domingo, 20 de abril de 2025

LA GRAN FIESTA DE LA LIBERTAD


Desde la Pascua judía, que es la que da nombre a la Pascua cristiana, el tiempo, los cultos y las culturas por las que ha atravesado esta celebración, han ido emborronando la imagen de sus orígenes, de manera que ya no sabemos qué es lo que celebramos, que es justamente la gran epopeya de la liberación del pueblo de Israel, sometido a dura esclavitud por el faraón de Egipto. Un pueblo de Israel en número de 600.000: Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. También subió con ellos grande multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado. 
Evidentemente se trató de la liberación de una enorme multitud de esclavos que dejaría al faraón sin la mano de obra de esos extranjeros a los que había logrado esclavizar tan intensamente, que se tenían que buscar ellos mismos la paja para fabricar los adobes. Y no fueron cuatro días ni cuarenta años: El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue de cuatrocientos treinta años. Y pasados los cuatrocientos treinta años, en el mismo día todas las huestes de Yahvé salieron de la tierra de Egipto.
Estamos en tiempo de grandes migraciones, algunas de ellas iniciadas hace casi un siglo con los procesos de descolonización. En Europa entendemos muy bien el impacto de las grandes masas de inmigrantes. Claro que, en este caso, los esclavos más intensamente explotados (con todos los barnices paliativos de las ayudas sociales) son los venidos de fuera. Pero creo que ni aun así logramos entender qué es la libertad. Nos sentimos muy satisfechos de nuestra capacidad para procurarnos las cebollas de Egipto, los alicientes para que no nos pese tanto la esclavitud. 
En el rito de la Pascua judía (Éxodo 12) ocupa un espacio considerable el pan ácimo, sin levadura: tortas duras en lugar de panes esponjosos. Algo sumamente significativo, que adoptará la Iglesia para el Pan Eucarístico: con la levadura se inicia un proceso de fermentación de la harina que hace el pan más comestible y digerible. Ese refinamiento exige un tiempo del que no dispone aquel al que le ha llegado el momento de emprender su marcha hacia la libertad, dejando atrás su esclavitud. Por esa misma razón, el cordero será asado al fuego: que cocerlo o estofarlo, o hacerlo al horno, requeriría demasiado tiempo. Y por lo mismo, nada de comer sentados, sino a punto de marcha:  Lo comeréis ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente. La libertad no puede demorarse, no puede esperar.
Por otra parte, si el pan ha de servir de viático para un camino tan duro como el de la libertad, más vale que sea ácimo (sin levadura, que no fermente) para garantizar su mayor duración, su incorruptibilidad. Si ha iniciado un proceso de fermentación, corre un mayor riesgo de deterioro. Y si eso hace que no sea tan agradable de comer, que es el caso, la conquista de la libertad bien lo merece. 
He aquí, pues, que en la segunda gran epopeya de Dios empeñado en la liberación de la humanidad, el pan ácimo vuelve a tener un papel de primer orden. El pan que ha de transubstanciarse en el Cuerpo de Cristo, ha de ser también pan ácimo: incorruptible. 
Solemos olvidar dos hechos básicos: el pecado original y la Redención. Con el pecado original nace la distinción entre el bien y el mal, es decir la clara identificación del mal. Y aunque repugne a la antropología anticristiana (y antijudía y antiislámica), super-buenista, después de tantos milenios como llevamos conociendo al hombre occidental (al que primero llegó el Evangelio), tenemos una extensísima constatación de cómo el mal tiene envenenada a la humanidad. Nos hemos tragado el relato del Emilio de Rousseau, y nos hemos empeñado en que el hombre es bueno por naturaleza. A pesar de las evidencias incuestionables. Hasta las cárceles están llenas de buena gente.
Y bien, la maldad intrínseca del hombre “civilizado” hemos de centrarla necesariamente en la esclavitud (tan arruinado moralmente el esclavizador como el esclavizado) y en su derivado el trabajo. Sí, claro, nos hemos instalado en la teología atea del trabajo (claro, “el trabajo os hará libres” en alemán, arbeit macht frei, de infausta memoria). Tan y tan divinizado tenemos el trabajo, que no hay actividad humana a la que no llamemos trabajo. Y eso no fue siempre así. Nos han vencido por el lenguaje. En su origen, sólo mereció el calificativo de trabajo, el que se imponía a los esclavos. Pero luego vino el apaño de la “libertad laboral”, en virtud de la cual cambió el régimen de trabajo. En vez del régimen esclavo, que le salía muy caro al amo, se instauró el régimen salarial, en el que el trabajador tenía que atender a su manutención. Y hoy lloramos porque se nos viene una reducción aterradora del trabajo. 
¡Ah!, y la principal causa de las guerras es el empeño de cada país y de cada patrón por mantener a sus trabajadores e incluso por aumentar su número. Y claro, todos sabemos cuáles son las principales fuentes de trabajo. Y eso no hay quien lo pare.
Claro que la principal esclavitud es el mal, al que la Iglesia llama pecado. Ahí empieza la pasión del hombre. En el judaísmo, fue Yahvé quien movió a Moisés para que liberara a su pueblo de la esclavitud del faraón. Y ahí empezó la historia de la liberación del hombre por Dios. Pero incluso esa gran epopeya de liberación que se inició con la Pascua judía, se torció. Fue la tremenda inclinación del hombre (en ese caso, del pueblo de Israel) a proseguir su propio diseño de libertad: copiando con el nombre de libertad, la esclavitud que practicaban los pueblos de alrededor.
Había que enfocar de un modo nuevo (un Nuevo Testamento, un Nuevo Pacto) y con una extensión universal, la liberación (¡Redención!) del hombre. Esta vez es el Hijo de Dios que se hace Hombre-Esclavo (durante muchos siglos, y en muchas lenguas, han sido sinónimos hombre y esclavo; es que existía la otra clase de hombre, el señor o el libre). Y en su condición de esclavo, acepta ser tratado como esclavo, y ser condenado a la pena de muerte que correspondía al esclavo: la crucifixión. Éste es el Dios que lleva ya 2.000 años en su empeño por redimirnos, por hacernos libres bajo la condición de hijos de Dios.
Y juntando la Pascua del Antiguo Testamento con la del Nuevo, volvemos a tener el Pan ácimo, totalmente libre de corrupción que se transubstancia en el Cuerpo de Cristo, para alimentarnos: un pan, “fruto del trabajo del hombre”, que también sacrificamos y santificamos. Es el camino elegido por el cristianismo. Es nuestra Pascua.

Semana del 21 al 27 de abril

 Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Manuel Riveiro Varela.

Martes: José Méndez Torres y difuntos de la familia.

Miércoles: Por Ramón Meis Vidal.

Jueves: No habrá Misa

Viernes: Por las obligaciones del Celebrante.

Sábado: Por Regina Padín Vázquez y sus padres. José Luis Rey Castro. Aurea Valladares Padín, esposo Amancio e hijo Armando.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por la Conversión de la Parroquia.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Jueves: Por Juan Piñeiro y esposa Elena Camiña Torres.

Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de Pastora Prieto Otero, "Tuca". A las 20:00 Misa por Sara Rodiño Padín, esposa de Pepe Troncoso Poceiro; Tito, de Gondariño. Isolina la asturiana y hermanos. Pastora Fernández Méndez y Carmen Rivera Pérez. Elisa Oubiña. José Luis Lago Oubiña. Francisco Vilar Moldes, de Piñeiros. Joaquín Vázquez Núñez. Carmen Troncoso Poceiro, fallecida en Uruguay,

Domingo: A las 10:30 por Servando Padín Torres, de Piñeiros. A las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 13 de abril de 2025

HOY LOS SACERDOTES NOS HAREMOS LOS LISTOS

 


En este domingo vendrían ganas de gritar en la entrada de la iglesia: ¡Cuidado con los sacerdotes!”. Y en verdad hay que estar atentos a ellos: no es una broma. Porque nunca como en este domingo los sacerdotes que nos debatiremos entre la forma larga o la breve del evangelio de la Pasión, escogeremos la breve. ¡Hay tanta gente en el templo! ¡Y hay tanta prisa por llegar a casa con las palmas, los ramos de olivo y laurel para colgarlos en los balcones! Quizás muchas familias tendrán invitados a comer: sus ahijados, sus hijos o nietos… Y después de todo, se empieza la Semana Santa con una misa muy larga. ¿Quién llegará al domingo de Pascua? Atentos, porque nunca como hoy viviremos en la iglesia -al módico precio de tres cuartos de hora- el más terrible de los espejismos con máscara de cristianismo: que la Pasión sea en forma breve. Cuando en cambio la vida de aquí abajo nos cuenta que toda pasión -física o espiritual- siempre es en forma larga. Como complemento de tiempo continuado que llena una entera frase del cuaderno de la vida
 
Se inicia todo con un borriquillo como amigo: la única criatura dispuesta a acercarle hacia una meta peligrosa. Y sin embargo, amigos tenía más de uno, a cual más difícil entre los que escoger: escritores y pescadores, pecadoras y seductoras, cobradores de impuestos y comerciantes, gente de pueblo y doctores de la ley. Pero a las puertas de Jerusalén está sólo Él aventurándose entre la muchedumbre. Un borriquillo hijo de burra. Intrigante y conmovedor hoy el relato de la Pasión dictado por los evangelistas. Intrigante porque habla de un Dios humanísimo que tiene miedo, tiembla, suda, sufre, grita, llora. Un Dios que parece un niño preso de la soledad. Y conmovedor porque aquella pasión es el preestreno de una historia de pasiones que llega hasta la vida de la gente que pobre y herida, y que está tan decepcionada que ni se da cuenta de tener a su lado un Dios igualmente herido compartiendo el miedo a la muerte. “Empezó a sentir miedo y angustia” (Mc. 14,33) Inesperado este fotograma del Maestro de Nazaret: también Él invadido por el terror, la consternación y la amargura de la soledad. Como yo, como tú, como tantos rostros en esta tierra de hombres que mendigan afecto.
 

Un borrico hacia Jerusalén, un gallo en el patio después del proceso. Menos mal que queda la compasión de los animales: entre el rebuzno del asno y el canto del gallo vive el extraño heroísmo de la humanidad: hoy aplauden festejando y animan alegres para después esconderse el próximo viernes con vileza y traiciones con puntualidad hasta enviar a morir fuera de las murallas de la ciudad a la Belleza de la Historia. Y la soledad escondida entre los pliegues de la liturgia que hoy  interpela a quien cree de veras que el evangelio tiene fuerza para hablar en todos los instantes de  la historia. No la soledad que Jesús a menudo busca para recargar su espíritu y alejarse de la multitud que lo malinterpretaba, sino la soledad causada por Pedro, Santiago, Andrés y toda la compañía, mientras la Cruz estaba lejos de todos los amigos, héroes e indómitos soñadores. Al tomar forma el Calvario hay quien duerme como Simón, hay quien huye poniendo pies en polvorosa, hay quien afirma no haberlo jamás conocido. Y quien lo besa sabiendo que aquel beso esconde la cobardía de una traición. Al Maestro -después de mil días pasados en su compañía y treinta años apartado en el silencio de Nazaret- le queda la última invitación: “Levantaos, vamos”. Y ellos se levantan pero para escapar. Sin embargo no machaquemos a los apóstoles: son nuestros precursores. La única diferencia es que ellos a Cristo lo tenían delante. Pero en el corazón compartían nuestra locura de traicionar al amigo cuando éste pide fidelidad. Ellos lo han hecho en Getsemaní, nosotros lo repetimos cuando nos avergonzamos de santiguarnos en la mesa, en la resignación ante el abandono de la fe, en la incapacidad de testimoniar el Amor de la Iglesia, en la política, en la escuela, en el deporte, en la vida de cada día. Mientras quedamos bien al contar alguna historieta a los niños de catequesis, tatuándonos el crucifijo en el escote, colgándolo en las paredes de casa, es aceptable. Pero cuando pide perseverancia, valentía, conversión, entonces es mejor huir, afirmar no conocerlo, renegar el ser gente amada por Él.  
 
Oración en el Calvario (Bercianos de Aliste)
 
Hasta hace poco el Viernes Santo no se podía arar, ni ir al huerto, ni podar árboles porque hasta la tierra sufría por aquella muerte. Los cines y teatros estaban cerrados, ni se barría ni se hacía la colada en las casas. Hasta las alondras en el cielo, los tordos en los bosques o los gorriones en los patios estaban callados. Como también las campanas. Un pesado luto rodeaba todo lo creado. Pero después del sermón de la Pasión, la visita a los Monumentos y la procesión del Santo Entierro a paso lento, con el canto del “Stabat Mater” seguido en voz baja por los ancianos, venía el domingo por la mañana (antes incluso el sábado) el sonido festivo de las campanas y el canto de los pajarillos que anunciaban el final de la tristeza. 

¿Y hoy? La noche del Viernes y del Sábado Santo en todos los lugares estruendo y bailes en las discotecas. En la mañana de Pascua dormirán y se despertarán con dolor de cabeza y la “boca chancla” por la resaca. Leeremos la noticia de los sólitos accidentes de carretera hacia el amanecer. ¿Habrá alguien aún que al repicar las campanas se lavará los ojos con el agua clara de la fuente de la Plaza Mayor, como hacían en el pueblo en el que fui párroco por vez primera, para ver la nueva luz?
 
 
Que desgracia que hoy todos esperen en la iglesia la forma breve del evangelio. Una desgracia de veras. Porque es como pedir a la Pasión que se nos muestre entre nosotros en forma breve. Cuando miles de historias nos aseveran  y atestiguan que también hoy la pasión es siempre y únicamente en forma larga y trágica: un interminable Vía Crucis que tropieza con la dureza de muchos corazones duros como piedras, de los que juegan a ser cristianos sin serlo. ¡Cuidado hoy con los sacerdotes! Rechacemos la idea de la Pasión en forma breve: no es así la vida. 

Semana del 14 al 20 de abril

 


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Carlos Seijas Castro y su madre María.

Martes: No habrá Misa.

Miércoles: A las 20:30 Celebración de la Penitencia.

Jueves: A las 19:30 Misa vespertina de la cena del Señor.

Viernes: A las 11:00 Ejercicio del Santo Vía Crucis. A las 19:30 Conmemoración de la muerte del Señor. Lectura de la Pasión, adoración de la cruz y comunión.

Sábado: A las 21:30 Solemne Vigilia Pascual.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:00.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: Por María del Carmen García Carballa y esposo Juan, de Rozabella.

Jueves: A las 18:00 Misa Vespertina de la Cena del Señor.

Viernes: Conmemoración de la muerte del Señor. Lectura de la Pasión, adoración de la cruz y comunión.

Sábado: A las 20:00, Solemne Vigilia Pascual.

Domingo: A las 11:00 por la Parroquia. Por Alfredo Lores Lores, hija María Esther, de Piñeiros.

lunes, 7 de abril de 2025

JESÚS ABRE LA PUERTA DE NUESTRAS PRISIONES

 


Una trampa bien ingeniada para poner a Jesús contra las cuerdas: o contra Dios o contra el hombre. Los escribas y los fariseos le llevaron una mujer y la pusieron en medio. 
 
Mujer sin nombre, que para los escribas y fariseos no es una persona, es una cosa, que se toma y se deja, se lleva, se conduce, se pone aquí o allá, donde les está bien. Que se puede conducir a la muerte. Una mujer sobre la que los hombres pueden ejercer la máxima violencia, llevada a cabo además por los hombres sagrados, legitimada por un Dios terrible y oscuro, amante no de la vida sino de la muerte. Una mujer herida en la persona, en su dignidad, en su grandeza e inviolabilidad. Contra la que los defensores de Dios cometen un pecado más grave que el delito que quieren castigar.
 
Jesús se inclinó y escribía con el dedo en el suelo. Ante aquella mujer, Jesús inclina los ojos al suelo, como sobrecogido por un santo pudor ante su misterio. Jesús echa por los aires todo el viejo ordenamiento de golpe, con palabras cortantes e incisivas y tan verdaderas que nadie puede rebatir. 
 

¿Nadie te condena? Tampoco yo te condeno. He aquí la justicia de Dios: no la de los hombres, sino la de Jesús, el Justo que justifica, el Santo que vuelve santos, venido para traer no el ajuste de cuentas, sino una revolución radical en las relaciones entre Dios y el hombre, y por consiguiente entre hombre y hombre. En pocas palabras, de un corazón amoroso que nos recoge en brazos y que por la primera vez nos ama por lo que somos, perdonando todo error, curando toda herida, todo dolor. 

Más adelante llevará a término algo más radical: se colocará él mismo en lugar de aquella mujer, en lugar de todos los condenados, de todos los culpables, y se dejará matar por aquel poder considerado de origen divino, quebrando así la cadena maléfica donde ese tiene raíces, en una terrible, terriblemente equivocada idea de Dios. 
 
“Vete y de ahora en adelante no peques más”: lo que dejas atrás no importa, importa el bien posible de mañana. ¡Cuántas personas viven en una perpetua condenación interior, aplastadas por el sentido de culpa por los errores pasados, y abortan así la imagen divina que está latente en ellos y que palpita por crecer y salir a la luz! Jesús abre las puertas de nuestras prisiones, desmonta los patíbulos a los que a menudo nos arrastramos a nosotros mismos y arrastramos a los demás. Sabe bien que únicamente los hombres y las mujeres liberados y perdonados pueden dar a los hermanos libertad y perdón.
 
Venga y muévete de aquí, camina hacia lo nuevo, y lleva el mismo amor y el mismo don a todos los que encuentres. El perdón es el único don que no nos hará más víctimas y no hará más víctimas, ni fuera ni dentro de nosotros. 

domingo, 6 de abril de 2025

Semana del 7 al 13 de abril

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: A las 20:00 Reunión para organizar la fiesta del Santísimo Sacramento.

Martes: A las 21:00 Ejercicio del Santo Vía Crucis.

Miércoles: A las 21:00 Misa por Manuel Argibay, esposa Rosa e hijos fallecidos. María Vidal Méndez, esposo e hijo Elías.

Jueves: A las 21:00 Misa por Antonio Insua Camaño y su hijo Antonio Insua Valladares. Juana Cacabelos Vidal Teresa Cacabelos Vidal a intención de la Asociación de la Virgen del Carmen.

Viernes: Misa por Lolo Dozo Castro. Palmira, Felicidad Méndez y esposo. Dolores Rial Salgueiro. Román Cousido Besada, padres y difuntos de la familia.

Sábado: De 17:00 a 19:00 convivencia de jóvenes en el templo nuevo de Sanxenxo. A las 21:00 Misa por Manuel Rial Salgueiro. Manuel Salgueiro Torres. Mercedes Oubiña Romay y esposo José Couto Miniño.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Miguel Duarte Gómez. En ambas Misas habrá la bendición de ramos y palmas.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: A las 20:00 Ejercicio del Santo Vía Crucis.

Sábado: A las 20:00 por Ernesto Barreiro Mouriño, de Rouxique, Luis Caneda Basdedios. María Esther Pérez González. Ana Sampedro Magdalena y esposo Jesús Padín Blanco. Amelia Padín y Eladio Otero, de Piñeiros. Luis Torres Álvarez.

Domingo: A las 11:00 Misa por Inocente Otero Fernández, esposa Elisa e hijos fallecidos. Luis Pita Vidal. Se realizara la bendición de los ramos y palmas.

domingo, 30 de marzo de 2025

EL CABRITO Y LAS PROSTITUTAS: SUCEDÁNEOS DE DIOS

 


Con el patrimonio en el bolsillo prematuramente. Aquel hijo está hasta la coronilla del ambiente de casa: mejor los cerdos, las bellotas y las mujeres. Historia bien conocida y bien común, desgraciadamente. Historia que más que implicarnos nos conmueve, historia de un hombre y de un Dios que se buscan mutuamente. El hijo marcha porque Dios le deja libre, porque sin libertad no son posibles aquellos movimientos del corazón que Él busca. Dios te deja marchar. Siempre. Aunque el riesgo de no volver a verte sea grande. Te deja marchar: después se asoma a la ventana. ¡Y cuando te ve en el fondo del callejón sin salida, te transforma!
Seis verbos para saborear: “Lo vio”. El hijo aún está lejos. Quizás el hijo aún no vislumbra al Padre. El hijo va cabizbajo. No importa: el padre lo ve. Ojos que se abren. Ojos que buscan. Ojos que lloran.
 

“Se conmovió”. El tiempo para ver el contorno de aquel hijo nostálgico; y el corazón del Padre tiene un vuelco: se conmueve. Se conmueve porque tiene un corazón de padre y uno de madre. Porque custodia la severidad y la ternura, la mirada severa y el alma delicada. Se conmueve porque su mano es una caricia. Mano que consuela, Mano que nutre. Mano que alienta. Mano que dice: “Buenas noches”. Mano que espera. Mano tendida, mano que construye, mano que levanta: ¡mano de un padre! ¿Has sido un golfo? Levanta la vista y míralo: apenas te reconoce de lejos, no sólo se conmueve, sino que empieza a correr. Corre aunque en el mundo oriental el correr no es cosa digna para un anciano. Corre, porque el otro que viene hacia él, el joven, correr no puede, tanto lo ha agotado el hambre. Corre porque el amor ha soltado dentro de él un muelle que lo desbloquea por dentro. Corre, como Zaqueo que parece un mono sobre el sicómoro. Pasa de las formalidades, cuelga su dignidad sin importarle lo que diga la gente y corre. Y corriendo acorta la distancia que lo separa de su niño. ¡Sí, también hoy aquel es su hijo! Un Dios que corre: ¿pero cómo haces para no conmoverte?
 

Y después derrama su humanidad. Lo ha visto de lejos, ha sentido el corazón que le explota, se ha puesto a correr y ahora “se le tira al cuello”. Se tira. No se apoya, ni lo abraza, ni se posa. No: se le tira encima. ¿Sabes por qué? Porque Dios sabe que en el fondo, en el fondo del fondo, todos estamos enfermos de “mimitis”: todos necesitamos a alguien que nos abrace, que nos apriete fuerte hasta el amanecer, que nos mire y nos diga: te quiero mucho. Pequeños o grandes, no importa: basta ser humano para tener necesidad de amor. Dios lo sabe. Y te clava un abrazo. Te hace llorar, porque abrazándote, impide que te arrodilles, impide que tengas que pedir perdón. ¡Delicadeza, sorpresa, amor! Dios te lleva en brazos. Te lleva así para poder besarte. 
 
“Y el Padre -sintetiza la pluma de Lucas- lo besó” Abrazar es tanto. Besar es más. Dios apunta al máximo. Indignarse, ¿pero qué dices? Reprocharle. ¡Anda ya! Venga, vete, bésale. Cristo besa al hombre: es decir, le mira a la cara, apoya sus labios en los suyos, le hace sentir su aliento y el aliento se convierte en su voz. Lo besa porque el beso lo es todo. El beso encierra todo. El beso lo dice todo: estoy bien contigo, te amo, estoy muy cerca de ti. Atención: a una persona que besas no puedes tratarle de usted, debes tutearle. A una persona que te besa no le puedes hablar con miedo. Se dice que Dios mantiene a cada persona con un alambre. Bien, cuando uno comete un error, un pecado, el alambre se rompe. Entonces Dios repara de nuevo el alambre anudándolo. Y es así como Dios termina acercándonos aún más cuanto más uno se aleja. Hasta besarle. Le ha besado. Y pensar que aquel vagabundo estaba convencido que el padre ya no querría saber más de él. Que después de aquella estúpida aventura, el padre estaría ya más que harto de sus bobadas. En cambio se da cuenta de que el Padre no resiste su ausencia, ya no soporta su lejanía. “Pronto, traed el vestido más hermoso y vestidle”. El único resarcimiento de “daños y perjuicios” exigido por el patrimonio dilapidado de aquella manera, es no rechazar los signos de un amor que ya no podía esperar. 
 

El padre espera; pero para el hermano, aquel hijo no se merece nada. Como si hubiese muerto. No se da cuenta de que él tendría que regresar admitiendo, finalmente, que tiene muchas e iguales cosas que hacerse perdonar. Ciertamente: hacerse perdonar aquella regularidad sin arrebatos, aquella respetabilidad gruñona, aquella adulación descarada, la pretensión de ser el hijo ejemplar sin aceptar al otro hijo de su padre. Hacerse perdonar la obediencia sin alegría, el trabajo interesado (interés por un mísero cabrito) la atmósfera gélida que con su presencia crea en casa. Hacerse perdonar la alergia a la fiesta y al perdón. Hacerse perdonar también  que no le ha preocupado lo más mínimo la suerte del hermano. Que por la angustia del padre -que cada día se asomaba a la verja a ver qué- no ha sentido ternura. “Hijo, todo lo que es mío es tuyo”. Justamente esto es lo que le da miedo. Tiene miedo de acabar teniendo el corazón de papá, su amor sin medida. Si se tratase de administrar justicia y castigar, no tendría la más mínima dificultad. Pero aquí se trata de prodigar. Y se queda allí, de pie en el umbral de casa. Condenado a envejecer soñando cabritos y alimentándose de quejas. No ha podido disfrutar de unos corazones (el de su padre y el de su hermano) a los que se les ha devuelto la vida. 

Semana del 31 al 6 de abril

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: A las 19:00 primer Aniversario de Vicente Radío Domínguez.

Martes: A las 21:00 por Lino Besada. Familia Parada Besada.

Miércoles: Por los participantes.

Jueves: A las 21:00 Ejercicio del santo Vía Crucis.

Viernes: A las 19:00 primer Aniversario Lino Besada Besada.

Sábado: A las 11:30 primer Aniversario de Manuel Pimenta Domínguez. A las 21:00 Misa por José González Outón, Lorenzo Vázquez Rodiño y esposa Carmen.

Domingo: Primera a las 9:00 por Aurora Insua Camaño, Lolita Camaño y difuntos de la familia. Isabel y Joaquín Martínez Acuña. Segunda a las 12:30 por Juan Fernández Torres. Manuel Pérez Domínguez y esposa Diamar.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: A las 20:00 Ejercicio del Santo Vía Crucis.

Jueves: A las 20:00 por Carmen a "paparola".

Sábado: A las 20:00 por Francisco Germán Castro Álvarez, de Gondariño. María Bugallo Camiña y esposo Juan García Tacón. Manuel Albino García Camiña, do Cruceiro.

Domingo: A las 10:30 por Dolores Torres Lores y esposo Amancio. José Casal Lamelas y sus padres Manuel y Juana, de Piñeiros. A las 11:30 Misa por la Parroquia.