las 9:00 por Nela Ozores, do Villar, aniversario; Dolores Torres Caneda y esposo Manuel; Francisco Cores Padín y difuntos de la familia, de Rouxique. Segunda a las 11:30 por la parroquia.

domingo, 21 de abril de 2019

¡HA RESUCITADO! LO RECONOCES: HUELE A VIDA


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Como descendientes directos de la estirpe del Iscariote: así aparecen a los ojos de la gente mis discípulos. Con heridas y monstruosidades, por años con el aliento ahogándoles y la amargura de la mirada, oliendo a sudor y cándidos de nostalgia. Los malditos, los bastardos, los traidores: existe siempre una aproximación por exceso de negación cuando se habla de Judas, del ladrón y de sus sucesores. Y sin embargo los he visto allí, agachados el jueves sintiendo el escalofrío de aquella agua descendiendo también por sus pies: el mismo amor por los pies de Judas como por los de Bartolomé y los de Tadeo usó aquel día el Maestro de Nazaret. Y yo, aquel día, sacerdote como Judas: también él fue consagrado sacerdote, primero entre los doce primeros sacerdotes de la historia de la humanidad. Aquella noche nos dormimos con un incómodo testamento en la cómoda: una jofaina y un pocillo de agua. Y nosotros, tremendamente hombres, hemos correspondido a la gentileza: un trozo de madero y un puñado de clavos. Hace siglos que el hombre debe recordar la ingratitud que alberga en el corazón.
Desde el viernes, con la Cruz estrechada entre las manos, quería boicotear el gesto del beso: “Señor, te evito una doble traición”. Los he observado mientras en el evangelio el gallo cantaba y Pedro mentía, mientras Barrabás exultaba y el inocente sucumbía, mientras en el Calvario se apresuraban las primeras sombras de la gran escena. Después, cuando los he visto en fila india, quería decirles: “no gente, cuando es demasiado es demasiado”. He intentado apartar aquella cruz, pero es como si Él me hubiese dicho: “Déjame aquí, enamorado hasta la burla”. Lo he dejado -Dios entre mis brazos pequeños a sostenerlo- y he llorado. He fotografiado los labios de mi Judas, duros mientras tocaban Sus labios: en los ojos la nostalgia de los grandes encuentros, la amargura de las pesadas traiciones, la conciencia de la miseria humana. Y Él allí, infatigablemente Dios, a dejarse tocar por aquellos labios impuros, para mostrar al hombre cómo el morir es el infinitivo del verbo amar. Allí, frente a mí, el eterno duelo entre la Vida y la Muerte, entre la Verdad y la Mentira, entre el sueño y la locura: a un paso de lo posible, para contemplar la agonía de la gracia derrochada a ultranza por la mastodóntica presencia de la desgracia. No ha soportado el peso de aquella mirada: ha abrazado la Cruz, la ha besado, la ha ensuciado de lágrimas. El todo como preludio de la espléndida afirmación susurrada casi en silencio: “Perdóname, Señor”. Aquella cruz debía quedar allí, para aguantarla debía estar yo: para aprender, aunque sacerdote, que para quien lo mira desde fuera, la gracia no es siempre comprensible. 

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Esta noche será noche de vela, dentro de los pasillos de mi pequeña parroquia. El silencio de esta mañana, las confesiones de la última hora, aquella ráfaga en la mirada y aquella pequeñísima escapatoria en el corazón. Lo han traicionado y aplastado, condenado y juzgado, burlado y rechazado: qué mejores compañeros de mis perdedores para celebrar la aventura del Triduo Pascual. Mañana por la mañana los veré venir con los vestidos de los días de fiesta: la barba descuidada se rasurará; del armario saldrán aquellos vestidos que huelen a nuevo; los zapatos rotos cederán el sitio por un rato a unos más elegantes. Se levantarán al amanecer y aún lejos del alba, tras los pasos de aquellas cuatro mujeres desveladas en aquella primera mañana toda hebraica. Entonarán la voz, intentarán una partitura musical, desafiarán a la rítmica y enfadarán al organista. Mañana todo les será perdonado, una amnistía pascual para permitirles robar a San Agustín la frase que en las iglesias ha resonado esta noche: O felix culpa! Oh feliz culpa que nos mereció tal y tan gran Redentor. Será un canto desentonado aunque entonado, loco por lo amoroso, terrible por lo verdadero. Por otra parte Él había jurado que era la oveja perdida la que andaba buscando, el pecador endurecido el que quería atraer, el hombre perdido, el que buscaba salvar. Ellos perfumados por los momentos pascuales, nosotros peregrinos en el desierto de la desesperación con el olor de estas malditas ovejas. Un olor que en estos días Allí Arriba es considerado como un perfume de prestigiosa marca. Porque atestigua la frecuentación cotidiana con el rebaño de los alejados. De aquellos ladrones que, con el evangelio en la mano, estaban junto a Cristo el día que inauguró el Paraíso. Porque Pascua es creer en lo inimaginable de un Dios eternamente capaz de asombrar. Para despertar al hombre en su belleza perdida. 

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 22 al 23 de abril.



Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: No habrá Misa.
Martes: Por Antonio Arosa Iglesias y suegro Manuel Riveiro Varela. Jorge Vidal Camiña; Tito Lemiña y difuntos de la familia. A las 21:30 Reunión de cofrades y entrantes del Santísimo Sacramento en la rectoral de Dena.
Miércoles: No habrá Misa.
Jueves: Por Chicho do Forcado y su hijo José Manuel.
Viernes: Por María Luisa Miniño Vieites; Carmen Dopazo Padín, Juan Trillo y difuntos de la familia.
Sábado: Por José Manuel Otero Naveiro y difuntos de la familia; María del Carmen Pérez Rial y esposo; Josefa y Celestino; Palmira Iglesias Limeres y difuntos de la familia. A la Virgen de Monserrat a intención de Antonio Miniño.
Domingo: Primera a las 9:00 por la parroquia. Segunda a las 12:30 al Santísimo Sacramento y a San Antonio a intención de Josefa Jamardo; Amparo y difuntos de la familia.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes 23: Por Juan Piñeiro Tarelo. Peregrina Méndez Muñiz.
Jueves 25: Por María Montserrat Méndez Muñiz.
Sábado 27: A las 10:30 primer Aniversario de José Manuel Torres Otero. A las 20:00 Misa por José Telmo Torres Otero. A las 20:00 Misa por José Telmo Torres; Luis Abal Lima; Luis García Vidal; Lidia Seijas Dovalo, de Rouxique; Francisco Vilar Moldes y esposa, de Rouxique; Raúl Fernández Buezas y sus padres, da Salgueira.
Domingo 28: Primera a las 10:30 por José Leal Velázquez; José Troncoso, Carmen Poceiro, José Méndez, Modesto Rial e Isolina Gonzalo a intención de Angélica Troncoso; Arturo Garrido y sus padres, de Peay. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 14 de abril de 2019

Domingo de Ramos


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En este domingo vendrían ganas de gritar en la entrada de la iglesia: ¡Cuidado con los sacerdotes!”. Y en verdad hay que estar atentos a ellos: no es una broma. Porque nunca como en este domingo los sacerdotes que nos debatiremos entre la forma larga o la breve del evangelio de la Pasión, escogeremos la breve. ¡Hay tanta gente en el templo! ¡Y hay tanta prisa por llegar a casa con las palmas, los ramos de olivo y laurel para colgarlos en los balcones! Quizás muchas familias tendrán invitados a comer: sus ahijados, sus hijos o nietos… Y después de todo, se empieza la Semana Santa con una misa muy larga. ¿Quién llegará al domingo de Pascua? Atentos, porque nunca como hoy viviremos en la iglesia -al módico precio de tres cuartos de hora- el más terrible de los espejismos con máscara de cristianismo: que la Pasión sea en forma breve. Cuando en cambio la vida de aquí abajo nos cuenta que toda pasión -física o espiritual- siempre es en forma larga. Como complemento de tiempo continuado que llena una entera frase del cuaderno de la vida.

Se inicia todo con un borriquillo como amigo: la única criatura dispuesta a acercarle hacia una meta peligrosa. Y sin embargo, amigos tenía más de uno, a cual más difícil entre los que escoger: escritores y pescadores, pecadoras y seductoras, cobradores de impuestos y comerciantes, gente de pueblo y doctores de la ley. Pero a las puertas de Jerusalén está sólo Él aventurándose entre la muchedumbre. Un borriquillo hijo de burra. Intrigante y conmovedor hoy el relato de la Pasión dictado por los evangelistas. Intrigante porque habla de un Dios humanísimo que tiene miedo, tiembla, suda, sufre, grita, llora. Un Dios que parece un niño preso de la soledad. Y conmovedor porque aquella pasión es el preestreno de una historia de pasiones que llega hasta la vida de la gente que pobre y herida, y que está tan decepcionada que ni se da cuenta de tener a su lado un Dios igualmente herido compartiendo el miedo a la muerte. “Empezó a sentir miedo y angustia” (Mc. 14,33) Inesperado este fotograma del Maestro de Nazaret: también Él invadido por el terror, la consternación y la amargura de la soledad. Como yo, como tú, como tantos rostros en esta tierra de hombres que mendigan afecto.
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Un borrico hacia Jerusalén, un gallo en el patio después del proceso. Menos mal que queda la compasión de los animales: entre el rebuzno del asno y el canto del gallo vive el extraño heroísmo de la humanidad: hoy aplauden festejando y animan alegres para después esconderse el próximo viernes con vileza y traiciones con puntualidad hasta enviar a morir fuera de las murallas de la ciudad a la Belleza de la Historia. Y la soledad escondida entre los pliegues de la liturgia que hoy  interpela a quien cree de veras que el evangelio tiene fuerza para hablar en todos los instantes de  la historia. No la soledad que Jesús a menudo busca para recargar su espíritu y alejarse de la multitud que lo malinterpretaba, sino la soledad causada por Pedro, Santiago, Andrés y toda la compañía, mientras la Cruz estaba lejos de todos los amigos, héroes e indómitos soñadores. Al tomar forma el Calvario hay quien duerme como Simón, hay quien huye poniendo pies en polvorosa, hay quien afirma no haberlo jamás conocido. Y quien lo besa sabiendo que aquel beso esconde la cobardía de una traición. Al Maestro -después de mil días pasados en su compañía y treinta años apartado en el silencio de Nazaret- le queda la última invitación: “Levantaos, vamos”. Y ellos se levantan pero para escapar. Sin embargo no machaquemos a los apóstoles: son nuestros precursores. La única diferencia es que ellos a Cristo lo tenían delante. Pero en el corazón compartían nuestra locura de traicionar al amigo cuando éste pide fidelidad. Ellos lo han hecho en Getsemaní, nosotros lo repetimos cuando nos avergonzamos de santiguarnos en la mesa, en la resignación ante el abandono de la fe, en la incapacidad de testimoniar el Amor de la Iglesia, en la política, en la escuela, en el deporte, en la vida de cada día. Mientras quedamos bien al contar alguna historieta a los niños de catequesis, tatuándonos el crucifijo en el escote, colgándolo en las paredes de casa, es aceptable. Pero cuando pide perseverancia, valentía, conversión, entonces es mejor huir, afirmar no conocerlo, renegar el ser gente amada por Él. 
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Oración en el Calvario (Bercianos de Aliste)
Hasta hace poco el Viernes Santo no se podía arar, ni ir al huerto, ni podar árboles porque hasta la tierra sufría por aquella muerte. Los cines y teatros estaban cerrados, ni se barría ni se hacía la colada en las casas. Hasta las alondras en el cielo, los tordos en los bosques o los gorriones en los patios estaban callados. Como también las campanas. Un pesado luto rodeaba todo lo creado. Pero después del sermón de la Pasión, la visita a los Monumentos y la procesión del Santo Entierro a paso lento, con el canto del “Stabat Mater” seguido en voz baja por los ancianos, venía el domingo por la mañana (antes incluso el sábado) el sonido festivo de las campanas y el canto de los pajarillos que anunciaban el final de la tristeza. 

¿Y hoy? La noche del Viernes y del Sábado Santo en todos los lugares estruendo y bailes en las discotecas. En la mañana de Pascua dormirán y se despertarán con dolor de cabeza y la “boca chancla” por la resaca. Leeremos la noticia de los sólitos accidentes de carretera hacia el amanecer. ¿Habrá alguien aún que al repicar las campanas se lavará los ojos con el agua clara de la fuente de la Plaza Mayor, como hacían en el pueblo en el que fui párroco por vez primera, para ver la nueva luz?
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Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 15 al 21 de Abril. Semana Santa 2019



Dena

Intenciones de las Celebraciones Eucarísticas.

Lunes: A las 21:00 por Paco Dovalo López.
Martes: A las 21:00 por Luis Domínguez Melón, Manuel Domínguez, Delvina Outón y difuntos de la familia.
Miércoles: A las 20:30 Celebración de la Penitencia.
Jueves Santo: A las 19:30 Misa Vespertina de la Cena del Señor. Lavatorio de los pies.
Viernes Santo: A las 19:30 Conmemoración de la Muerte del Señor: Lectura de la pasión, adoración de la cruz y comunión.
Sábado Santo: 21:30 Solemne Vigilia Pascual.
Domingo de Pascua: Primera a las 9:00 por la parroquia. Segunda a las 12:30 por Elisa a Caladiña. Por Juan Herves; Julián, Lucía e hijos fallecidos. Todos los demás Cultos de Semana santa se aplican por las intenciones de la Parroquia.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías.

Miércoles: A las 19:00 Celebración de la Penitencia
Jueves Santo: A las 18:00 Misa Vespertina de la Cena del Señor.
Viernes Santo: A las 18:00 Conmemoración de la Muerte del Señor. Lectura de la Pasión, Adoración de la Cruz y Comunión.
Sábado Santo: A las 20:00 Solemne Vigilia Pascual. Todos estos oficios se aplican por las intenciones de la Parroquia.
Domingo de Pascua: Misa a las 11:00 por Manuel Méndez Laredo; Vicente González Fernández, hijo y padres de Piñeiro.

domingo, 7 de abril de 2019

JESÚS ABRE LA PUERTA DE NUESTRAS PRISIONES

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Una trampa bien ingeniada para poner a Jesús contra las cuerdas: o contra Dios o contra el hombre. Los escribas y los fariseos le llevaron una mujer y la pusieron en medio.
Mujer sin nombre, que para los escribas y fariseos no es una persona, es una cosa, que se toma y se deja, se lleva, se conduce, se pone aquí o allá, donde les está bien. Que se puede conducir a la muerte. Una mujer sobre la que los hombres pueden ejercer la máxima violencia, llevada a cabo además por los hombres sagrados, legitimada por un Dios terrible y oscuro, amante no de la vida sino de la muerte. Una mujer herida en la persona, en su dignidad, en su grandeza e inviolabilidad. Contra la que los defensores de Dios cometen un pecado más grave que el delito que quieren castigar.

Jesús se inclinó y escribía con el dedo en el suelo. Ante aquella mujer Jesús inclina los ojos al suelo, como sobrecogido por un santo pudor ante su misterio. Jesús echa por los aires todo el viejo ordenamiento de golpe, con palabras cortantes e incisivas y tan verdaderas que nadie puede rebatir.
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¿Nadie te condena? Tampoco yo te condeno. He aquí la justicia de Dios: no la de los hombres sino la de Jesús, el Justo que justifica, el Santo que vuelve santos, venido para traer no el ajuste de cuentas sino una revolución radical en las relaciones entre Dios y el hombre, y por consiguiente entre hombre y hombre. En pocas palabras, de un corazón amoroso que nos recoge en brazos y que por la primera vez nos ama por lo que somos, perdonando todo error, curando toda herida, todo dolor. 


Más adelante llevará a término algo más radical: se colocará él mismo en lugar de aquella mujer, en lugar de todos los condenados, de todos los culpables, y se dejará matar por aquel poder considerado de origen divino, quebrando así la cadena maléfica donde ese tiene raíces, en una terrible, terriblemente equivocada idea de Dios.
“Vete y de ahora en adelante no peques más”: lo que dejas atrás no importa, importa el bien posible de mañana. ¡Cuántas personas viven en una perpetua condenación interior, aplastadas por el sentido de culpa por los errores pasados, y abortan así la imagen divina que está latente en ellos y que palpita por crecer y salir a la luz! Jesús abre las puertas de nuestras prisiones, desmonta los patíbulos a los que a menudo nos arrastramos a nosotros mismos y arrastramos a los demás. Sabe bien que únicamente los hombres y las mujeres liberados y perdonados pueden dar a los hermanos libertad y perdón.
Venga y muévete de aquí, camina hacia lo nuevo, y lleva el mismo amor y el mismo don a todos los que encuentres. El perdón es el único don que no nos hará más víctimas y no hará más víctimas, ni fuera ni dentro de nosotros. 
Mn. Francesc M. Espinar Comas 

Semana del 8 al 14 de abril.



Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00.

Lunes: No habrá Misa
Martes: Por Manuel Pérez Domínguez y esposa Diamar.
Miércoles: A las 20:30 Celebración Comunitaria de la penitencia en Sanxenxo, presidida por el Sr. Arzobispo.
Jueves: Por María del Carmen Arosa Camaño, abuelos y difuntos de la familia.
Viernes: Ejercicio del Santo Vía Crucis.
Sábado: Por Benjamín Castro Minguillo; Carmen Roa, Antonio Blanco Penide; Horacio Cacabelos Rey, madre y difuntos de la familia.
Domingo: Primera a las 9:00 por la parroquia. Segunda a las 12:30 por José Portela Lobato, esposa Dionisia y difuntos de la familia. Por Juan Herves Ozores y obligaciones del Celebrante. Bendición de los Ramos y Palmas en ambas Misas.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: Por María Esther Lores Blanco, de Piñeiros; Modesta Gómez Otero; Elisa Estévez González; Alberto José Torres Troncoso y esposa Victoria.
Viernes: Misa a la Virgen de los Dolores por la parroquia.
Sábado: Por Ana María Méndez Vázquez; Elisa Otero Torres, da Costiña y sus padres; Juan Antonio González Fernández y sus padres.
Domingo: Misa a las 11:00 con la bendición de los Ramos y Palmas. Por las intenciones de la Parroquia.

jueves, 4 de abril de 2019

El padre misericordioso


Con el patrimonio en el bolsillo prematuramente. Aquel hijo está hasta la coronilla del ambiente de casa: mejor los cerdos, las bellotas y las mujeres. Historia bien conocida y bien común, desgraciadamente. Historia que más que implicarnos nos conmueve, historia de un hombre y de un Dios que se buscan mutuamente. El hijo marcha porque Dios le deja libre, porque sin libertad no son posibles aquellos movimientos del corazón que Él busca. Dios te deja marchar. Siempre. Aunque el riesgo de no volver a verte sea grande. Te deja marchar: después se asoma a la ventana. ¡Y cuando te ve en el fondo del callejón sin salida, te transforma!
Seis verbos para saborear: “Lo vio”. El hijo aún está lejos. Quizás el hijo aún no vislumbra al Padre. El hijo va cabizbajo. No importa: el padre lo ve. Ojos que se abren. Ojos que buscan. Ojos que lloran.
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“Se conmovió”. El tiempo para ver el contorno de aquel hijo nostálgico; y el corazón del Padre tiene un vuelco: se conmueve. Se conmueve porque tiene un corazón de padre y uno de madre. Porque custodia la severidad y la ternura, la mirada severa y el alma delicada. Se conmueve porque su mano es una caricia. Mano que consuela, Mano que nutre. Mano que alienta. Mano que dice: “Buenas noches”. Mano que espera. Mano tendida, mano que construye, mano que levanta: ¡mano de un padre! ¿Has sido un golfo? Levanta la vista y míralo: apenas te reconoce de lejos, no sólo se conmueve, sino que empieza a correr. Corre aunque en el mundo oriental el correr no es cosa digna para un anciano. Corre, porque el otro que viene hacia él, el joven, correr no puede, tanto lo ha agotado el hambre. Corre porque el amor ha soltado dentro de él un muelle que lo desbloquea por dentro. Corre, como Zaqueo que parece un mono sobre el sicómoro. Pasa de las formalidades, cuelga su dignidad sin importarle lo que diga la gente y corre. Y corriendo acorta la distancia que lo separa de su niño. ¡Sí, también hoy aquel es su hijo! Un Dios que corre: ¿pero cómo haces para no conmoverte?
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“Y el Padre -sintetiza la pluma de Lucas- lo besó” Abrazar es tanto. Besar es más. Dios apunta al máximo. Indignarse, ¿pero qué dices? Reprocharle. ¡Anda ya! Venga, vete, bésale. Cristo besa al hombre: es decir, le mira a la cara, apoya sus labios en los suyos, le hace sentir su aliento y el aliento se convierte en su voz. Lo besa porque el beso lo es todo. El beso encierra todo. El beso lo dice todo: estoy bien contigo, te amo, estoy muy cerca de ti. Atención: a una persona que besas no puedes tratarle de usted, debes tutearle. A una persona que te besa no le puedes hablar con miedo. Se dice que Dios mantiene a cada persona con un alambre. Bien, cuando uno comete un error, un pecado, el alambre se rompe. Entonces Dios repara de nuevo el alambre anudándolo. Y es así como Dios termina acercándonos aún más cuanto más uno se aleja. Hasta besarle. Le ha besado. Y pensar que aquel vagabundo estaba convencido que el padre ya no querría saber más de él. Que después de aquella estúpida aventura, el padre estaría ya más que harto de sus bobadas. En cambio se da cuenta de que el Padre no resiste su ausencia, ya no soporta su lejanía. “Pronto, traed el vestido más hermoso y vestidle”. El único resarcimiento de “daños y perjuicios” exigido por el patrimonio dilapidado de aquella manera, es no rechazar los signos de un amor que ya no podía esperar.
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El padre espera; pero para el hermano, aquel hijo no se merece nada. Como si hubiese muerto. No se da cuenta de que él tendría que regresar admitiendo, finalmente, que tiene muchas e iguales cosas que hacerse perdonar. Ciertamente: hacerse perdonar aquella regularidad sin arrebatos, aquella respetabilidad gruñona, aquella adulación descarada, la pretensión de ser el hijo ejemplar sin aceptar al otro hijo de su padre. Hacerse perdonar la obediencia sin alegría, el trabajo interesado (interés por un mísero cabrito) la atmósfera gélida que con su presencia crea en casa. Hacerse perdonar la alergia a la fiesta y al perdón. Hacerse perdonar también  que no le ha preocupado lo más mínimo la suerte del hermano. Que por la angustia del padre -que cada día se asomaba a la verja a ver qué- no ha sentido ternura. “Hijo, todo lo que es mío es tuyo”. Justamente esto es lo que le da miedo. Tiene miedo de acabar teniendo el corazón de papá, su amor sin medida. Si se tratase de administrar justicia y castigar, no tendría la más mínima dificultad. Pero aquí se trata de prodigar. Y se queda allí, de pie en el umbral de casa. Condenado a envejecer soñando cabritos y alimentándose de quejas. No ha podido disfrutar de unos corazones (el de su padre y el de su hermano) a los que se les ha devuelto la vida. 

Mn. Francesc M. Espinar Comas