domingo, 24 de noviembre de 2019

A veces, Cristo hace las cosas con prisa


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Decimos “hacer las cosas con prisa” o apresuradamente. Cuando por medio está Cristo, parecería desoír aquella antigua certeza que se nos enseñó en la catequesis parroquial: Dios tiene mucha paciencia. Muchas veces se nos exhorta a no hacer las cosas con prisa porque, al menos así nos lo han enseñado, la prisa es mala consejera. Pero, ¿y si es Dios el que hace las cosas con prisa? Entonces las cosas cambiarían drásticamente, porque que Dios haga las cosas a todo correr puede causar una gran confusión a la humanidad. Ciertamente no hemos calculado que a veces Dios hace las cosas apresuradamente, alocadamente, permitidme la expresión. Sería sacar a Dios de la trama de lo previsible, anticipar unas cuentas que no cuadran. Pero ciertas cosas de Dios hechas apresuradamente no son por casualidad ni improvisaciones: son sólo acelerones embarazosos respecto a la velocidad de los razonamientos del hombre. 

Había un usurero, su nombre era Zacheo: aquel día Dios hizo las cosas apresuradamente. “Baja a prisa, hoy debo hospedarme en tu casa”. Mucho antes había una mujer de nombre María, anticipo de miles de caminantes, ella también hizo las cosas con prisa: se puso en camino y viajó con prisa a casa de su prima Isabel. O como Pedro y la tripulación de pescadores: aquella vez fueron ellos, segregados con una mirada, a hacer las cosas con prisa: “en seguida, dejadas las redes y las barcas lo siguieron”. Acelerones en el sentido más genuino de la expresión, que pertenecen a la jerga de los enamorados.

El evangelio es la celebración de la paciencia: ciertas páginas sin embargo, trasmiten una prisa que incomoda, que incluso provoca angustia y rubor. Es la prisa de Dios: hay una urgencia y las cosas se hacen rápidamente, incluso a riesgo de provocar un desgarro en el grupo que lo sigue. “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”: el imperdonable acelerón de Dios. Para que pasen Zaqueo y la Magdalena, Leví Mateo y Simón Pedro. Para que pasen también la adúltera y la samaritana pluricasada. Pero lo de hoy es demasiado: aquel ladrón empedernido no merece el Paraíso. Aquella prisa divina de cogerlo del brazo y acompañarlo a la inauguración del Paraíso, no tenía razón de ser: fue el acelerón nunca perdonado a Cristo. Dimas, el primer santo de la historia canonizado por Cristo apresuradamente: una página del Evangelio escrita alocadamente. La prisa de aquel Viernes por la tarde fue sinónimo de Amor. En agradecimiento por haber recibido la más luminosa de las adoraciones de aquel sinvergüenza empedernido que estaba muriendo junto a Él. Nada de auto-conmiseración, nada de gimoteos, tanto menos adulaciones. Simplemente una mirada y una confidencia: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”. Como si dijese: “Tú sí que eres inocente. Y además eres Rey, mi Rey”. Palabras que encienden la prisa en el corazón del Crucificado: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso” 

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Es la prisa del Amor, que no deja escapar la ocasión, que se infiltra por la rendija desde hace tiempo atisbada, que arranca la gracia a la desgracia, que reescribe los déficits de una entera vida, por aquella admisión de culpa y de realeza. Cristo tiene paciencia: porque ciertas existencias para ser consolidadas, necesitan largos periodos de asentamiento y reeducación. Sin embargo a veces Cristo tiene prisa: cuando el hombre está ante las fauces del mal, basta una mirada y Cristo se apresura. Que no significa hacer las cosas ni de pasada ni por casualidad, sino hacerlas con la mirada del Amor: que consigue leer allí donde la mirada del hombre no lo consigue.  En aquel abismo de la conciencia donde está impreso de manera patente el Evangelio: el abismo que invoca al Abismo. Un día el Señor dijo: “los pecadores y las prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos. Lo explicó con los gestos de la paciencia, pero el hombre no comprendió. Un día obró con prisa: y abrió el Paraíso con el menos cotizado de los hombres. Un perfecto hombre de periferia. Regnavit a ligno Deus!  Aquel día Dios reinó desde la Cruz. 

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 25 de noviembre al 1 de diciembre.



Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: No habrá Misa
Martes: No habrá Misa
Miércoles: No habrá Misa
Jueves: Por Marcelino Besada Casal; Por Elisa Valladares Rial, hijo Manuel y difuntos de la familia.
Viernes: Comienza la Novena a la Inmaculada Concepción de María; Sobre las 19:30 Rosario, Novena y Eucaristía por: Carmen Gondar Vieites, padres y difuntos de la familia. A las 20:30 Reunión de Catequistas.
Sábado: Por José de Loyca y sus padres; María del Carmen Pérez Roal y esposo; Elisa González, esposo y difuntos de la familia.
Domingo: Primera Misa a las 9:00 por la Parroquia. Segunda Misa a las 12:30 por Margarita Garrido Limeres, esposo Francisco e hijo Celso; Elvira Touriño Pombo y esposo.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes 26: Por María Monserrat Méndez Lores.
Jueves 28: Por Alberto José Torres Troncoso y esposa Victoria.
Sábado 30: Por Juan Valladares Lores y esposa, da Costiña; Mabel Lores Carballa; José Telmo Torres; Pepe de Santomé; Gloria Pérez Camiña; José Camiña Fariña.
Domingo 1: Primera Misa a las 10:30 por Manuel Carlos Leiro Otero, da Arnosa; Juan Pita Souto y esposa Gloria. Segunda Misa a las 11:30 por la parroquia.

domingo, 17 de noviembre de 2019

ENTRE EL FINAL Y EL FIN: DOS MIRADAS DIVERSAS


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Un matiz gramatical para paladares refinados. Leyendo el final, la aventura cristiana aparece como la mayor quimera de la historia. Tantus labor non sit cassus: tanto trabajo para nada. Sin embargo si la escrutamos con un fin, la sorpresa tiene el sabor de las conquistas que escriben la historia. Mi historia avanza hacia una meta, hacia un fin. Entre el final y el fin discurre el gran río de la humanidad: hay quien lee el evangelio con los ojos tristes y funestos de quien no tiene esperanza; y hay otros que con el mismo evangelio se adentran con mirada confiada, aquella confianza que no es optimismo a bajo precio sino conciencia de Aquel que posee el regalo de la confianza. Aquí abajo está surgiendo un alba, están presentes las primeras luces de una Pascua que se están encendiendo, se advierte el eco de los ensayos musicales de un Dios que está organizando la fiesta de inauguración en lo Eterno. En medio un río -quizás el último, o bien el penúltimo, lo más probable es que sea uno de tantos que aún hay que cruzar-: en esta parte, mi historia; en la otra orilla, la historia de Dios. En medio, la eterna diatriba entre la esperanza y el desánimo, entre la inquietud de la búsqueda y la euforia de la sorpresa, entre la tristeza del Viernes Santo y el gozo de la Pascua, entre la sospecha y la desconfianza de que exista un Dios celoso que me ha abandonado en el mundo (vieja trampa de la serpiente) y apasionada confianza en un Dios que pide poder escribir una historia en mi compañía.
 
Es la biografía de la Belleza narrada por los evangelios. Una belleza que no está obsesionada en hacerse notar: sería una belleza vulgar. Es simplemente una Belleza bella. Un espacio en el que uno se encuentra bien, tan bien que uno quisiera apearse de cualquier otra, porque aquella Presencia es la raíz y la aproximación del más modesto y excelso de los deseos humanos: “Maestro, qué bien se está aquí”. Sin embargo aquí no nos podemos quedar. Este es el drama del mundo que sumergido en la Belleza puede hacerse adulto, que pierde los trazos de la infancia -nostálgicos pero pueriles- y se reviste con el traje de las cosas maduras. “Os perseguirán entregándoos a las sinagogas, arrastrándoos ante reyes y emperadores” Y el motivo está pronto dicho “A causa de mi nombre”. Masacrados y burlados por ser de Él, ultrajados y ofendidos por estar enamorados, alejados y segregados por ser capaces de imaginar un futuro diverso, hasta dar la vida para que aquel sueño se convierta en signo. El Hombre de los Evangelios es realmente extraño: no elude, no ahorra, no comercia. Presenta la meta sin esconder las insidias del sendero, anticipa la Belleza última sin desconocer la obra de la Mentira, invita a la perseverancia sin callar la dificultad de la persecución. Anticipa el secreto último de la victoria: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas, salvaréis al mundo…
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Perseverar es evangélico; es diabólico en cambio el renunciar a comprometerse, paralizados ante la puerta de la Iglesia, esperar en vano que la solución llegue no se sabe bien de dónde, no aprovecharse de pleno de los talentos que Dios te ha dado. Perseverar es permanecer en la trinchera de la batalla cuando todo te dice “vuelve a casa, ríndete, déjalo ya”. Y estando allí, a un paso de lo posible, toda rendición es traición. Porque mi historia camina hacia el final pero acercándose tremendamente a su  fin: es decir, está madurando.

Por otra parte, Dios también persevera. Lo he visto perseverar esta mañana, y aquella perseverancia era como una bofetada. Me ha visto abrir los ojos y se ha recreado en los últimos bostezos de mi somnolencia y después ha perseverado: “También hoy, Francesc, me fío de ti: Buena Jornada”. Es toda una vida de tozudez conmigo; y esta perseverancia es cuanto menos embarazosa…

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 18 al 24 de noviembre.



Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: No habrá Misa.
Martes: Por Delia Cacabelos Dopazo; José Benito Domínguez Serén.
Miércoles: Por Dolores Padín Camaño; José Castro Minguillo.
Jueves: No habrá Misa.
Viernes: A las 18:00 primer Aniversario de Elisa a Caladiña. A las 19:00 Misa a Santa Lucía y a San Roque a intención de Dolores Argibay.
Sábado: Por Palmira Iglesias Limeres, Manuel Castro Padín; Encarnación Rodríguez Fernández e hijo José Ramón; Carmen Gondar Vieites; Cándida Pérez Vilar y esposo Manuel Outón.
Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por los jóvenes que reciben el sacramento de la Confirmación.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas

Martes 19: A las 17:00 primer Aniversario de Peregrina Méndez Muñiz y Segunda de su hermano Luis Méndez Muñiz.
Sábado 23: Por Manuel Lores Padín y difuntos de la familia. Manuel do Novello.
Domingo 24: Primera a las 10:30 por María del Carmen Varela Dozo. Segunda a las 11:30 por las intenciones de la Parroquia.

domingo, 10 de noviembre de 2019

Cada época tiene su versión de incredulidad

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Cómo obtener un efecto boomerang. Esta vez ni siquiera la fantasía más absurda -una mujer que se casa con siete maridos que mueren todos sin dejar descendencia- consigue desmontar la esperanza más incomprensible: la de la Resurrección. Paga el pato en esta ocasión, el ala aristocrática y noble de los saduceos: aquellos que ante la resurrección de los muertos respondían con una gran carcajada. Antes que ellos los escribas, acto seguido los fariseos, finalmente los saduceos: es el día de los incrédulos y pasotas. Cada época histórica tiene su versión de la incredulidad y a cada trazo de incredulidad, la renovada confirmación de que “Dios no es un Dios de muertos sino de vivos”. No creen en la Resurrección, por eso van preguntando a aquel Rabino que está de paso, de quién será mujer en el más allá aquella que se ha casado con siete hombres diferentes. Tiene trabajo el Nazareno para narrar lo inaudito, aquello que nadie ha visto, aquel residuo inesperado que se abrió ante la mirada de María de Magdala en aquella primera mañana toda hebrea de la primera alborada de la primera Pascua cristiana. 

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Sima de San Pedro (Teruel)

Y en aquella pregunta está toda la incredulidad humana frente a la Belleza: aquí abajo todo debe poderse explicar, hasta el teléfono móvil se convierte en la prolongación de la mano, la fricción del embrague como una continuación del pie, y el pensamiento como una expresión explícita del deseo. Así que también desde la eternidad el hombre quisiera ser la continuación de lo efímero: un Dios inexplicablemente monótono y monocorde. No así en Su lógica, donde entre lo cotidiano y lo eterno está vigente el sustrato de una sorpresa que nadie puede anticipar, de un sobreañadido de humanidad difícil de desvelar antes de hora, de una ocasión de justicia no sometida a interpretaciones. El después de Zaqueo es exactamente lo contrario a su antes. Y con Zaqueo una infinidad de veces más. De la Samaritana, también ella pluricasada, de Mateo y de Tomás, de Saulo/Paulo y de Simón/Pedro, de Agustín y de Francisco, de Edith y de Domingo. De mí: nadie puede imaginar cómo se resolverá el encuentro con Su mirada. Que lo de aquí abajo es un anticipo momentáneo de lo que allá arriba se convertirá en eterno. Es una perspectiva que los ojos del mundo tienen dificultad para comprender: aquí todo es previsible, la costumbre reina soberana, la sorpresa corre siempre el riesgo de ser anticipada, la fe cristiana resulta insípida y cortante, imprevista e imprevisible, angustiosa y esperanzada. Porque en aquellos prados ninguna historia llegó a escribirse fuera de la de la Palabra del Maestro, que por sí sola bastaría para sosegar lustros de ansiedades de las de aquí abajo. Entonces es mejor la sospecha de una estafa de parte de Dios: es la desconfianza del Jardín del Edén. De aquel imbécil de Satanás. 

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De la muerte se habla siempre con tonos oscuros y tremebundos, como si fuese la sima donde se engulle nuestra historia de protagonistas de la vida, quizás con el viento en contra y sin aceite. Con una línea de salida desventajosa. Y sin embargo allí se abre una ventana al más allá de Dios, una fisura desde la cual se puede contemplar la irrupción siempre imprevisible de un Dios que habita forastero en los caminos del mundo. Pero que, como Amante, conserva el sueño de una confidencia íntima con los hombres de aquí abajo. No humilla a los saduceos, no presenta una actitud de hastío como respuesta a aquella querella construida artísticamente: simplemente se hace Presencia de una historia diversa, de un modo inédito de mirar al mundo, de una esperanza toda del mañana que ilumina las enfermedades terrenas. Quizás reside aquí el residuo inesperado de la Resurrección: anunciar a los perdedores de la historia que el Eterno no será la banal y monótona continuación del presente, sino la entrada en una nueva perspectiva: donde lo que aquí parecía invencible, encontrará un nuevo modo de ser. 

Hoy ha sido una jornada maravillosa -quizás la más hermosa desde que nací- y sin embargo mañana pudiera ser una jornada aún más sublime. Con Él lo bello aún está por llegar. Con el residuo inesperado de una sorpresa al alcance de la mano: con la que sólo pensarlo, siquiera por cinco segundos, se advierte el latido gozoso del corazón. 

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Semana del 11 al 17 de noviembre.



Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Lunes: No habrá Misa.
Martes: Por Román Cousido Besada, padres y hermanos. José Padín Santiago, Paco, Abuelos y difuntos de la familia.
Miércoles: Por Elisa Arosa y esposo; Benjamín Castro Minguillo, padres y tía Mercedes.
Jueves: Por Dolores Dorado Covas; José Manuel Moldes Lores, padres y difuntos de la familia.
Viernes: Por Paco Dovalo López; Josefina Agraso Ramos y esposo Manuel.
Sábado: Por Diego Domínguez Blanco, María del Carmen, Miguel y Mercedes. Esther Torres Sineiro; Elisa a Caladiña.
Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por los socios fallecidos del club de pensionistas y minusválidos de Dena

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes 12: Por Elvira Aspérez Martínez; Celso Manuel González Tacón; Albino Camiña Blanco y sus padres.
Jueves 14: Por Guillermo Abal Lima; María Esther Lores Blanco, de Piñeiros, Eladio Otero Rodríguez, de Piñeiros.
Sábado 16: A las 10:30 Primer Aniversario de Ana María Méndez Vázquez. A las 19:00 Misa por Carmen García Carballa, da Tomada; Ramón Rial González y Concepción Costa García; Aurora Fernández Leiro y esposo Francisco, de Rouxique.
Domingo 17: Primera a las 10:30 por María Esther Troncoso Poceiro, da Vichona; Manuel Martínez Carballa y esposa Carmen Carballa Feijóo e hijos; Francisco Cores Padín y difuntos de la familia, de Rouxique. A la Virgen de la Almudena. Segunda Misa a las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 3 de noviembre de 2019

La conversión de Zaqueo


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Seguramente se lo había dicho más de uno: “¡Zaqueo, cálmate un poco y corta el rollo!”Se lo habían cantado sus amigos, pocos y más interesados en su dinero que en su comportamiento. Si continúas así, antes o después, alguien de aquellos a los que estrangulas perderá la cabeza y te las hará pagar. Se lo habrían reprochado sus víctimas, tantas y tan exasperadas. ¡Nos quieres hundir, pero estate atento: antes te arruinamos nosotros y que después pase lo que tenga que pasar! A él, esta vez, se le ha metido entre ceja y ceja el ver a Jesús. Pone toda su buena voluntad: no se deja desanimar por los obstáculos y no se vendrá abajo hasta que concluya la empresa. Él, el recalcitrante tramposo de Jericó, esta vez desafía al ridículo con tal que pueda ver quién es ese Jesús. Como alguien que debe hacer la mudanza, se ha quitado el manto y lo cuelga al salir de casa. Zaqueo se despoja de la propia respetabilidad y la cuelga en las narices de la gente. Lo ha decidido: pasará de las bromas y de los chistes que harán sobre él. Todo por verle. Cara a cara: lástima que no se imagine el resto. 

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Aquel hombre pasa y lo desenmascara, lo atrapa como hacen los sabuesos con la presa, lo saca fuera de la muchedumbre: ¡Baja de prisa! Lo saca del nido como un pájaro entre el ramaje: ¡Baja de prisa! ¿Deseas conocerlo? ¡Qué va! Esta vez aquel Caminante taciturno quiere más: “¡Hoy debo hospedarme en tu casa! Lo nunca visto antes: la urgencia de las cosas que hay que hacer lo antes posible. “Zaqueo, conviene que entre pronto en tu casa”. Te conviene a ti: Dios te está buscando. Dios te ha atrapado. No te lo pierdas; si no, estarás perdido. “Veloz, ábreme la puerta: conviene que yo entre en esa casa desordenada” Esta vez Cristo tiene prisa: también Dios tiene prisa. Sin embargo nos han enseñado que Dios es paciente: puede esperar años y años, incluso milenios. Por otra parte su calendario no coincide con el nuestro. Pero cuando ve que la salvación está madura, entonces tiene una prisa terrible, casi incómoda para el destinatario de aquella orden de busca y captura de parte del Cielo. Imposible esconderse más allá de un abrir y cerrar de ojos. Entonces baja; bueno, más bien se precipita desde el árbol. 

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Los dos marchan, entre el escándalo general de la muchedumbre: de vez en cuando Dios debería calmarse, sus provocaciones parecen ocasionar un disgusto generalizado. Por otra parte Zaqueo está estupefacto por lo que le está sucediendo: desde siempre la Escritura atestigua que podemos saber dónde hemos encontrado a Cristo, podemos incluso recordar la hora -las cuatro de la tarde de Juan y Andrés-; pero después del encuentro no se sabe bien dónde vamos a parar. La gente no comprende: tampoco esta vez la multitud de corazón endurecido y de fatigada imaginación entiende. Se escandaliza. Cuando no comprende, gritos de escándalo, también respecto a Cristo: “Todos murmuraban entre ellos y decían: se ha ido a alojar con un pecador”. Tienen razón: malditos tramposos, junto al daño el escarnio. Parece claro. Si se hubiese hospedado en mi casa hubiera sido mejor: una casa honrada, digna de acogerlo. Nos queda el hecho extraño y molesto: en casa de Zaqueo “ha venido la salvación”. La casa del jefe de agenciados de la aduana, probablemente un ladrón, se ha convertido en una iglesia. Y nosotros murmuramos en el exterior. En vez de quitarnos el sombrero y arrodillarnos. 

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“Y lo recibió lleno de alegría”
Zaqueo está ocupado, quizás pensativo: el sermón sólo espera un momento. Pero ahora llegará: paciencia. Aquí dentro, lejos del gentío, cualquier cosa que diga será insoportable. En cambio el tiempo pasa y el Maestro no dice nada, no pide nada. No habla, no reprocha, no pregunta. Entonces Zaqueo decide. Si no habla Él, lo haré yo. Porque es justo que así sea: “He aquí que la mitad de mis bienes, Señor, la doy a los pobres y si a alguien he defraudado le restituiré cuatro veces más”. Un legado que se ejecuta sin dilación. ¡Stop, Zaqueo! Párate: hoy la salvación ha entrado en esta casa. Cristo pasaba con prisa por Jericó: había que levantar a un hombre que había caído demasiado en alto. Y Cristo se ha jugado el tipo: por la enésima vez. Y no será la última. 

Mn. Francesc M. Espinar i Comas

Semana del 4 al 10 de noviembre.



Dena

Intenciones de las Eucaristias. Hasta el viernes continuamos con la Novena de Ánimas. Sobre las 19:30 rezaremos el Rosario, Novena y Eucaristía.

Lunes: Rosario, Novena y Misa por todos los difuntos
Martes: Rosario, Novena y Misa.
Miércoles: Rosario, Novena y Misa.
Jueves: Rosario, Novena y Misa. A las 20:30 Reunión con los jóvenes que se van a confirmar, padres y padrinos.
Sábado: A las 10:00 habrá sacerdotes para confesar. Sobre las 10:20 Celebraremos el Solemne Acto General por todos los difuntos. A las 20:00 Misa por Aurora Insua Camaño, Lolita Camaño y difuntos de la familia, Sra Lola do Adro; Ramón Viñas López.
Domingo: Primera Misa a las 9:00 por la Parroquia. Segunda Misa a las 12:30 por Juan Herves Ozores.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristias. Durante la semana a las 19:00 horas.

Martes 5: Por Luis Padín Rey, de Piñeiros.
Sábado 9: Por Pepe de Santomé; Adoración Cacabelos Méndez; José Telmo Torres; María Luisa Blanco Vidal, da Fianteira; Julio Otero González; Lucía Victoria García Vidal, da Tomada; Jacinto Oubiña Radío, padres y hermanos; Manuel Caneda Otero e hijo Manuel, da Costiña; Peregrina Méndez Torres, da Salgueira. Rosa Soutullo Buezas y sus padres, da Costiña.
Domingo 10: Primera Misa a las 10:30 por Manuel Souto Torres. Segunda Misa a las 11:30 por las intenciones de la parroquia.