domingo, 30 de agosto de 2015

Glosa dominical

Domingo XXII del Tiempo Ordinario del Ciclo B  

Reproducimos el Comentario a la Liturgia Dominical realizado por el Papa Benedicto XVI en el Angelus del 2 de septiembre de 2012, que coincidía con el Domingo XXII del Tiempo Ordinario del Ciclo B 

En la liturgia de la Palabra de este domingo destaca el tema de la Ley de Dios, de su mandamiento: un elemento esencial de la religión judía e incluso de la cristiana, donde encuentra su plenitud en el amor (cf. Rm 13, 10). La Ley de Dios es su Palabra que guía al hombre en el camino de la vida, lo libera de la esclavitud del egoísmo y lo introduce en la «tierra» de la verdadera libertad y de la vida. Por eso en la Biblia la Ley no se ve como un peso, como una limitación que oprime, sino como el don más precioso del Señor, el testimonio de su amor paterno, de su voluntad de estar cerca de su pueblo, de ser su Aliado y escribir con él una historia de amor.
 
El israelita piadoso reza así: «Tus decretos son mi delicia, no olvidaré tus palabras. (...) Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo» (Sal 119, 16.35). En el Antiguo Testamento, es Moisés quien en nombre de Dios transmite la Ley al pueblo. Él, después del largo camino por el desierto, en el umbral de la tierra prometida, proclama: «Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar» (Dt 4, 1).

Y aquí está el problema: cuando el pueblo se establece en la tierra, y es depositario de la Ley, siente la tentación de poner su seguridad y su gozo en algo que ya no es la Palabra del Señor: en los bienes, en el poder, en otros «dioses» que en realidad son vanos, son ídolos. 


Ciertamente, la Ley de Dios permanece, pero ya no es lo más importante, ya no es la regla de la vida; se convierte más bien en un revestimiento, en una cobertura, mientras que la vida sigue otros caminos, otras reglas, intereses a menudo egoístas, individuales y de grupo. 

Así la religión pierde su auténtico significado, que es vivir en escucha de Dios para hacer su voluntad —que es la verdad de nuestro ser—, y así vivir bien, en la verdadera libertad, y se reduce a la práctica de costumbres secundarias, que satisfacen más bien la necesidad humana de sentirse bien con Dios. Y este es un riesgo grave para toda religión, que Jesús encontró en su tiempo, pero que se puede verificar, por desgracia, también en el cristianismo. 

Por eso, las palabras de Jesús en el evangelio de hoy contra los escribas y los fariseos nos deben hacer pensar también a nosotros. Jesús hace suyas las palabras del profeta Isaías: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos» (Mc 7, 6-7; cf. Is 29, 13). Y luego concluye: «Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres» (Mc 7, 8).

También el apóstol Santiago, en su carta, pone en guardia contra el peligro de una falsa religiosidad. Escribe a los cristianos: «Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos» (St 1, 22). Que la Virgen María, a la que nos dirigimos ahora en oración, nos ayude a escuchar con un corazón abierto y sincero la Palabra de Dios, para que oriente todos los días nuestros pensamientos, nuestras decisiones y nuestras acciones.

Semana del 31 de agosto al 6 de septiembre


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Eladio Duarte Gómez y Obligaciones del Celebrante.
Martes: Por Marina Insua Camaño, Elisa Fernández Fernández y esposo.
Miércoles: Por Luis Gondar Cousido y José Estévez González.
Jueves: Por Vicente Salgueiro Cacabelos, esposa Digna Lobato Viñas y Carmen González Balsa.
Viernes: Por Mucha Fernández Salgueiro, Vicente Otero Leiro y sus padres.
Sábado: Por Lolita Camaño y difuntos de la familia; Difuntos familia Gallizo y difuntos familia Gallego; Carmen Lobato Viñas e hijos fallecidos.
Domingo: Primera a las 9:00 a San Roque a intención de una devota. A Santa Lucía a intención de un devoto. Segunda a las 12:00 por las intenciones de la Parroquia.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes día 1: Por todos los difuntos del lugar de Peai.
Jueves día 3: Por María Esther Lores Blanco, de Piñeiros. Elisa Méndez Torres, da Bruñeira.
Sábado día 5: Por Manuel González Cacabelos y esposa Rosa, da Lomba y José Vázquez Pombo, da Bouza de Gondar.
Domingo día 6: Misa a las 11:00 por Eulalia Múñiz Tacón, da Salgueira y Obligaciones de su marido.

domingo, 23 de agosto de 2015

Semana del 24 al 30 de Agosto.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Por la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por las Vocaciones Sacerdotales, pidiendo la perseverancia de una muy especial.
Martes: Por Manuel Valladares Rial, madre y abuelos.
Miércoles: No habrá Misa.
Jueves: Por Chicho do Forcado y su hijo José Manuel.
Viernes: Por Wenceslao Castro Ozores; Dolores Fernández Dopazo, esposo José e hija Carmen.
Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de Milagros Vidal Riveiro. A las 21:00 horas Misa por Rosa Cacabelos Rey y difuntos de la familia; José González Outón, Lorenzo Vázquez Rodiño y esposa. Casimiro Troncoso, esposa Gloria, hijo José y nieto José Luis.
Domingo: Primera a las 9:00 por las intenciones de la Parroquia. Segunda a las 12:00 por Carlos García San Miguel y sus padres Julián y Lucía.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Por la semana a las 20:00 horas.

Martes día 25: Por Luis Ansorena Garret.
Jueves día 27: Por las intenciones de la Parroquia.
Viernes día 28: A las 19:00 horas primer Aniversario de Celso Camiña Fernández.
Sábado día 29: A la Virgen del Carmen a intención de Alfredo y Esther, de Piñeiros; Por Lola Carballa Domínguez; Carmen González Buezas, da Bruñeira; A la Virgen del Carmen a intención de una devota; Por Elisa Caneda Basdedios y su hijo José. Esmeralda Torres Tacón y esposo Celso.

Domingo día 30: Misa a las 11:00 por Carmen Elisa Torres Otero, de Roxique; Gerardo y Federico Ansorena.

Glosa Dominical.


Domingo XXI del Tiempo Ordinario del Ciclo B
 Reproducimos el Comentario al Evangelio Dominical realizado por el Papa Benedicto XVI en el Angelus del 26 de Agosto de 2012, que coincidió con el Domingo XXI del Tiempo Ordinario del Ciclo B 

Los domingos pasados meditamos el discurso sobre el «pan de vida» que Jesús pronunció en la sinagoga de Cafarnaúm después de alimentar a miles de personas con cinco panes y dos peces. Hoy, el Evangelio nos presenta la reacción de los discípulos a ese discurso, una reacción que Cristo mismo, de manera consciente, provocó. Ante todo, el evangelista Juan —que se hallaba presente junto a los demás Apóstoles—, refiere que «desde entonces muchos de sus discípulos se echaron atrás y no volvieron a ir con él» (Jn 6, 66). ¿Por qué? Porque no creyeron en las palabras de Jesús, que decía: Yo soy el pan vivo bajado del cielo, el que coma mi carne y beba mi sangre vivirá para siempre (cf. Jn 6, 51.54); ciertamente, palabras en ese momento difícilmente aceptables, difícilmente comprensibles. Esta revelación —como he dicho— les resultaba incomprensible, porque la entendían en sentido material, mientras que en esas palabras se anunciaba el misterio pascual de Jesús, en el que él se entregaría por la salvación del mundo: la nueva presencia en la Sagrada Eucaristía.

Al ver que muchos de sus discípulos se iban, Jesús se dirigió a los Apóstoles diciendo: «¿También vosotros queréis marcharos?» (Jn 6, 67). Como en otros casos, es Pedro quien responde en nombre de los Doce: «Señor, ¿a quién iremos? —también nosotros podemos reflexionar: ¿a quién iremos?— Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Jn 6, 68-69). Sobre este pasaje tenemos un bellísimo comentario de san Agustín, que dice, en una de sus predicaciones sobre el capítulo 6 de san Juan: «¿Veis cómo Pedro, por gracia de Dios, por inspiración del Espíritu Santo, entendió? ¿Por qué entendió? Porque creyó. Tú tienes palabras de vida eterna. Tú nos das la vida eterna, ofreciéndonos tu cuerpo [resucitado] y tu sangre [a ti mismo].Y nosotros hemos creído y conocido. No dice: hemos conocido y después creído, sino: hemos creído y después conocido. Hemos creído para poder conocer. En efecto, si hubiéramos querido conocer antes de creer, no hubiéramos sido capaces ni de conocer ni de creer. ¿Qué hemos creído y qué hemos conocido? Que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, es decir, que tú eres la vida eterna misma, y en la carne y en la sangre nos das lo que tú mismo eres» (Comentario al Evangelio de Juan, 27, 9). Así lo dijo san Agustín en una predicación a sus fieles.

Por último, Jesús sabía que incluso entre los doce Apóstoles había uno que no creía: Judas. También Judas pudo haberse ido, como lo hicieron muchos discípulos; es más, tal vez tendría que haberse ido si hubiera sido honrado. En cambio, se quedó con Jesús. Se quedó no por fe, no por amor, sino con la secreta intención de vengarse del Maestro. ¿Por qué? Porque Judas se sentía traicionado por Jesús, y decidió que a su vez lo iba a traicionar. Judas era un zelote, y quería un Mesías triunfante, que guiase una revuelta contra los romanos. Jesús había defraudado esas expectativas. El problema es que Judas no se fue, y su culpa más grave fue la falsedad, que es la marca del diablo. Por eso Jesús dijo a los Doce: «Uno de vosotros es un diablo» (Jn 6, 70). Pidamos a la Virgen María que nos ayude a creer en Jesús, como san Pedro, y a ser siempre sinceros con él y con todos.

domingo, 16 de agosto de 2015

Glosa dominical

La Asunción de María y Domingo XX del Tiempo Ordinario (B) 

Al coincidir este sábado con la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, reproducimos en esta Glosa Dominical no sólo el comentario de Su Santidad Benedicto XVI realizado en el Angelus del 19 de Agosto de 2012, que coincidía con el Domingo XX del Tiempo Ordinario del Ciclo B, sino también el Angelus correspondiente al 15 de Agosto, realizado por el mismo Pontífice el Dia de la Asunción.

La Asunción de la Virgen María 

En el corazón del mes de agosto la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, celebra la solemnidad de la Asunción de María santísima al cielo. En la Iglesia católica, el dogma de la Asunción —como es sabido— fue proclamado durante el Año santo de 1950 por el venerable Pío XII. Sin embargo, la celebración de este misterio de María hunde sus raíces en la fe y en el culto de los primeros siglos de la Iglesia, por la profunda devoción hacia la Madre de Dios que se fue desarrollando progresivamente en la comunidad cristiana. Ya desde fines del siglo iv e inicios del v, tenemos testimonios de varios autores que afirman que María está en la gloria de Dios con todo su ser, alma y cuerpo, pero fue en el siglo VI cuando en Jerusalén la fiesta de la Madre de Dios, laTheotókos, que se consolidó con el concilio de Éfeso del año 431, cambió su rostro y se convirtió en la fiesta de la dormición, del paso, del tránsito, de la asunción de María, es decir, se transformó en la celebración del momento en que María salió del escenario de este mundo glorificada en alma y cuerpo en el cielo, en Dios.

Para entender la Asunción debemos mirar a la Pascua, el gran Misterio de nuestra salvación, que marca el paso de Jesús a la gloria del Padre a través de la pasión, muerte y resurrección. María, que engendró al Hijo de Dios en la carne, es la criatura más insertada en este misterio, redimida desde el primer instante de su vida, y asociada de modo totalmente especial a la pasión y a la gloria de su Hijo. La Asunción de María al cielo es, por tanto, el misterio de la Pascua de Cristo plenamente realizado en ella: está íntimamente unida a su Hijo resucitado, vencedor del pecado y de la muerte, plenamente configurada con él. Pero la Asunción es una realidad que también nos toca a nosotros, porque nos indica de modo luminoso nuestro destino, el de la humanidad y de la historia. De hecho, en María contemplamos la realidad de gloria a la que estamos llamados cada uno de nosotros y toda la Iglesia.

El pasaje del Evangelio de san Lucas que leemos en la liturgia de esta solemnidad nos presenta el camino que la Virgen de Nazaret recorrió para estar en la gloria de Dios. Es el relato de la visita de María a Isabel (cf. Lc 1, 39-56), en el que la Virgen es proclamada bendita entre todas las mujeres y dichosa por haber creído en el cumplimiento de las palabras que le había dicho el Señor. Y en el canto del Magníficat, que eleva con alegría a Dios, se refleja su fe profunda. Ella se sitúa entre los «pobres» y los «humildes», que no confían en sus propias fuerzas, sino que se fían de Dios, que dejan espacio a su acción capaz de obrar cosas grandes precisamente en la debilidad. La Asunción nos abre al futuro luminoso que nos espera, pero también nos invita con fuerza a confiar más en Dios, a abandonarnos más a Dios, a seguir su Palabra, a buscar y cumplir su voluntad cada día: este es el camino que nos hace «dichosos» en nuestra peregrinación terrena y nos abre las puertas del cielo.

Queridos hermanos y hermanas, el concilio ecuménico Vaticano II afirma: «María, con su múltiple intercesión continúa procurándonos los dones de la salvación eterna. Con su amor de Madre cuida de los hermanos de su Hijo que todavía peregrinan y viven entre angustias y peligros hasta que lleguen a la patria feliz» (Lumen gentium62). Invoquemos a la Virgen santísima a fin de que ella sea la estrella que guíe nuestros pasos al encuentro con su Hijo en nuestro camino para llegar a la gloria del cielo, a la alegría eterna.

Domingo XX del Teimpo Ordinario (Ciclo B) 


El Evangelio de este domingo (cf. Jn 6, 51-58) es la parte final y culminante del discurso pronunciado por Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, después de que el día anterior había dado de comer a miles de personas con sólo cinco panes y dos peces. Jesús revela el significado de ese milagro, es decir, que el tiempo de las promesas ha concluido: Dios Padre, que con el maná había alimentado a los israelitas en el desierto, ahora lo envió a él, el Hijo, como verdadero Pan de vida, y este pan es su carne, su vida, ofrecida en sacrificio por nosotros. Se trata, por lo tanto, de acogerlo con fe, sin escandalizarse de su humanidad; y se trata de «comer su carne y beber su sangre» (cf. Jn 6, 54), para tener en sí mismos la plenitud de la vida. Es evidente que este discurso no está hecho para atraer consensos. Jesús lo sabe y lo pronuncia intencionalmente; de hecho, aquel fue un momento crítico, un viraje en su misión pública. La gente, y los propios discípulos, estaban entusiasmados con él cuando realizaba señales milagrosas; y también la multiplicación de los panes y de los peces fue una clara revelación de que él era el Mesías, hasta el punto de que inmediatamente después la multitud quiso llevar en triunfo a Jesús y proclamarlo rey de Israel. Pero esta no era la voluntad de Jesús, quien precisamente con ese largo discurso frena los entusiasmos y provoca muchos desacuerdos. De hecho, explicando la imagen del pan, afirma que ha sido enviado para ofrecer su propia vida, y que los que quieran seguirlo deben unirse a él de modo personal y profundo, participando en su sacrificio de amor. Por eso Jesús instituirá en la última Cena el sacramento de la Eucaristía: para que sus discípulos puedan tener en sí mismos su caridad —esto es decisivo— y, como un único cuerpo unido a él, prolongar en el mundo su misterio de salvación.

Al escuchar este discurso la gente comprendió que Jesús no era un Mesías, como ellos querían, que aspirase a un trono terrenal. No buscaba consensos para conquistar Jerusalén; más bien, quería ir a la ciudad santa para compartir el destino de los profetas: dar la vida por Dios y por el pueblo. Aquellos panes, partidos para miles de personas, no querían provocar una marcha triunfal, sino anunciar el sacrificio de la cruz, en el que Jesús se convierte en Pan, en cuerpo y sangre ofrecidos en expiación. Así pues, Jesús pronunció ese discurso para desengañar a la multitud y, sobre todo, para provocar una decisión en sus discípulos. De hecho, muchos de ellos, desde entonces, ya no lo siguieron.

Queridos amigos, dejémonos sorprender nuevamente también nosotros por las palabras de Cristo: él, grano de trigo arrojado en los surcos de la historia, es la primicia de la nueva humanidad, liberada de la corrupción del pecado y de la muerte. Y redescubramos la belleza del sacramento de la Eucaristía, que expresa toda la humildad y la santidad de Dios: el hacerse pequeño, Dios se hace pequeño, fragmento del universo para reconciliar a todos en su amor. Que la Virgen María, que dio al mundo el Pan de la vida, nos enseñe a vivir siempre en profunda unión con él.

Semana del 17 al 23 de Agosto.


Dena

Intenciones de las Celebraciones Eucarísticas. Por la semana a las 21:00 horas.
Lunes: Por Juan Pérez Domínguez, hija Maruja y José Manuel Dadín Salgueiro.
Martes: No habrá Misa.
Miércoles: Por Robustiano Fariña Lojo, esposa, hijos e Isolina. José Luis Dovalo, hijo Francisco y sus padres.
Jueves: Al Sagrado Corazón de Jesús, a intención de una devota y a la Virgen del Carmen a intención de una devota.
Viernes: Por Amparo Ares Regueiro, Julio, Manuela y difuntos de la familia.
Sábado: A las 11:30 primer Aniversario de Dolores Álvarez Salgueiro. A las 21:00 Misa por José Manuel Suárez Abuín, esposa Dolores, Felisa Padín Carballa y hermano Luis; Encarnación Rodríguez Fernández, hijo José Ramón y difuntos de la familia. Manuel Padín López, padres Manuel y Marina y hermano José Luis. Emilia Piñeiro.
Domingo: Primera a las 9:00 por las intenciones de la Parroquia. Segunda a las 12:00 por Carlos García San Miguel, Julián y Lucía.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Por la semana a las 20:00 horas.
Jueves día 20: Por Marina Afonso Caneda; Ramón Corbacho y José Corbacho, de Piñeiros; Albino González Alfonso y esposa Josefa Cacabelos de Piñeiros; Rosa Prieto Aguín.
Sábado día 22: A las 10:30 primer Aniversario de José Basdedios Rey. A las 20:00 Misa por Tito Outón Torres; José Vidal Prieto; Manuel Lamelas Torres y Elisa Torres Tacón; Arturo Garrido Oubiña, de Peai; Víctor Méndez Domínguez, Elisa y Dolores Castro González. A la Virgen del Carmen y al Santísimo Sacramento, una devota; Pedro Velón González-Pardo, esposa Luz de Francisco, hijos Juan, Morris y Mercedes Ororbia Robatto, de Velón; Gloria Chan Padín y su nuera Lola.

Domingo día 23: Misa a las 11:00  por la parroquia.

lunes, 10 de agosto de 2015

Glosa Dominical

Domingo XIX del Tiempo Ordinario (B)
Reproducimos el comentario al Evangelio Dominical, realizado por el Papa Benedicto XVI en el Angelus del 12 de Agosto de 2012, que coincidía con el Domingo XIX del Tiempo Ordinario del Ciclo B.

La lectura del capítulo sexto del Evangelio de san Juan, que nos acompaña en estos domingos en la liturgia, nos ha llevado a reflexionar sobre la multiplicación del pan, con el que el Señor sació a una multitud de cinco mil hombres, y sobre la invitación que Jesús dirige a los que había saciado a buscar un alimento que permanece para la vida eterna. Jesús quiere ayudarles a comprender el significado profundo del prodigio que ha realizado: al saciar de modo milagroso su hambre física, los dispone a acoger el anuncio de que él es el pan bajado del cielo (cf. Jn 6, 41), que sacia de modo definitivo. También el pueblo judío, durante el largo camino en el desierto, había experimentado un pan bajado del cielo, el maná, que lo había mantenido en vida hasta la llegada a la tierra prometida. Ahora Jesús habla de sí mismo como el verdadero pan bajado del cielo, capaz de mantener en vida no por un momento o por un tramo de camino, sino para siempre. Él es el alimento que da la vida eterna, porque es el Hijo unigénito de Dios, que está en el seno del Padre y vino para dar al hombre la vida en plenitud, para introducir al hombre en la vida misma de Dios.

En el pensamiento judío estaba claro que el verdadero pan del cielo, que alimentaba a Israel, era la Ley, la Palabra de Dios. El pueblo de Israel reconocía con claridad que la Torah era el don fundamental y duradero de Moisés, y que el elemento basilar que lo distinguía respecto de los demás pueblos consistía en conocer la voluntad de Dios y, por tanto, el camino justo de la vida. Ahora Jesús, al manifestarse como el pan del cielo, testimonia que es la Palabra de Dios en Persona, la Palabra encarnada, a través de la cual el hombre puede hacer de la voluntad de Dios su alimento (cf. Jn 4, 34), que orienta y sostiene la existencia.


Entonces, dudar de la divinidad de Jesús, como hacen los judíos del pasaje evangélico de hoy, significa oponerse a la obra de Dios. Afirman: «Es el hijo de José. Conocemos a su padre y su madre» (cf. Jn 6, 42). No van más allá de sus orígenes terrenos y por esto se niegan a acogerlo como la Palabra de Dios hecha carne. San Agustín, en su Comentario al Evangelio de san Juan, explica así: «Estaban lejos de aquel pan celestial, y eran incapaces de sentir su hambre. Tenían la boca del corazón enferma... En efecto, este pan requiere el hambre del hombre interior» (26, 1). Y debemos preguntarnos si nosotros sentimos realmente esta hambre, el hambre de la Palabra de Dios, el hambre de conocer el verdadero sentido de la vida. Sólo quien es atraído por Dios Padre, quien lo escucha y se deja instruir por él, puede creer en Jesús, encontrarse con él y alimentarse de él y así encontrar la verdadera vida, el camino de la vida, la justicia, la verdad, el amor. San Agustín añade: «El Señor afirmó que él era el pan que baja del cielo, exhortándonos a creer en él. Comer el pan vivo significa creer en él. Y quien cree, come; es saciado de modo invisible, como de modo igualmente invisible renace (a una vida más profunda, más verdadera), renace dentro, en su interior se convierte en hombre nuevo» (ib.).

Invocando a María santísima, pidámosle que nos guíe al encuentro con Jesús para que nuestra amistad con él sea cada vez más intensa; pidámosle que nos introduzca en la plena comunión de amor con su Hijo, el pan vivo bajado del cielo, para ser renovados por él en lo más íntimo de nuestro ser.

domingo, 9 de agosto de 2015

Semana del 10 al 16 de Agosto.


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Vicente Otero Leiro y sus padres. Carmen Santiago Barros y esposo Florentino.
Martes: A las Ánimas a intención del Cepillo de Ánimas.
Miércoles: No habrá Misa.
Jueves: A San Roque a intención de una devota. A Santa Lucía a intención de una devota.
Viernes: Por José Carlos Feijóo Ruel. A Nuestra Señora de la Esperanza, a intención de una devota.
Sábado: Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Primera a las 9:00 por María Otero Seoane y difuntos de la familia. Moisés Muñiz, abuelos y su tía Rosa. Segunda a las 12:00 por Pilar Martínez García, hija y padre. Justa Méndez Torres y esposo José.
Domingo: Primera a las 9:00 por las obligaciones del Celebrante, Santiago Martínez y esposa Eugenia. Segunda a las 12:00 Solemne a San Roque por las intenciones de la Parroquia.

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes día 11: A las 19:00 horas primer Aniversario de Manuel Otero Fernández, O RESPIZO.
Jueves día 13: Por Emilia García Fuentes y Magdalena Chicón Bautista; Aurora Buezas Pérez y Videlina García Buezas; José Antonio Crespo e hijo Albino, da Arnosa; Alfonso Martínez Varela, Jesús Hipólito Rodríguez Vidal, Peregrina Rey Carballa, Constante Moldes Otero, Amalia Moldes Rey y difuntos de la familia, de Piñeiros.
Sábado día 15: Solemnidad de la Asunción de la Virgen. A las 11:00 por las intenciones de la Parroquia.

Domingo día 16: Misa a las 11:00 por María Ester Méndez Afonso y abuelo Juan Albino Fernández Tacón, hijo y madre; Moisés Abal Lima y difuntos de la familia.

domingo, 2 de agosto de 2015

Glosa Dominical



Comentario al Evangelio dominical realizado por el Papa Benedicto XVI en Castelgandolfo el 5 de agosto de 2012, coincidiendo con el domingo XVIII del Tiempo Ordinario del Ciclo B.

En la liturgia de la Palabra de este domingo prosigue la lectura del capítulo sexto del Evangelio de san Juan. Nos encontramos en la sinagoga de Cafarnaúm donde Jesús está pronunciando su conocido discurso después de la multiplicación de los panes. La gente había tratado de hacerlo rey, pero Jesús se había retirado, primero al monte con Dios, con el Padre, y luego a Cafarnaúm. Al no verlo, se había puesto a buscarlo, había subido a las barcas para alcanzar la otra orilla del lago y por fin lo había encontrado. Pero Jesús sabía bien el porqué de tanto entusiasmo al seguirlo y lo dice también con claridad: «Me buscáis no porque habéis visto signos (porque vuestro corazón quedó impresionado), sino porque comisteis pan hasta saciaros» (v. 26). Jesús quiere ayudar a la gente a ir más allá de la satisfacción inmediata de sus necesidades materiales, por más importantes que sean. Quiere abrir a un horizonte de la existencia que no sea simplemente el de las preocupaciones diarias de comer, de vestir, de la carrera. Jesús habla de un alimento que no perece, que es importante buscar y acoger. Afirma: «Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre» (v. 27).

La muchedumbre no comprende, cree que Jesús pide observar preceptos para poder obtener la continuación de aquel milagro, y pregunta: «¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?» (v. 28). La respuesta de Jesús es clara: «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado» (v. 29). El centro de la existencia, lo que da sentido y firme esperanza al camino de la vida, a menudo difícil, es la fe en Jesús, el encuentro con Cristo. También nosotros preguntamos: «¿Qué tenemos que hacer para alcanzar la vida eterna?». Y Jesús dice: «Creed en mí». La fe es lo fundamental. Aquí no se trata de seguir una idea, un proyecto, sino de encontrarse con Jesús como una Persona viva, de dejarse conquistar totalmente por él y por su Evangelio. Jesús invita a no quedarse en el horizonte puramente humano y a abrirse al horizonte de Dios, al horizonte de la fe. Exige sólo una obra: acoger el plan de Dios, es decir, «creer en el que él ha enviado» (cf. v. 29). Moisés había dado a Israel el maná, el pan del cielo, con el que Dios mismo había alimentado a su pueblo. Jesús no da algo, se da a sí mismo: él es el «pan verdadero, bajado del cielo», él la Palabra viva del Padre; en el encuentro con él encontramos al Dios vivo.«¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?» (v. 28) pregunta la muchedumbre, dispuesta a actuar, para que el milagro del pan continúe. Pero Jesús, verdadero pan de vida que sacia nuestra hambre de sentido, de verdad, no se puede «ganar» con el trabajo humano; sólo viene a nosotros como don del amor de Dios, como obra de Dios que es preciso pedir y acoger. 

Queridos amigos, en los días llenos de ocupaciones y de problemas, pero también en los de descanso y distensión, el Señor nos invita a no olvidar que, aunque es necesario preocuparnos por el pan material y recuperar las fuerzas, más fundamental aún es hacer que crezca la relación con él, reforzar nuestra fe en Aquel que es el «pan de vida», que colma nuestro deseo de verdad y de amor. Que la Virgen María, en el día en que recordamos la dedicación de la basílica de Santa María la Mayor en Roma, nos sostenga en nuestro camino de fe.

Semana del 3 al 9 de agosto.




Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Vicente Salgueiro Cacabelos y Carmen González Balsa.

Martes: Por Mucha Fernández Salgueiro; Elvira Padín Arosa, esposo y difuntos de la familia.

Miércoles: No habrá Misa.

Jueves: Por María del Carmen Troncoso González; Andrés Cacabelos Padín, Minia Vidal Domínguez y difuntos de la familia.

Viernes: A las 19:00 primer Aniversario de Luisa Blanco Velázquez.

Sábado: Por Javier Cacabelos Fernández; Carmen Besada, Ángel Castro y difuntos de la familia; Carmen Pérez; José Fariña Serén, esposa Carmen y difuntos de la familia; Divina Álvarez, esposo Indalecio y difuntos de la familia.

Domingo: Primera a las 9:00 por Francisco Agraso Caneda y Obligaciones del Celebrante. Segunda a las 12:00 por las intenciones de la Parroquia.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Por la semana a las 20:00 horas.

Lunes día 3: Por María Esther Lores Blanco; Manuel Otero Fernández y a la Virgen de Lourdes; Elisa Méndez Touriño, da Bruñeira.

Jueves día 6: Por Carmen Agraso Ramos, esposo, hijo y difuntos de la familia.

Sábado día 8: A las 10:30 primer Aniversario de José Manuel Pérez Fernández. A las 20:00 Misa por Vidalina Prieto Carballa y sus padres; Carmen Martínez Hermida, Gloria Pérez Camiña, do Cruceiro; Aurora Salgueiro Torres, de Roxique y esposo; Paulina Preciosa González Pazos, Francisco Fernández y esposa Rosa Torres Cacabelos.

Domingo día 9: Misa a las 11:00 por las intenciones de las Eucaristías.