Hoy celebramos la festividad de este Santo Obispo.
Hijo de un tribuno romano, San Martín de Tours nació en Hungría, hacia el año 316. Siendo todavía niño su familia se traslada a la península itálica para establecerse en la ciudad de Pavía, donde se inscribe como catecúmeno.
Para librarle de las influencias cristianas, su padre le hace soldado contra su voluntad y le incorpora al arma de caballería, y nos dice su historiador, Sulpicio Severo, que supo conciliar sus nuevos deberes con las aspiraciones de su alma, haciendo una vida de monje y de soldado, casta y sobria, amable y valerosa
Caritativo con todos, pasando por Amiéns, parte con su espada, en pleno invierno, su capa, para dar la mitad a un mendigo; y la noche siguiente ve en sueños a Jesús vestido con aquel fragmento de su manto y oye de Él estas palabras: «Martín, todavía catecúmeno, me has dado este vestido.» Poco después, por la Pascua del año 339, recibe el bautismo.
A partir de este tiempo, no piensa ya sino en dejar el mando de sus dos cohortes y entregarse exclusivamente al servicio de Dios. Pensaba que un cristiano no puede derramar la sangre de sus semejantes ni siquiera en la guerra.
Su vocación es la vida monástica, pero ha de abandonarla cuando le nombran Obispo en el año 371, fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar.
Su vida pastoral se caracterizó por su dedicación a la formación del clero, la evangelización de los pobres y la lucha contra las costumbres paganas. De él se ha dicho: “San Martín fue soldado por fuerza, obispo por obligación, monje por gusto”., pero, sobre todo, destacó por su caridad. Murió en el año 397.
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