sábado, 28 de diciembre de 2013


El Mesías viene siempre, especialmente en Navidad llama a nuestra  puerta. Viene para manifestarnos el Amor de Dios y para quedarse con nosotros. Hemos de abrirnos a su Palabra y a su toque de Gracia y  Navidad es tiempo propicio para ello. 

Nuestro mundo se deja seducir por las estrellas , las hay muy variadas pero no tienen luz propia.  Necesitamos de otras estrellas con luz propia, que no sean fugaces y ligeras, que no se apaguen. Necesitamos estrellas como la de Belén. 

No hace falta mirar al cielo, ni siquiera a la televisión. Basta mirar a los demás, mirarnos unos a otros con mirada de fe. Todos podemos llegar a ser estrellas como la de Belén. Todos tenemos que ofrecer algún destello de la presencia de Dios.  Tenemos que estar atentos, aprendiendo, en camino, hasta que su luz, su estrella, resplandezca en nuestros corazones. 

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