domingo, 3 de diciembre de 2023

OJO AL MOHO: AGRADEZCAMOS EL VIENTO CONTRARIO

 


¡Feliz inicio de año litúrgico, amigos! Empezamos bien: la memoria de Dios hace aguas por todas partes. Se parece a la de las madres: tienen siempre poca, olvidan fácilmente los errores y los fallos de sus hijos, se agachan y se arremangan buscando por los rincones aquellos amores que dan sentido a sus vidas. Se despojan de todo para cubrirse sólo de premura. Se confían demasiado: siempre, a pesar de todo, descaradamente ingenuas frente a la malicia. Madres, es decir, entrañas, embarazos, nacimientos. Dios se arriesga, como las madres terrenas. Parte y confía: su miedo nacerá después, hechas las cuentas, cuando ya no volverán más. En el principio existía la confianza. La confianza y su hermana gemela: la atención, que al fin y al cabo es de la misma familia gramatical que la espera.

La atención: la palabra que se escribe en los bultos que contienen cosas frágiles, en las señales de tráfico que advierten de un posible peligro, en los avisos que quieren capturar la atención de los viandantes de paso. Atención no pertenece al campo semántico de la amenaza, al contrario: pertenece al de la premura, al de la maternidad, al de la lógica íntima y frágil del corazón. En los evangelios la palabra atención va por delante de los pasos de cebra: “Tened cuidado. Cruce. Paso. Disminuid la velocidad. Abrid bien los ojos” En el evangelio los caminos son cuadros de pinturas casi obras maestras: cuando los caminos se tocan se convierten en cruces. Nuevas posibilidades: de ir hacia la derecha o hacia la izquierda. De cambiar de sentido, que es el pseudónimo de la conversión. Quien invierte la ruta toma la dirección opuesta, decide volver atrás. Volver hacía Él.

El pasado es cuestión de memoria, el futuro de esperanza, el presente es sencillamente una cuestión de atención: la señal de tráfico por antonomasia. En los evangelios está por todos lados, en las cercanías de cualquier pequeño cruce de caminos. Atención, nunca se sabe, porque llegando improvisadamente, quizás os encuentre dormidos. El evangelio conoce lo humano. Sabe que distrayéndonos podemos faltar a la cita con la Belleza.

En Adviento se espera: el Adviento es el tiempo de la espera. Y pues el tiempo de la atención. La espera sin atención es perder el tiempo, la atención sin la espera es el sueño, justo lo contrario de quien atiende. El sueño favorece los accidentes y las excusas.


Poderlo encontrar no está reservado a los santos: es un regalo para aquellos que están atentos. Para los no distraídos: para los amantes, es decir para la gente que comprende las lógicas del amor y la loca espera. Que es plenamente consciente de que los signos son siempre pequeños signos, como las revelaciones son siempre pequeñas revelaciones. Sin embargo a cada cruce vuelven: para sosegarnos, animarnos, indicarnos. Para rememorar lo que Dios un día deseará convertir en historia jugándose la última carta. La de un Hijo enviado a plantar su tienda entre la conmoción de lo humano: si dejamos los sueños en el cajón se enmohecen. Y que la cometa, para levantar el vuelo, tiene la extrema necesidad del viento contrario. Atención pues al moho y al viento contrario. Esperar es rechazar todo moho, estar atento es decir gracias al viento contrario. Todo el resto es diablura: papel pintado y sueño. ¡Buen Adviento!

Semana del 4 al 10 de diciembre

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas. Hasta el jueves continuamos con la Novena a la Inmaculada Concepción de María. Sobre las 19:40 Rosario, Novena y Misa.

Lunes: Por Isaura Cacabelos Vidal. Dionisio Castro Minguillo.

Martes: Por Luis Castro Fernández y sus padres.

Miércoles: Por Ramón Serantes, Dolores Casal y Regina Serantes.

Jueves: Por María Dolores Bergueiro Moldes. A las 20:30 Reunión con los jóvenes de confirmación, sus padres y el que ha de padrino o madrina.

Viernes: Solemnidad de la Concepción de María. Se suprime la Misa de 9:00. Habrá Misa a las 12:30 por las hijas de María fallecidas.

Sábado: A las 11:30 Primer Aniversario de Maruja Cacabelos Vidal. A las 20:00 Misa por Santos José Álvarez Bea. Fina Soneira Lema.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 a las Ánimas a intención del cepillo de Ánimas.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Viernes: Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. Misa a las 11:00. Por María Parisina Otero Rodríguez, esposo Serafín y Carmen Rodríguez Oubeira, todos de Piñeiros. Juan Pita, esposa y nuera Lola.

Sábado: Por Juan Luis Otero Fernández, de Revel, a Santa Lucía una devota, Inocente, Elisa e hijos fallecidos, de Revel.

Domingo: Primera a las 10:30 por Alfredo Lores Lores e hija María Esther; Juan Torres Dopazo, das Pedreiras y sus padres. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 26 de noviembre de 2023

El infierno es una omisión de socorro

 

Dios  intenta rescatarnos hasta el último momento. Y es en esa acción de rescate hasta  el último momento –este es el último domingo a disposición del ciclo litúrgico- cuando se enciende la más bella de todas las revelaciones. Una especie de revolución: Dios no se inquieta en exceso por nuestros pecados. Sufre, el Dios cristiano, de una especie de amnesia: por disposición tiende a olvidar fácilmente las cosas. Ciertas cosas: no creamos que Dios se olvida de todo. Un Dios olvidadizo sería un Dios poco fiable, una especie de pasatiempo para nada. Olvida las cosas que han ido mal: así que es un Dios que sólo recuerda las cosas que han tenido éxito. Cada vez que uno haga un esfuerzo por levantarse- comenzar de nuevo es su verbo favorito, junto con el remiendo, la reparación - aprovechará el bien, para regar el mal y enviarlo a la deriva. Lo llaman juicio-final: siempre y cuando juzgar sea verbal-validación, no redacción de sentencia. El miedo al juicio surge de la culpa pues la nostalgia por la misericordia es la gracia que proviene de la vergüenza de los pecados de uno: "Míralo y estarás radiante, tu rostro no debe sonrojarse" (Sal 34, 6). La vergüenza es la fuerza de choque. 
 
Sin temor, por lo tanto: no hay intención de juicio en el corazón de Dios. "Entonces todo es lícito" - alguien dirá. Miente, sabiendo que está mintiendo, quién piensa en esto. El Dios cristiano es un amante loco de la libertad: al crearla, en cierto sentido, eligió depender de la libertad del hombre. Su sueño seguía siendo el del principio: que nadie se perdiera de todos los que creó. Algunos, sin embargo, muestran el deseo de ir por su cuenta: en ese caso Dios -cuyo sufrimiento nadie puede imaginar- aceptará que se le negará el amor pagado con sangre. "¿Qué va a pasar, entonces, ese día? Vas a preguntar. Justicia: que, por fin, sabremos cómo fue realmente la historia. Nuestra historia. Como todo aquí abajo está confundido, entrelazado, no lo acabamos de percibir; el deseo más codiciado será saber perfectamente cómo fue la vida aquí abajo. Y, al aprenderlo, veremos a Dios firmar nuestro plan para la eternidad. Una especie de respaldo de lo que hemos elegido llegar a ser: será la bendición de la libertad. Llorando por nuestras maldiciones: "Muchas veces las bendiciones no fueron bien" escribe Kent Haruf en su novela “Nosotros en la noche”. Amar es esperar todo, incluso lo contrario de todo.
 

Casi parecen  asuntos nimios e intrascendentes: "Tenía hambre, tenía sed, era extranjero, desnudo, enfermo, en prisión". Me has rescatado: pan y agua, una puerta abierta, un vestido, una visita. O todo lo contrario: 'No me aceptaste'. Lo que molesta, en ambos casos, es la cotidianidad de los verbos: comer, beber, alojar, vestirse, visitar, sentir lástima. Mézclalos y harán toda una vida: el Paraíso. Una especie de asombro primigenio: porque quienes los llevaron a cabo se darán cuenta de que, haciendo el bien, se estaba construyendo el futuro: "Era obvio hacerlo", dirán. ¿Los otros? Comerse las uñas hasta los muñones, por haber imaginado a la eternidad algo de difícil comprensión - para ir y buscar quién sabe dónde - para perder el momento decisivo, el que fluía ante los ojos. Mientras estaba a mano: en el armario, en el grifo, en el armario. Ha permanecido como el más intrigante de los misterios: lo eterno se juega en lo efímero, lo universal se cierra en el detalle, los sueños de Dios dependen de las acciones del hombre. No había un Dios que señalase que uno estaba cerca de gestos definitivos: había dejado al hombre como su cartel. El hombre exhausto: "Todo lo que le has hecho a uno de estos hermanos menores míos, me has hecho a mí." Dios, cuando quiere jugar por sorpresa, viaja en segunda  clase.
 
Es un anuncio final: más allá de eso seremos lo que decidimos ser mientras estábamos aquí.  No es una sorpresa: ¿por qué, entonces, asustarse? 
 

También dice el adagio popular: 'Mueres como vives'. Es una forma de igualdad, la más ecuménica. Dios no nos enviará al Infierno o al Paraíso: el juicio es del bien. Eso ha  hecho o  no lo ha hecho: o seremos hombres que han hecho el bien u hombres que no lo han hecho. La omisión del bien -habiendo sido capaz de hacerlo, no haberlo hecho- es una acción que Dios no será capaz de revertir, con el dolor de la manipulación de la libertad. La omisión de socorro es la motivación del Infierno. El pecado si lo consideramos bien es un empujón hacia el Paraíso. De cara a Dios no ha de ser tanto un motivo de vergüenza como una conciencia y un revulsivo  que facilite el retorno a Él. Si la vergüenza por el pecado conlleva eso, Dios elige esa vergüenza. Mejor eso que no hacer nada. A Dios no le gusta la inacción. A Él, Rey eterno que siempre está en misión de rescate. 

Semana del 27 de noviembre al 3 de diciembre

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: Por María del Carmen Domínguez Seijas; José Castro Minguillo y difuntos de la familia.

Martes: Por Rafael Besada Limeres.

Miércoles: Comienza la Novena a la Inmaculada Concepción de María. Sobre las 19:40 Rosario, Novena y Eucaristía. A la Virgen del Carmen a intención de una devota.

Jueves: Por Jesús Méndez Becerra.

Viernes: A la Virgen del Carmen a intención de Mucha de Touriño.

Sábado: Por Néstor Moldes Limeres; Mercedes Oubiña Romay; Rosa Santiago Barros y difuntos de la familia.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Margarita Garrido Limeres, esposo e hijo. Elvira Touriño Pombo y esposo.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes: Por Pastora Otero Carballa; Esperanza Salgueiro Castro.

Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de Carmen García Méndez. A las 19:00 Misa por Pepe Troncoso Poceiro; Difuntos de la familia Torres Sineiro.

Domingo: Se suprime la Misa de 10:30. Habrá Misa a las 11:00, por Juan Fernández Silva, das Pedreiras.

domingo, 19 de noviembre de 2023

Perseverar es evangélico

 


Engañado por el miedo: tan cobarde como para renunciar a vencer por el simple miedo de poder perder. Tan perdedor que el día después de su muerte ya estaban fijando el epitafio sobre su tumba, para memoria perpetua dirigido a todos aquellos que pudieran mirarlo con disimulada simpatía: “Aquí yace un talento nacido muerto”. Cada uno muere tal como ha vivido: este parecer estar muerto desde el inicio, no es el mejor final dentro de las líneas de fantasía y de inmanente sorpresa de los Evangelios. Ahora que el amo ha guardado su tesoro, explicádselo a aquel tercer siervo del Evangelio, que tras levantarse por la mañana y arriesgarse a perder, vuelve libre a quien se juega la vida. Quizás lo haya entendido: cuando Cristo anticipa la propuesta de colaborar con Él, o lo captas al vuelo y lo sigues, o lo pierdes por la Eternidad.
 
No se habían hecho preferencias: a cada uno según sus posibilidades. La verdadera desigualdad hubiera sido dar a cada uno más de lo que hubiese podido hacer: pretender que el hijo de un campesino alcance el nivel de aprendizaje de un hijo de docente universitario, es lógica de hombres. Dios razona diferentemente, razona justo: su justicia es dar a cada cual según sus posibilidades. Exagerar con las pretensiones puede humillar a alguien que aplastado por las expectativas no alcanzará a dar de sí lo poco que podía. Así va la historia: “A uno dio cinco talentos, a otro dos, a otro uno, según las capacidades de cada cual”. Ni demasiado, ni demasiado poco: el todo que cada cual podía jugarse.
 
Y va y vuelve el Amo, para pasar revista como los antiguos generales: uno va, conquista la tierra y regresa. Desde los tiempos de Ulises cada viaje es siempre un regreso. Un regreso que es una tierra -Ítaca- pero aún más una identidad: uno regresa al centro de sí mismo, al corazón de la propia historia, dentro de los sueños de Dios. Dos de los siervos son emprendedores, conscientes de que el amo les había honrado con su confianza y quisieron darle una alegría con su empeño. Para después dejarse sorprender por Aquel Amo diferente a los amos de esta tierra: van para restituirle la ganancia y vuelven no sólo con ella sino con el doble. Hay días en el Evangelio en que parece no haber grandeza sin exageración, gozo sin libertad. El mismo amo que espera al último siervo: aquel que paralizado por el miedo razonó con un triste “mejor no arriesgar”. Su empresa fue hacer un hoyo y esconderse él y su talento a disposición. Figúrate si me lo roban. Ellos sí que son afortunados: tienen más. Yo no soy capaz. Ni siquiera lo intento, total no sirve para nada -debió pensar. Además con el agravante de saber que el amo era exigente. Lo que aún lo desacredita más. Miedo a Dios.
 
 
Esa es su verdadera encrucijada: el miedo a Dios. ¿De verdad se puede tener miedo de un Dios que pone en tus manos el mundo? Pocas instrucciones de uso y el máximo de libertad. Hasta la paradoja: habitar el mundo en su compañía y escribir juntos la historia. Más que miedo fue quizás pavor: ese talento no lo malograré, sólo lo esconderé. La Belleza para él fue una trampa, poco más que una ocasión para el pánico. Algunos no buscan a la Verdad porque tienen miedo de encontrarla cara a cara. Miedo de recibir sorpresas. Alguien ha inventado el dicho “perseverar es diabólico”. Quizás leyó mal el Evangelio: en ciertas páginas perseverar es hacer feliz a Dios. Ser felices con Dios. Más aún: perseverar es evangélico.


Semana del 20 al 26 de noviembre

 


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: Por José Méndez Torres

Martes: No habrá Misa

Miércoles: Por Luis Bouzada Afonso.

Jueves: Por las vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y misionera.

Viernes: Por los enfermos y ancianos de la parroquia. A las 20:30 reunión de catequistas.

Sábado: Por Maruja Cacabelos Vidal; Lolo Dozo Castro y difuntos de la familia.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Divina Dopazo Cacabelos; Pilar Iglesias Iglesias.

 

Villalonga

Jueves: Por los enfermos y ancianos de la Parroquia

Viernes: A las 18:00 primer Aniversario de Jorge Fandiño Camiña.

Sábado: Por María Lourdes García Lázaro y esposo Manuel; María Luisa González Fernández y Roberto González Casas; Elisa Do Reiniño; Albino Camiña Blanco y sus padres, de Gondar; Carmen a Marquesa, esposo Erundino y su  madre Dolores González.

Domingo: Primera a las 10:30 por las Obligaciones del Celebrante. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 12 de noviembre de 2023

Escusas de mal pagador

 


Más que de virginidad esta vez es cuestión de puntualidad: obligados a abandonar una vertiente moral del cristianismo que con el tiempo se ha convertido en lúgubre moralismo, hoy el evangelio nos centra en la cuestión del tiempo. De aquel tiempo conjugado en futuro que para Dios tiene aroma de Eternidad. Quizás sea verdad que Él tarda en llegar, pero nosotros entretanto hemos transformado nuestras iglesias en salones para dormir una buena siesta. Algunos incluso han dejado de trabajar, algún discípulo ha arriado las velas y ha arranchado los remos guardándolos, muchos cristianos se han preparado la mochila antes de tiempo, como los niños en clase, para salir antes de que suene el timbre. Impecables, correctamente tristes, formalmente compuestos, tan racionales como para olvidar que Él va a venir de un momento al otro. Se tira adelante contentándose con una ración para el día, una para la noche y sin ningún afán para el mañana. Un esposo debe llegar, hay una fiesta en la que participar, hay aceite para llenar aquellas lámparas; sin embargo, sofocados por las malas costumbres no nos damos cuenta de que el candil se está apagando. Que hay que volverlo a llenar de sueños, de esperanza y de espera.


Lo han recordado tantos hasta hoy, que ya nadie lo cree. Todos los que lo han profetizado han sido calificados históricamente de charlatanes, adivinos aturdidos y granujas de contraportada. El único que nunca lo ha pronosticado sino que sólo lo ha prometido es el Único que aún hoy tiene la misión de darnos confianza. Llegará, quizás está llegando: el dulce rumor de sus pasos nos lo anuncia.  Poco importará si en aquel instante las doncellas habrán salido a comprar aceite para mantener encendidas las lámparas: debían calcular los tiempos mejor, y no perder el tiempo en menudencias y tonterías. No han aprovechado el tiempo muerto de espera. Aquel día no habrá argumentos para querer entrar a clase después de haberse cerrado la puerta. La puerta cerrada declarará cerrada la historia. La historia que nos exigía vigilar, confiar en el mañana, que exigía actitud de espera.

Y sin embargo hay un mundo que espera: el alumno espera la nota; el paciente al resultado de la analítica; la madre al hijo que vuelve del cole; el niño, el agua caliente para el baño; el enamorado, el beso de la amada. El árbol espera a las estaciones, el mar a los ríos, el fuego al oxígeno, el hambriento al camarero, el estómago al alimento, la mujer al marido. La Sagrada Escritura es espera: para entrar en la tierra prometida, para recibir el perdón después de la infidelidad, para una victoria, para un grito desesperado. Todo vive de esperas: el mundo, la política, el deporte. La vida prácticamente es una enorme, confusa, desorganizada, peligrosa, espléndida y ruidosísima sala de espera. Y siempre en espera. Y el hombre para acortar la espera, pone fecha de caducidad. Pero la caducidad crea otra espera y así el juego que nunca acaba. No es un problema, hemos nacido para esperar. Lástima que a veces, esperando nos dormimos. Puede resultar reconfortante pensar que si Dios llega, también Él nos esperará: a que nos despertemos, a que nos preparemos, a que recarguemos las lámparas. Pero lastimosamente éste no es Dios: quizás es aquel Dios emanado de un cierto cristianismo construido para el uso y consumo de su espiritualidad.

El tiempo de Dios nos pide ser centinelas de la aurora, prestos a despertarnos en lo más profundo de la noche. Esperar el futuro de Dios es mejorar nuestro presente. Hasta convertir nuestra esperanza en la de una entera comunidad: que esperando ensaya la acogida del Esposo. Con una mirada de reojo a aquel aceite que ilumina y que, caso de que faltase, nos hablaría de una existencia apagada. No únicamente de una lámpara huérfana de aceite.